"Las cuentas con las que el grupo Bankia salió a Bolsa bajo la presidencia de Rodrigo Rato fueron
falseadas y no reflejaban fielmente la situación de la entidad. Las
acciones pasaron en poco tiempo de valer 3,75 euros por acción a menos
de un euro. Cientos de inversores y miles de pequeños accionistas
perdieron casi toda su aportación.
Son los datos más sobresalientes de
los informes de los peritos del Banco de España (ver en PDF I y II) que encargó realizar el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andréu para
analizar las irregularidades y establecer las responsabilidades en el
marco de la denuncia promovida por Unión Progreso y Democracia (UPyD).
Los informes son demoledores y dan a entender que Rato y su equipo
trampearon a propósito las cuentas y no pueden alegar desconocimiento
por “no reflejar la imagen fiel de la entidad” en los folletos de salida
a Bolsa ni en los estados financieros del grupo, ya que “tenían la
información necesaria o estaba a su alcance (el de Bankia) conseguirla
para establecer la correcta valoración de los activos”.
Los peritos ponen de relieve que la salida a bolsa “no fue un modelo
de concurrencia”. El precio se fijó a partir de las ofertas de 29 grupos
económicos, algunos dependientes del Banco Financiero y de Ahorro
(BFA), la matriz creada por Bankia, el Banco de Valencia y las 7 cajas
de ahorros para la operación.
Se detectaron “compras inexplicables” con
cargo a créditos con riesgos refinanciados y con retrasos generalizados
en el pago de sus cuotas. Se detectaron “ventas inmediatas tras la
salida a Bolsa, lo que pone en duda el interés real de algunos
inversores”.
Los expertos del Banco de España destacan como prueba de compromisos
previos el hecho de que Bankia asumió 26 millones de euros de pérdidas
de la Corporación Gestamp en la compra de acciones.
Y para rematar
señalan que el precio por acción suponía un 74% sobre el valor contable y
“volvió inviable a BFA, al romper el grupo fiscal y dañar la
recuperabilidad de sus cuantiosos activos fiscales y al causar una gran
pérdida del valor de su participación en Bankia, en perjuicio de sus
accionistas y acreedores, principalmente los tenedores de obligaciones
subordinadas y participaciones preferentes, así como el propio FROB”.
La contabilidad irreal del BFA-Bankia, escamoteando e incumpliendo
todas las normas del Banco de España, desde la constitución del sistema
integrado de protección el 31 de diciembre de 2010, trascendió a la
gestión de Rato y, según los peritos del Banco de España, “los errores y
omisiones fueron conocidos (y mantenidos) por los nuevos gerstores”,
encabezados por José Ignacio Goirigolzarri.
Aunque reformularon las cuentas del BFA y Bankia a finales de mayo de
2012, tras la intervención por el Banco de España, la contabilidad
tampoco expresaba la imagen fiel de las entidades “debido a la
existencia de ajustes de importancia material no contabilizados”.
Tarjetas negras sin contabilizar
Después de señalar el “pésimo seguimiento del riesgo del crédito” del
grupo financiero y de realizar un repaso de los principales fallos, los
peritos atribuyen a esa gestión tramposa “el deterioro de la inversión
crediticia en perjuicio de accionistas y acreedores”.
La consultora
Deloitte no sale bien parada en los informes elevados al juez en los
que, por cierto, no aparece ni rastro de la contabilidad de los al menos
12 millones de euros que los directivos y consejeros recibieron a
través de las llamadas tarjetas negras de gastos de libre disposición sin justificar ni declarar fiscalmente, y que constituye materia de delito.
Como es sabido, Bankia tuvo que ser rescatada por un
importe de 20.807 millones de euros, más otros 3.100 millones
atribuibles al traspaso de activos tóxicos (inmuebles y terrenos) a la
Sareb o banco malo, con el consiguiente aval del Estado y las pérdidas
de los preferentistas y pequeños accionistas." (Cuarto Poder, 04/12/2014)
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