"Ante el creciente número de escándalos, cada día se hace más difícil
pensar que se trata de prácticas aisladas protagonizadas por individuos
sin escrúpulos. Todo indica que nos encontramos ante un problema
estructural. Una estructura pensada para favorecer prácticas muy
alejadas del interés general.
A continuación nos referiremos a cuatro
casos concretos protagonizados por cuatro personajes muy relevantes en
la sanidad catalana. Cuatro casos que nos ayudan a hacernos una idea de
la magnitud de la tragedia sanitaria catalana.
RAMÓN BAGÓ
La
dificultad para ver dónde acaba lo público y empieza lo privado es una
constante en la sanidad pública catalana. Un hecho que Ramón Bagó,
exalcalde de Calella y alto cargo en la época de Jordi Pujol, encarna a
la perfección. Un reportaje publicado en Cafèambllet
lo describía como “el hombre que se contrataba a sí mismo con dinero
público”.
Por un lado tenemos al Ramón Bagó público, fundador del
Consorci Hospitalari de Catalunya (CHC, ahora CSC), un ente que gestiona
decenas de hospitales financiados con dinero público. La otra cara de
Ramón Bagó es empresarial: paralelamente a su carrera política y gestora
de lo público, Bagó construyó un imperio, el Grupo Serhs, formado
por más de 60 empresas, que tienen en los contratos públicos una de sus
principales fuentes de ingresos.
Un ejemplo de esto es la división
de catering del Grupo Serhs que da de comer en escuelas públicas,
prisiones y hospitales financiados por la Generalitat. El problema llega
cuando decenas de millones de euros de estos contratos obtenidos por
Bagó llegan desde los hospitales públicos gestionados por el CHC...
dirigido por Bagó.
Según el diario El País, Bagó recibió
50 millones en contratos del CHC, 15 de ellos de manera irregular. La
Oficina Antifraude, dependiente del Parlament de Catalunya, abrió una
investigación hace seis meses a raíz de lo publicado por la revista
Cafèambllet, pero aún no sabe nada. Parece que el jefe de esta oficina,
nombrado por Artur Mas, se lo toma con calma.
JOSEP PRAT
La
entrada de David Vidal al Ayuntamiento de Reus (Tarragona) supuso el
principio del fin de uno de los hombres más poderosos de la sanidad
pública catalana. El joven regidor de la formación Candidatura d’Unitat
Popular rompió el pacto de silencio que a lo largo de décadas permitió a
Josep Prat mover los hilos sanitarios sin control.
A través de la
empresa municipal Innova, Prat logró hacerse con el control del 75% del
presupuesto municipal de Reus y con el control casi absoluto del
hospital de Reus, su gestión y la construcción de su nuevo y
espectacular edificio.
Vidal también descubrió que Prat cobraba 27.000 euros mensuales, algo hasta entonces secreto. Pero había más: mientras
dirigía el Institut Català de la Salut (ICS), la empresa pública que
gestiona la mayor parte de los grandes hospitales públicos catalanes,
Prat era vicepresidente de United Surgical Partners, la empresa de
hospitales privados más grande de España. Aunque lo que finalmente ha hecho dimitir a Josep Prat de la presidencia del ICS fue lo que se conoce como ‘CasoManté’.
CARLES MANTÉ
Pocos
meses después de abandonar la dirección de Cat Salut, Carles Manté
fundó CCM Estratègies i Salut. Apenas ocho días después de su fundación,
la empresa recibía de parte de Josep Prat el primero de los contratos
que durante cuatro años reportaron a Manté casi 800.000 euros por
“trabajos de consultoría”. Unos trabajos de los que no hay más rastro
que unos pocos folios firmados por Manté.
Hasta hace pocas
semanas, Manté era el presidente de los hospitales de Blanes y Calella,
cuya irregular actividad quedó registrada en el escandaloso Informe
Crespo.
XAVIER CRESPO
La presión del poder
político consiguió que la Sindicatura de Cuentas frenase el Informe
Crespo. Este informe detallaba las irregularidades cometidas por Xavier
Crespo –entonces alcalde de Lloret y hoy diputado de CiU– como gestor en
empresas de los hospitales de Blanes y Calella. Unas irregularidades
que, según El País, significaron pérdidas cercanas a los tres
millones de euros.
El Informe Crespo, que sólo vio la luz gracias al
trabajo periodístico, es un ejemplo, junto a la inoperancia de la
Oficina Antifraude, del estrepitoso fracaso de los sistemas de
vigilancia y control sobre la gestión de la sanidad pública catalana. Un
fracaso que ha permitido que los cuatro casos descritos hayan sido
posibles. Un fracaso que, con seguridad, deparará muchos más escándalos." (Rebelión, 31/07/2012,Albano Dante,Diagonal)
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