"¿A quién le importa si César era un ladrón? Desde Séneca hasta Nixon, y desde Homero hasta Napoleón, la corrupción se ha paseado a sus anchas por la historia. Y ha sido, generalmente, de la mano del poder. El editor y periodista italiano Carlo Alberto Brioschi (Milán, 1969) cuenta el desarrollo de este fenómeno en su primer libro publicado en castellano: Breve historia de la corrupción, editado bajo el sello de Taurus y prologado por el juez Baltasar Garzón.
"Desgraciadamente, la era que estamos viviendo en Italia con Berlusconi es la más corrupta de la historia", señala el editor milanés con un escueta sonrisa. "Basta mirar las noticias de ayer: la dimisión del ministro Aldo Brancher, quien había sido nombrado en su cargo solo para acogerse a una ley que le brinda cierta inmunidad y le permite aplazar todos los procesos que hay en su contra". (...)
"En las antiguas civilizaciones, Grecia o Mesopotamia, existía una especie de reciprocidad: el mal no residía en el acto de donar con interés, sino en romper la lógica del intercambio. Con la llegada de la época cristiana el soborno empezó a ser visto como un pecado y un acto que debía ser castigado". (...)
La corrupción es un mal que, a juzgar por la historia, es inherente a las sociedades y difícilmente puede tener cura absoluta. Para Brioschi, sin embargo, hay indicios de que se puede dosificar. Uno de los ejemplos que cita es el de Nueva York, una de las ciudades con mayores avances en la guerra contra la corruptela. A finales del siglo XIX y principios del XX, la ciudad estaba sumida en diversos escándalos entre los que resaltaba la malversación de dineros públicos. "La figura del alcalde tenía exceso de facultades y de paso estaba enganchado a redes mafiosas. Con el tiempo se le recortaron paulatinamente estas facultades, surgió una prensa independiente que ha hecho las veces de perro guardián de la clase política a nivel local. Los índices señalan que hubo una reducción del 50% en los niveles de corrupción", indica Brioschi. (...)
"El papel que he querido dar a estos hombres de la cultura es el de observadores. Cito a Ítalo Svevo o a Boccaccio como actores que dejaron plasmados en sus libros, o en el caso de Shakespeare en el teatro, casos de corrupción para que se entendiera el comportamiento de la gente de cada época. Esta es una forma válida de involucrarse y de aportar un granito de arena al asunto", apostilla el escritor italiano." (CARLO ALBERTO BRIOSCHI: "La era Berlusconi es la más corrupta de la historia". El País, ed. Galicia, cultura, 07/07/2010, p. 35)
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