El "sistema gelatinoso" denunciado por los fiscales de Perugia que han destapado el gigantesco escándalo de corrupción en la cúpula de la Protección Civil inquieta e implica cada vez más al Vaticano. El cardenal de Nápoles, Crescenzio Sepe, fiel al papa Juan Pablo II, ha sido imputado por corrupción agravada por su gestión al frente del dicasterio Propaganda Fide, y se ha defendido culpando a sus superiores:
"La administración vaticana aprobó todas las operaciones", ha dicho. En una carta abierta a los napolitanos, Sepe afirma que el acoso judicial se origina "dentro y fuera de la Iglesia". E insiste en que es un mártir: "Trabajé siempre con transparencia y por el bien de la Iglesia, una Iglesia siempre perseguida". (...)
Las sospechas que recaen sobre Sepe (Caserta, 1943) son muy graves. Los fiscales le acusan de haber dado un apartamento gratis al jefe de la Protección Civil, Guido Bertolaso, imputado también por corrupción. Y de haber vendido en 2004 un lujoso palacete romano a precio de amigo (entre tres y cuatro millones de euros, cuando valía al menos nueve) al entonces ministro de Infraestructuras, Pietro Lunardi, también acusado. La hipótesis es que, a cambio, Lunardi financió obras millonarias de Propaganda Fide que no fueron realizadas.
Más allá de los detalles, la investigación judicial ha puesto de manifiesto la pujante vigencia del poder democristiano en Italia. La alianza forjada entre el Gobierno de Silvio Berlusconi y destacados miembros de la Curia romana de la etapa de Wojtyla se articula a través de la política, la información y las contratas públicas.
La teoría de los investigadores es que los fondos de la Protección Civil (que ha movido sin control 13.000 millones de euros desde el año 2000) y de la sociedad pública Arcus (constructora dependiente del Ministerio de Cultura) servían para coordinar y pagar eventos religiosos, y para sufragar contratas, obras y restauraciones de propiedades del Vaticano.
Además, la investigación ha revelado que varios funcionarios de élite trabajaban y trabajan todavía a caballo entre los dos Estados, con contactos a izquierda y derecha, muy bien relacionados con la Curia y con movimientos como Comunión y Liberación, los Legionarios de Cristo o el Opus Dei." (El País, ed. Galicia, sociedad, 23/06/2010, p. 31)
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