"La DEA (Drug Enforcement Agency) la agencia antidrogas que despliega Estados Unidos en el mundo, es uno de tantos modos de intervención en Latinoamérica y el Caribe, con la excusa de una tarea explícita: combatir el narcotráfico mediante métodos menos explícitos. (...)
Los escándalos que la envuelven no cesan. Ahora se reveló que destituyó
silenciosamente a Daniel Palmieri, su principal funcionario en México el
año pasado por sus “contactos inapropiados” con abogados de
narcotraficantes, un final vergonzoso para un breve mandato marcado por
el deterioro de la cooperación entre EEUU y México y un flujo récord de
cocaína, heroína y fentanilo al otro lado de la frontera. (...)
Pero el caso que fulminó la reputación de la DEA fue el de José Irizarry, condenado a 12 años de prisión después de admitir que pasó una década conspirando con cárteles colombianos para lavar dinero, tiempo en el cual viajó por el mundo dándose una vida de lujos y excesos en compañía de las personas a las que supuestamente perseguía.
Irizarry aseguró que no caería solo, y señaló que docenas de agentes federales, fiscales e informantes participan en una especie de colecta permanente para recoger dinero proveniente del lavado en ciudades de tres continentes. De cara al discurso oficial de Washington, Irizarry afirmó que él y sus colegas hacían ésto porque desde hace mucho cobraron conciencia de la futilidad de la guerra de la DEA contra las drogas.
Mientras, en abril pasado, el gobierno mexicano disolvió una selecta unidad antinarcóticos que durante un cuarto de siglo trabajó mano a mano con la DEA en “el combate al crimen organizado”, una medida que fue criticada por el ex jefe de operaciones internacionales de la agencia, Mike Vigil, como un disparo en el pie por parte de las autoridades mexicanas.
Medios de prensa mexicanos, como La Jornada, calificaron entonces de saludable el alejamiento respecto a una institución probadamente corrupta y carente de cualquier autoridad para dictar la manera en que ha de conducirse la lucha contra el crimen organizado en otros países.
La destitución de Palmieri es crítica debido al deterioro de la situación con México, señaló Phil Jordan, ex director del Centro de Inteligencia de la DEA en El Paso. “Si no tenemos un director regional fuerte o un agente a cargo allí, va en contra de las operaciones generales de la agencia porque todo transita por México, ya sea que provenga de Colombia o el fentanilo que ingresa a través de China. No se puede tomar a la ligera”, añadió.
El año pasado, los fiscales federales acusaron a un agente de la DEA y a un ex supervisor de filtrar información confidencial de las fuerzas del orden público a dos abogados defensores anónimos de Miami..Uno de esos abogados, identificado como David Macey, también estuvo implicado en la indagatoria a Palmeri.
Los registros internos muestran que el abogado Macey recibió a Palmeri y a su esposa –nacida en México– durante dos días en su casa en los Cayos de Florida, un viaje sin un propósito laboral útil que violó las reglas que rigen las interacciones con los litigantes que están diseñadas para evitar incluso la apariencia de comportamiento inapropiado.
Palmeri, de 52 años, reconoció ante los investigadores que se quedó en la casa de descanso de Macey, que su esposa trabajaba como traductora para otro destacado abogado, Rubén Oliva, y que hizo un viaje no autorizado a Miami con ella en febrero de 2021, para interrogar a una fuente confidencial. Pero se descubrió que Palmeri estuvo en una casa privada con su esposa en una reunión social donde hubo alcohol.
Palmeri aseveró que las indagatorias por mala conducta son una cacería de brujas provocada por celos personales y profesionales, que se negó a especificar. Palmeri llamó la atención desde el momento en que llegó a México en 2020 ya que algunos agentes se quejaron de su casi obsesión por capturar a Rafael Caro Quintero, el narcotraficante detrás del asesinato de un agente de la DEA en 1985.
Indicaron que Palmeri priorizó eso sobre los esfuerzos menos llamativos de la agencia para detener el flujo de precursores químicos chinos utilizados para hacer fentanilo. Quintero finalmente fue detenido meses después de que la DEA llamó a Palmeri a Washington.
Christopher Landau, quien supervisó a Palmeri cuando era embajador de Estados Unidos en México durante la administración Trump,citó el arresto en EEUU en 2020 de un ex secretario de Defensa, el general Salvador Cienfuegos, que llevó al presidente Andrés Manuel López Obrador a disolver la unidad policial de élite que era la aliada clave de la DEA.
López Obrador también impulsó una ley de seguridad nacional que
mantenía a los agentes de la DEA en su escritorio en lugar de estar en
el campo. De la noche a la mañana, la cooperación policial entre los
países vecinos pasó de tensa e irregular, a inexistente."
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