20.2.18

Quique Pina: mucho fútbol para tapar el fraude La detención del agente y empresario murciano desvela una estructura empresarial internacional que usaba los clubes para evadir los impuestos de la Hacienda española


"Dice el refrán que “el que avisa no es traidor”. El abogado granadino Enrique Zarza se lo había advertido en más de uno de los encuentros que mantuvieron en el hotel Nazaríes, a los pies de La Alhambra: “Quique, al final te van a detener y vas a ir a la cárcel por los 380.000 euros que le debes a mi cliente”. 

Corría el año 2011, Enrique Pina (Murcia, 1969), conocido en el mundo del fútbol como “Quique Pina”, era el presidente del Granada C.F. desde 2009. Pero el exjugador del Barinas, que había traído a España a jugadores como Riquelme o Saviola, ya había hecho su primera gran operación: vender el Club de Futbol Ciudad de Murcia al también empresario granadino Carlos Marsá. 

El conseguidor e intermediario de aquel negocio millonario fue Antonio Jiménez Zorrilla, el cliente de Zarza, que tuvo que exigir en los tribunales los 380.000 euros de su comisión. El caso llegó hasta el Tribunal Supremo, que le dio la razón a Zarza. Pero Pina se declaró insolvente y puso sus empresas y cuentas a nombre de sus padres, hermana y socios, que hacían las veces de testaferros. “Él no aparece como administrador en ninguna parte”, aseguran fuentes vinculadas al caso.


Así empezó una (poco) deportiva carrera de fraudes y pufos ocultos bajo la popular aureola del fútbol y que terminó —como le advirtió Zarza— con su detención este jueves en su mansión de Molina de Segura (Murcia). Los agentes de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) de la Policía Nacional presumen, a falta de analizar la documentación incautada en los registros, posibles delitos de fraude fiscal, blanqueo de capitales y falsedad documental.
Pina, insolvente para la Hacienda pública, vivía en grandes casas, se movía en coches de alta gama, lucía relojes caros y se compraba barcos. De nada le sirvió acabar pagando en 2014 los 380.000 euros que debía, que Zarza retirase la denuncia y que el juez archivase la causa. Para entonces, el juzgado ya había encargado un informe a la UDEF, que durante dos años le ha seguido los pasos de cerca.

Un camino sinuoso de empresas y sociedades interpuestas cuyo único fin era evadir grandes cantidades de impuestos, que podrían sumar hasta 200 millones. Y cuyo destino final es un fondo de inversión en Luxemburgo, Fifteen Securisitation S.A., que pertenece a la familia italiana de Gino Pozzo, propietario del Granada C.F. en España, pero también del Watford en Inglaterra y del Udinese en Italia. En cada uno de esos países Pozzo tiene su agente, y en el caso de España era Pina.




F.J.P.
El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata decretó ayer prisión sin fianza para Quique Pina, ante la posibilidad de que destruya pruebas. El consejero delegado del Cádiz CF, exjugador, empresario y agente de futbolistas, está acusado de presunto blanqueo de capitales derivado de traspasos de jugadores.

Pina fue detenido el pasado miércoles en Murcia en el marco de la operación Líbero de la UDEF, contra el blanqueo de capitales. Tras tomarle declaración durante unas tres horas, De la Mata ha decretado para él prisión incondicional y sin fianza. El juez, que ha levantado el secreto de la causa, cree que Pina ha podido incurrir en los delitos de blanqueo de capitales, insolvencia punible y otro contra la Hacienda Pública.

 El magistrado ha fundamentado su decisión de enviarle a prisión preventiva en el riesgo de que Pina pueda destruir pruebas relacionadas con su presunta actividad delictiva, en el caso de quedar en libertad.
Su labor consistía fundamentalmente en mantener en sus empresas y sociedades la titularidad del 90% de los derechos de los jugadores traspasados por los clubes de fútbol que dirigían, fuese el Granada o el Cádiz. De este modo, en cuanto se producía la venta del jugador, cargaban una factura al club por el 90% de su valor. 
El club pagaba y ese dinero tomaba rumbo a Luxemburgo, sus arcas se quedaban con un escueto 10% de la venta del jugador y cotizaban por esa misma cantidad. Si, por ejemplo, se vendía un jugador por 6,5 millones, el club ganaba 650.000 y pagaba a Hacienda por esa misma cantidad, el resto se amasaba en el fondo de inversión de la familia Pozzo, junto con lo obtenido de la venta de jugadores de otros de sus equipos, como si se tratase de una caja única.
“Esto es como si dos socios tienen un bar y uno de ellos se mete en el bolsillo cada noche el 90% de los beneficios de la caja y deja el resto para que sobreviva el negocio y para que solo cotice por el 10% de las ganancias”, resume Zarza. La clave de este montaje fraudulento es que el bolsillo y la caja son de los mismos propietarios. “Ellos se venden y compran a sí mismos y el beneficio son todos los impuestos que eluden en esas transacciones económicas, que acaban arruinando a los clubes”, explica Zarza.



El abogado, ya conocido en todo Cádiz y que lleva años predicando en el desierto —incluida la Liga Profesional y el Consejo Superior de Deportes— sin que nadie le haga caso, ha sido contratado por la empresa Sinergy, que también ha sufrido las estafas de Quique Pina. “Eran los accionistas mayoritarios del Cádiz C.F. desde 2011, cuando presentaron una oferta más competitiva que la del empresario murciano”, cuenta el abogado. 
“Entonces le quitaron la gestión deportiva del equipo a Pina, que en aquel momento era además presidente del Granada, pese a que ambas escuadras competían en la misma liga”, recuerda Zarza. Pero “el empresario murciano se asoció con Manuel Vizcaíno, actual presidente del Cádiz, y constituyeron la sociedad “Locos por el balón”. 
Hicieron una subasta de las acciones del Cádiz y se quedaron con el equipo por 50.000 euros”, asegura Zarza, “Sinergy había pagado un millón por el equipo”. La subasta en cuestión fue declarada ilegal por un juzgado de primera instancia y por la Audiencia Provincial de Cádiz en julio de 2017.
Pero la justicia siempre va muy por detrás de los presuntos delincuentes. Y casi al mismo tiempo que Pina era trasladado a la Audiencia Nacional, su socio Vizcaíno daba una rueda de prensa y anunciaba el regreso de un mito del Cádiz y del fútbol: Mágico González. Y, de nuevo, esa aureola (mágica) camuflaba millonarios tejemanejes empresariales."         (Patricia Ortega, El País, 02/02/18)

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