"El tribunal que juzgará la caja B del Partido Popular, posiblemente
el caso más sensible para el partido que gobierna el país, ha sido
modificado con un golpe de mano tan enrevesado como efectivo.
Finalmente, no lo conformarán los mismos jueces que han juzgado la primera época del caso Gürtel, vinculada con este otro proceso, y que acordaron llamar a Mariano Rajoy a declarar como testigo.
Una
decisión histórica que espantó a Moncloa y que, por antecedentes,
podría haber llevado al presidente del Gobierno a volver a sentarse en
este juicio. Algo por lo que Rajoy no quería volver a pasar y que
conseguirá impedir casi seguro con este cambalache.
La conclusión, como en todas las historias, es la que cuenta: el PP conseguirá tener un tribunal favorable.
Sin embargo, no sólo de finales vive el hombre y el desarrollo de cómo
hemos llegado hasta aquí merece también un par de minutos para entender
hasta qué punto la independencia judicial es una quimera en entredicho.
1 Aparece Concha
En el año 2014, Concepción Espejel -a la que “los amigos llamamos Concha”, según
María Dolores de Cospedal- llega a la Audiencia Nacional, procedente de
Guadalajara. Gracias a una votación en la que arrasa en el CGPJ, se convierte en presidenta de la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional, la sección que lleva los principales casos de corrupción del Partido Popular.
2 Recusada y ascendida
Como presidenta, Espejel tenía potestad para presidir los juicios que quisiera de esta sección. Y lo intentó, vaya si lo intentó. Sin embargo, su fuerte vinculación con el Partido Popular y el hehco de que fueron senadores de este partido, como Cospedal o Bárcenas, los que la votaron para ser vocal del CGPJ, provocó que fuera recusada y apartada hasta en siete ocasiones. Ante la imposibilidad de juzgar los casos, Espejel encontró una vía de escape y fue ascendida a presidenta de la Sala de lo Penal.
3 Llega una desconocida
El hueco que dejaba Espejel fue ocupado por una juez desconocida, procedente de la Audiencia Provincial de Ávila, María José Rodríguez Dupla. Esta magistrada, con menos antecedentes que Espejel, también ha reclamado ahora su potestad para presidir un tribunal y se ha colocado al frente del que juzgará los papeles de Bárcenas, también llamado Caja B del PP, sustituyendo al presidente ya designado, Ángel Hurtado.
4 La 'traición' de Diego
Paremos un momento, porque es importante entender que los tres jueces que se han encargado del juicio de la primera época de Gürtel también estaba designado para los papeles de Bárcenas. Esta sala la formaban el recién citado Ángel Hurtado, presidente conservador, Julio de Diego, también conservador, y el progresista José Ricardo de Prada.
Este reparto aseguraba mayoría conservadora, hasta que el juez De Diego sorprendió a propios y extraños y se alió con el progresista y contra Hurtado y empezó a aceptar que Rajoy declarase, que se citase a Acebes, Rato, Mayor Oreja, Arenas…
5 Ajuste de cuentas
Hurtado ahora queda fuera de la sala y le sustituye la presidenta Rodríguez Dupla. Pero en los pasillos de la Audiencia Nacional -que suelen acertar- ya se sospecha que acabará colocado en el Tribunal Supremo como premio a los servicios prestados y sus esfuerzos, infructuosos, para proteger a Rajoy.
Hay que recordar que en el Supremo hay una plaza libre: la que dejó José Manuel Maza cuando fue nombrado Fiscal General del Estado por el Gobierno.
Y De Diego, que se cambió de bando, es sustituido por otro magistrado del que no cabe duda su filiación: Juan Pablo González.
6 Juzgando a sus 'padrinos'
Juan Pablo González fue nombrado vocal del CGPJ por elección del Partido Popular entre los años 2001 y 2008 y ahora se encargará de juzgar la financiación de sus padrinos políticos. Para colocarle ahí, ha hecho falta otra maniobra compleja que intentaremos explicar y que tiene unos antecedentes.
7 La sorpresa de Bermúdez
En el año 2013, el magistrado Javier Gómez Bermúdez -el del 11M- intenta quedarse con la instrucción de los papeles de Bárcenas.
La Fiscalía, que depende del Gobierno, insiste en que se lo quede Pablo
Ruz, con menos experiencia y con demasiado trabajo. La preocupación en
el PP porque Bermúdez se quede el caso es tal que hasta Mariano Rajoy llama directamente a la Audiencia Nacional para presionar.
8 Cambalache parisino
Finalmente, el caso se lo queda Ruz, para alivio del PP -aunque luego el juez fuese desterrado a Móstoles- y Gómez Bermúdez es premiado en 2015 por el Consejo de Ministros con el cotizado puesto de enlace en París -poco trabajo, buen sueldo- donde sustituye al propio Juan Pablo González, quien a su vez vuelve a Madrid y le sustituye en el Juzgado de Instrucción Número 3.
9 Nuevo cambio de cromos
Ese cambio de cromos no sería el primero, porque González se queda en ese juzgado unos meses, hasta que la juez Carmen Lamela -quien envió a los exconsellers de la Generalitat a la cárcel- gana la plaza por concurso. Y González vuelve a protagonizar un viceversa judicial y ocupa el puesto de Lamela en la Sala de lo Penal, en vez volver a su destino en la Audiencia Provincial de Madrid; asiento de mayor rango que ahora le ha permitido juzgar al PP.
10El cabo suelto
Si han seguido el hilo hasta aquí, se habrán dado cuenta de que queda un cabo suelto: el juez progresista Ricardo de Prada.
Ahí entra la aprobación de la nueva composición de los tribunales,
aprobada por Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional.
Y esa
organización no sólo pasa por nombrar a Rodríguez Dupla presidenta y
sentar a González en el tribunal. También le arrebata a De Prada la
redacción de la sentencia y se la da a González. Y De Prada queda arrinconado por dos jueces de confianza y sin capacidad de escribir la sentencia.
11 Tribunales petrificados
A De Prada sólo le queda un último coletazo que dar, junto a De Diego, que es presentar un escrito pidiendo que se acepten las nuevas organizaciones, al menos para los casos “especialmente sensibles” como Gürtel.
Algo que la Sala de Gobierno rechaza con los argumentos de que no hay causas sensibles a ojos de la ley y que hay que cambiar la organización porque si no "los tribunales se petrificarían".
12 Compañera de promoción
Por último, ¿quién forma la Sala de Gobierno? Pues
ocho jueces (cuatro natos, tres elegidos y la secretaria de Gobierno)
entre los que destacan tres personas.
Uno, José Ramón Navarro,
presidente de la Audiencia Nacional que se empeñó en recibir con honores a Rajoy en su cita con la Justicia.
Dos, Concepción Espejel -Concha para los amigos-, aceptando la maniobra
contra los casos de los que ya fue apartada. Y tres, la secretaria,
María Asunción Mosquera, nombrada a propuesta del Gobierno que preside su compañero de promoción en la Facultad de Derecho: Mariano Rajoy. " (Marcos Paradinas, El Plural, 29/11/17)
"La independencia judicial está en entredicho. Así lo consideran desde la oposición, que ha acusado al Gobierno del PP de meter mano en los tribunales en numerosas ocasiones.
La última ha sido este mismo miércoles, tras conocerse que los
jueces que decidieron citar como testigo a Mariano Rajoy en el caso
Gürtel no juzgarán ahora la pieza separada de la caja B del partido.
"Los políticos desconocemos ese cambio, poco podemos decir", se defendió el vicesecretario de Comunicación de la formación, Pablo Casado.
Lo mismo argumentó el propio ministro de Justicia, Rafael Catalá: "¿Cómo iba a estar detrás? ¿Cómo es posible que el Gobierno le diga a la Sala de la Audiencia Nacional, compuesta por un alto número de jueces, lo que tienen que hacer?", se preguntó irónicamente.
Lo mismo argumentó el propio ministro de Justicia, Rafael Catalá: "¿Cómo iba a estar detrás? ¿Cómo es posible que el Gobierno le diga a la Sala de la Audiencia Nacional, compuesta por un alto número de jueces, lo que tienen que hacer?", se preguntó irónicamente.
Sin embargo, desde la oposición critican que esta nueva decisión supone un "duro golpe contra la imagen de imparcialidad y credibilidad que merece la Justicia" -en palabras de IU- y "no ayuda a dar credibilidad a la Administración de Justicia" -en palabras del PSOE-. Desde Podemos consideran que es una muestra de que en la Audiencia Nacional hay "jueces vinculados al PP" y que desde el Ejecutivo se intenta "controlar" los casos judiciales que afectan a su partido.
Y es que no es la primera vez que movimientos de este tipo hacen sospechar de las oscuras relaciones del PP con la Justicia. Desde las épocas en la que el exministro de Aznar Federico Trillo asesoraba judicialmente (y en la sombra) al partido, precisamente en el caso Gürtel (aunque también en el del Yak - 42), las sospechas de "injerencias" no han dejado de crecer.
Por un lado, están los nombramientos del Tribunal Constitucional,
por ejemplo, en los que las acusaciones de "pasteleo" también apuntan
hacia los socialistas.
Por otro, sus cambios legislativos en la época del "Gobierno Mariano Rajoy 1" -como lo califica el portavoz, Íñigo Méndez de Vigo-, es decir, en la mayoría absoluta. Entre ellos, la propia reforma de la ley del TC que, con la mirada puesta en el soberanismo en Catalunya, dotaba al Alto Tribunal de poderes para inhabilitar ipso facto a cualquier cargo público que desobedeciera sus órdenes.
Por otro, sus cambios legislativos en la época del "Gobierno Mariano Rajoy 1" -como lo califica el portavoz, Íñigo Méndez de Vigo-, es decir, en la mayoría absoluta. Entre ellos, la propia reforma de la ley del TC que, con la mirada puesta en el soberanismo en Catalunya, dotaba al Alto Tribunal de poderes para inhabilitar ipso facto a cualquier cargo público que desobedeciera sus órdenes.
También están su reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que pretendía limitar la libertad de información para evitar la llamada "pena de telediario" o limitar a sólo seis meses la instrucción de los casos de corrupción sin que se dote a los tribunales de presupuesto y refuerzo de personal suficiente para poder llevar a cabo dicha labor.
Una reforma que puso a las asociaciones de jueces y fiscales -incluidas las conservadoras- en pie de guerra contra lo que, denunciaban, crearía un "manto de impunidad" en todo el país.
Asimismo, fue especialmente criticada la petición de "juicio nulo" por parte del partido en el caso Gürtel, así como su propuesta -aún en el aire- de intentar
eliminar la figura de la acusación popular cuando ésta sea ejercida por
partidos políticos o asociaciones afines a los mismos.
El último escándalo saltó con la operación Lezo, tras conocerse que el expresidente de la Comunidad de Madrid recientemente excarcelado tras pagar una fianza de 400.000 euros, Ignacio González, recurrió a policías, políticos, jueces y fiscales para intentar salir impune de la trama del Canal de Isabel II.
Con el tiempo, se supo que el propio número dos de Interior, José Antonio Nieto, le dio el chivatazo de que le estaban investigando y se conocieron los presuntos movimientos de la Fiscalía para intentar beneficiarle.
Todo ello llevó al Congreso a reprobar no sólo al fiscal anticorrupción, Manuel Moix -que terminó dimitiendo por otro motivo (su participación en una empresa offshore )-, sino también al fiscal general del Estado, el fallecido José Manuel Maza; y hasta al mismo ministro de Justicia, Rafael Catalá.
Ahora la polémica ha saltado por la decisión de la presidenta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional de apartar al conservador Julio de Diego y al progresista José Ricardo de Prada -dos de los tres que conformaban el tribunal que citó a Rajoy- de la segunda pieza del caso Gürtel: los papeles de Bárcenas. Ella es Concepción Espejel, afín al PP y amiga personal de María Dolores de Cospedal, quien habría maniobrado para que la magistrada llegara a su cargo actual." (Público, 29/11/17)
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