"El
golpe policial asestado ayer contra los Pujol parte de una premisa: la
familia del expresidente catalán ha operado durante décadas como una
“trama delictiva”. Los Pujol, según la tesis de los investigadores,
han acumulado fondos de origen ilícito en cuentas en el extranjero
—sobre todo, en Andorra— que han sido repartidos entre algunos de los siete hermanos.
El director de orquesta de esa “caja única” fue Jordi Pujol Ferrusola.
Los agentes registraron el domicilio del primogénito y de sus hermanos
Pere y Josep, que fueron imputados por blanqueo de capitales.
El
mazazo policial más contundente a los Pujol comenzó a las ocho de la
mañana y tuvo como escenario principal la casa del expresidente Jordi Pujol y su esposa, Marta Ferrusola. Los agentes no tenían previsto registrarla. Pero lo hicieron tras comprobar que Jordi Pujol Ferrusola, Júnior,
estaba pasando allí unos días: acaba de ser operado de una lesión en el
hombro provocada por un accidente de esquí y se recupera en el hogar
que le vio crecer. (...)
La operación se enmarca en la causa abierta contra Jordi Pujol Ferrusola
por blanqueo de capitales y fraude fiscal. El caso vio la luz con la
denuncia de su exnovia Victoria Álvarez. La mujer explicó que Júnior traía a España “bolsas con billetes de 500 euros” desde Andorra.
Las indagaciones posteriores revelaron que el primogénito había
recibido hasta ocho millones de euros entre 2004 y 2008 por supuestos
trabajos de asesoramiento.
Los investigadores consideran que esas
asesorías no existieron y que se trata, en realidad, de comisiones
ilegales a cambio de la adjudicación de obra pública. Para probar esos
pagos, la policía también practicó registros en casas de los empresarios
Carles Sumarroca, Carles Vilarrubí, Jaume Ferrer y Luis Delso. (...)
Uno de los documentos de la comisión rogatoria es un manuscrito que
Jordi Pujol Soley envió a Andbank en 2001, cuando aún era presidente de
la Generalitat. En ese escrito hizo constar que, aunque la cuenta estaba
formalmente a nombre de su hijo mayor, el dinero era en realidad suyo.
Fuentes de la defensa afirman que se trató solo de una estratagema para
que la exmujer de Júnior, Mercè Gironés —cuya casa también fue
registrada— no estuviera al corriente de la existencia de esas cuentas.
Sea como sea, la operación lanzada este martes por la UDEF entronca
con la causa abierta por un juzgado de Barcelona sobre el origen de la
fortuna familiar. El
25 de julio de 2014, el exmandatario confesó que su familia mantuvo una
cuenta oculta a Hacienda en el extranjero durante 34 años.
Unos
días antes, tanto Marta Ferrusola como cuatro de sus hijos (Marta,
Mireia, Pere y Oleguer) habían regularizado las cuentas. Pero eso no
impidió que la juez les imputara por fraude fiscal.
Pujol
explicó que el dinero —cuatro millones de euros— procede de un “legado”
que su padre, Florenci Pujol, dejó a su nuera y a sus siete hijos al
morir, en 1980. El primogénito admitió que gestionó e hizo crecer
ese patrimonio para sus hermanos hasta el año 2000. La familia, sin
embargo, no ha aportado documentos que avalen la tesis de la herencia.
La juez cree que el dinero puede proceder de la “corrupción política”,
pero no ha podido avanzar en la causa, entre otras cosas, porque en el
caso de Barcelona Andorra no ha colaborado.
Para desatascar el caso y
arrojar luz sobre el origen y alcance de la fortuna familiar, la
fiscalía ha pedido a la juez que se inhiba a favor de la Audiencia
Nacional, lo que previsiblemente ocurrirá en los próximos días. Los
fiscales creen que Júnior “dirigió y gestionó durante décadas” los
“negocios” de la familia. (...)" (
Jesús García /
José Antonio Hernández
, El País, Barcelona
/
Madrid
28 OCT 2015)
"Los Pujol, el caso que empezó hace treinta años.
El ‘espectáculo' –utilizando el término empleado por
la vicepresidenta del Govern, Neus Munté– que estamos viviendo los
últimos días, con los registros en las sedes de Convergencia
Democrática, domicilios de la familia Pujol y empresas vinculadas a
financiadores del partido, nos lo podríamos haber ahorrado, seguramente,
si la justicia hubiera actuado de forma diferente hace 30 años cuando
se inhibió en la querella por el caso Banca Catalana.
En octubre de 1984, el magistrado Ignacio de Lecea tomó declaración al
entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en su domicilio
oficial, en la casa dels Canonges, por su papel en
la quiebra de aquella entidad bancaria. Medio año antes, Pujol, tras
ser reelegido presidente, había salido al balcón de la plaza de Sant Jaume y
había lanzado una frase para el recuerdo.
"Dejadme que os diga una
cosa, que es la última vez que la digo pero quiero que quede clara: ¡el
Gobierno de Madrid, el Gobierno central concretamente, ha hecho una
jugada indigna. Y a partir de ahora, cuando se hable de ética, de moral y
de juego limpio, podremos hablar nosotros, pero no ellos!", gritó.
Dos años más tarde, el Pleno de la Audiencia Nacional se
pronunció contra su procesamiento. 33 jueces sobre 41 consideraron que
no había motivos para ello. Ni estos jueces, ni los 8 que creían que se
le debía procesar, ni los periodistas que informaban del caso, ni ningún
político catalán sospechaba que Jordi Pujol -el mismo Jordi Pujol que
otorgaba la exclusividad a la hora de dar lecciones de ética- tenía una
fortuna no declarada escondida en el extranjero.
Algunos medios de comunicación sí iban denunciando los negocios que los
hijos del presidente hacían con la administración que él presidía y con
otras gobernadas por su partido. Pocos. Parecía que publicar o hacerse
eco de estas denuncias era hacer el juego a los anti-catalanistas.
Algún
periodista que pedía explicaciones sobre los contratos de la
Generalidad o de ayuntamientos convergentes con miembros de la estirpe
Pujol había escuchado la respuesta indignada de algún funcionario o
dirigente de CDC: "¿Es que los hijos de Pujol tienen que marcharse de
Cataluña para poder trabajar?". La propia Marta Ferrusola lo comentó en
más de una ocasión.
Por los pasillos de la política
catalana circulaba el rumor de que Jordi Pujol nombró a un secretario de
la Presidencia y le encargó que evitara que sus hijos hicieran negocios
turbios con la Generalitat. La historia terminaba con la renuncia del
secretario a poner trabas al afán negociador de los jóvenes Pujol, sobre
todo del primogénito.
La justicia no pudo detener la
carrera política de Jordi Pujol a pesar de su responsabilidad en la
crisis y el oscuro final de Banca Catalana. Él mismo no supo o quiso
detener el incremento patrimonial de sus hijos gracias a la relación
privilegiada que tenían con la administración pública catalana.
Y la
bola fue creciendo. Un buen día de verano de 2014, el ya ex-presidente
se descolgó por sorpresa confesando su fortuna oculta en el extranjero.
Lo hizo cuando la justicia acorralaba a su familia, tras destaparse que
habían regularizado millones de euros que tenían en cuentas andorranas.
¿Cómo se había acumulado esa fortuna? ¿De dónde habían salido tanto
dinero? El ex-presidente explicó, sin documentarlo, que era un legado de
su padre que nunca había encontrado el momento de regularizar. Después
de hacer exhibicionismo de ética en mayo de 1984 era muy difícil
encontrar ese momento, claro.
Nunca es buen momento
para según qué cosas. Para registrar domicilios de la familia Pujol,
tampoco. Muchos, como la vicepresidenta del Gobierno catalán, ven al
Gobierno del PP detrás de las espectaculares acciones judiciales de
estos días. Artur Mas se debe aguantar las ganas de salir al balcón de
la plaza de Sant Jaume y acusar a Mariano Rajoy de estar detrás de una
nueva jugada indigna. La historia se repite.
"¡Somos una nación, somos un pueblo, y con un pueblo no se juega!", dijo también Pujol aquella tarde de 1984.
Si Jordi Pujol hubiera sido apartado de la política por su actuación en
el caso Banca Catalana, si hubiera renunciado hace treinta años tras
reconocer que había escondido el dinero en el extranjero, si sus hijos
no hubieran tenido carta blanca para hacer negocios amparados en el
apellido y el partido, ¿habríamos llegado a 2015 con un proceso
independentista en marcha y una presidenta del Parlamento lanzando vivas
a la República Catalana?
Quizás sí. Pero seguro que a la cabeza de este
movimiento no estaría un presidente, el actual, que se reunía
clandestinamente días atrás con Jordi Pujol en casa de un empresario que
fue incluido, también, en la querella de Banca Catalana, Joan Martí
Mercadal.
Treinta años después aún no se ha hecho borrón y cuenta nueva." (Siscu Baiges
, eldiario.es, 28/10/2015)
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