10.11.15

El 'clan Pujol' es... una 'trama faliliar delictiva', obviamente... o sea, una mafia

"El golpe policial asestado ayer contra los Pujol parte de una premisa: la familia del expresidente catalán ha operado durante décadas como una “trama delictiva”. Los Pujol, según la tesis de los investigadores, han acumulado fondos de origen ilícito en cuentas en el extranjero —sobre todo, en Andorra— que han sido repartidos entre algunos de los siete hermanos. 

 El director de orquesta de esa “caja única” fue Jordi Pujol Ferrusola. Los agentes registraron el domicilio del primogénito y de sus hermanos Pere y Josep, que fueron imputados por blanqueo de capitales.

El mazazo policial más contundente a los Pujol comenzó a las ocho de la mañana y tuvo como escenario principal la casa del expresidente Jordi Pujol y su esposa, Marta Ferrusola. Los agentes no tenían previsto registrarla. Pero lo hicieron tras comprobar que Jordi Pujol Ferrusola, Júnior, estaba pasando allí unos días: acaba de ser operado de una lesión en el hombro provocada por un accidente de esquí y se recupera en el hogar que le vio crecer. (...)

 La operación se enmarca en la causa abierta contra Jordi Pujol Ferrusola por blanqueo de capitales y fraude fiscal. El caso vio la luz con la denuncia de su exnovia Victoria Álvarez. La mujer explicó que Júnior traía a España “bolsas con billetes de 500 euros” desde Andorra. Las indagaciones posteriores revelaron que el primogénito había recibido hasta ocho millones de euros entre 2004 y 2008 por supuestos trabajos de asesoramiento. 

Los investigadores consideran que esas asesorías no existieron y que se trata, en realidad, de comisiones ilegales a cambio de la adjudicación de obra pública. Para probar esos pagos, la policía también practicó registros en casas de los empresarios Carles Sumarroca, Carles Vilarrubí, Jaume Ferrer y Luis Delso. (...)

Uno de los documentos de la comisión rogatoria es un manuscrito que Jordi Pujol Soley envió a Andbank en 2001, cuando aún era presidente de la Generalitat. En ese escrito hizo constar que, aunque la cuenta estaba formalmente a nombre de su hijo mayor, el dinero era en realidad suyo. 

Fuentes de la defensa afirman que se trató solo de una estratagema para que la exmujer de Júnior, Mercè Gironés —cuya casa también fue registrada— no estuviera al corriente de la existencia de esas cuentas.

Sea como sea, la operación lanzada este martes por la UDEF entronca con la causa abierta por un juzgado de Barcelona sobre el origen de la fortuna familiar. El 25 de julio de 2014, el exmandatario confesó que su familia mantuvo una cuenta oculta a Hacienda en el extranjero durante 34 años. 

Unos días antes, tanto Marta Ferrusola como cuatro de sus hijos (Marta, Mireia, Pere y Oleguer) habían regularizado las cuentas. Pero eso no impidió que la juez les imputara por fraude fiscal.

Pujol explicó que el dinero —cuatro millones de euros— procede de un “legado” que su padre, Florenci Pujol, dejó a su nuera y a sus siete hijos al morir, en 1980. El primogénito admitió que gestionó e hizo crecer ese patrimonio para sus hermanos hasta el año 2000. La familia, sin embargo, no ha aportado documentos que avalen la tesis de la herencia. La juez cree que el dinero puede proceder de la “corrupción política”, pero no ha podido avanzar en la causa, entre otras cosas, porque en el caso de Barcelona Andorra no ha colaborado. 

Para desatascar el caso y arrojar luz sobre el origen y alcance de la fortuna familiar, la fiscalía ha pedido a la juez que se inhiba a favor de la Audiencia Nacional, lo que previsiblemente ocurrirá en los próximos días. Los fiscales creen que Júnior “dirigió y gestionó durante décadas” los “negocios” de la familia. (...)"              ( /   , El País, Barcelona / Madrid 28 OCT 2015)


"Los Pujol, el caso que empezó hace treinta años.

El ‘espectáculo' –utilizando el término empleado por la vicepresidenta del Govern, Neus Munté– que estamos viviendo los últimos días, con los registros en las sedes de Convergencia Democrática, domicilios de la familia Pujol y empresas vinculadas a financiadores del partido, nos lo podríamos haber ahorrado, seguramente, si la justicia hubiera actuado de forma diferente hace 30 años cuando se inhibió en la querella por el caso Banca Catalana.

En octubre de 1984, el magistrado Ignacio de Lecea tomó declaración al entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en su domicilio oficial, en la casa dels Canonges, por su papel en la quiebra de aquella entidad bancaria. Medio año antes, Pujol, tras ser reelegido presidente, había salido al balcón de la plaza de Sant Jaume y había lanzado una frase para el recuerdo. 

"Dejadme que os diga una cosa, que es la última vez que la digo pero quiero que quede clara: ¡el Gobierno de Madrid, el Gobierno central concretamente, ha hecho una jugada indigna. Y a partir de ahora, cuando se hable de ética, de moral y de juego limpio, podremos hablar nosotros, pero no ellos!", gritó.

Dos años más tarde, el Pleno de la Audiencia Nacional se pronunció contra su procesamiento. 33 jueces sobre 41 consideraron que no había motivos para ello. Ni estos jueces, ni los 8 que creían que se le debía procesar, ni los periodistas que informaban del caso, ni ningún político catalán sospechaba que Jordi Pujol -el mismo Jordi Pujol que otorgaba la exclusividad a la hora de dar lecciones de ética- tenía una fortuna no declarada escondida en el extranjero.

Algunos medios de comunicación sí iban denunciando los negocios que los hijos del presidente hacían con la administración que él presidía y con otras gobernadas por su partido. Pocos. Parecía que publicar o hacerse eco de estas denuncias era hacer el juego a los anti-catalanistas. 

Algún periodista que pedía explicaciones sobre los contratos de la Generalidad o de ayuntamientos convergentes con miembros de la estirpe Pujol había escuchado la respuesta indignada de algún funcionario o dirigente de CDC: "¿Es que los hijos de Pujol tienen que marcharse de Cataluña para poder trabajar?". La propia Marta Ferrusola lo comentó en más de una ocasión.

Por los pasillos de la política catalana circulaba el rumor de que Jordi Pujol nombró a un secretario de la Presidencia y le encargó que evitara que sus hijos hicieran negocios turbios con la Generalitat. La historia terminaba con la renuncia del secretario a poner trabas al afán negociador de los jóvenes Pujol, sobre todo del primogénito.

La justicia no pudo detener la carrera política de Jordi Pujol a pesar de su responsabilidad en la crisis y el oscuro final de Banca Catalana. Él mismo no supo o quiso detener el incremento patrimonial de sus hijos gracias a la relación privilegiada que tenían con la administración pública catalana. 

Y la bola fue creciendo. Un buen día de verano de 2014, el ya ex-presidente se descolgó por sorpresa confesando su fortuna oculta en el extranjero. Lo hizo cuando la justicia acorralaba a su familia, tras destaparse que habían regularizado millones de euros que tenían en cuentas andorranas. 

¿Cómo se había acumulado esa fortuna? ¿De dónde habían salido tanto dinero? El ex-presidente explicó, sin documentarlo, que era un legado de su padre que nunca había encontrado el momento de regularizar. Después de hacer exhibicionismo de ética en mayo de 1984 era muy difícil encontrar ese momento, claro.

Nunca es buen momento para según qué cosas. Para registrar domicilios de la familia Pujol, tampoco. Muchos, como la vicepresidenta del Gobierno catalán, ven al Gobierno del PP detrás de las espectaculares acciones judiciales de estos días. Artur Mas se debe aguantar las ganas de salir al balcón de la plaza de Sant Jaume y acusar a Mariano Rajoy de estar detrás de una nueva jugada indigna. La historia se repite.

"¡Somos una nación, somos un pueblo, y con un pueblo no se juega!", dijo también Pujol aquella tarde de 1984.

Si Jordi Pujol hubiera sido apartado de la política por su actuación en el caso Banca Catalana, si hubiera renunciado hace treinta años tras reconocer que había escondido el dinero en el extranjero, si sus hijos no hubieran tenido carta blanca para hacer negocios amparados en el apellido y el partido, ¿habríamos llegado a 2015 con un proceso independentista en marcha y una presidenta del Parlamento lanzando vivas a la República Catalana? 

Quizás sí. Pero seguro que a la cabeza de este movimiento no estaría un presidente, el actual, que se reunía clandestinamente días atrás con Jordi Pujol en casa de un empresario que fue incluido, también, en la querella de Banca Catalana, Joan Martí Mercadal.

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