"Uno de los clanes que está en el punto de mira es el que encabeza el
que fuera presidente de la Generalidad de Cataluña durante 23 años y
fundador de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Jordi Pujol Soley.
Su hijo Oriol -secretario general del partido- está implicado en el caso de las ITV; a otro de sus vástagos, Jordi, se le investiga por una posible evasión fiscal; Josep
ha reconocido haber regularizado varios millones de euros que ocultaba
al fisco en el extranjero gracias a la reciente amnistía ofrecida por el
Gobierno; a Pere
se le han atribuido intermediaciones sospechosas en concesiones de la
Generalidad; e incluso se han cuestionado los negocios de Oleguer en diversos paraísos fiscales.
En cualquier caso, no deja de sorprender el desmesurado enriquecimiento
de la mayor parte de los siete hijos del dirigente nacionalista durante
su etapa al frente del Gobierno autonómico, ni la falta de atención que
a esta cuestión le han prestado los principales medios de Cataluña.
Una trayectoria plagada de sombras
La trayectoria del propio patriarca familiar no está exenta de
polémicas. Su partido, CDC, es con diferencia el que, proporcionalmente a
su tamaño, más casos de corrupción acumula desde la recuperación de la democracia. Además, entre 1987 y 2007, CiU se hizo con el 41,8% de las donaciones anónimas recibidas por todos los partidos de España.
Actualmente, la formación nacionalista tiene la sede embargada para hacer frente a la fianza de 3,3 millones de euros por su responsabilidad civil en el caso Palacio de la Música, una presunta trama para cobrar comisiones ilegales a cambio de la adjudicación de obras públicas desde la Generalidad.
Dos de sus más cercanos colaboradores en su época como presidente autonómico, Lluís Prenafeta y Macià Alavedra, fueron detenidos y están imputados en el caso Pretoria, una supuesta trama de corrupción urbanística que también ha salpicado al PSC.
Los escándalos en torno a Pujol Soley y al partido del que es
presidente fundador se remontan prácticamente hasta la Transición. Banca
Catalana, Casinos, Planasdemunt, Cullell, Pasqual Estevill, Piqué
Vidal, Javier de la Rosa, Hidroplant, Europraxis… son algunos de los
casos en los que el padre del nacionalismo contemporáneo catalán ha
tenido relación, pero de los que siempre ha conseguido salir asombrosamente indemne, pese a que, en muchas ocasiones, las pruebas apuntaban directamente a su intervención.
En noviembre pasado, en base a una filtración de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional (UDEF), El Mundo acusó a la familia Pujol de acumular una fortuna de 137 millones de euros
en cuentas opacas en el extranjero. Esta cuestión se encuentra en
proceso judicial, tras una querella presentada por el ex presidente
autonómico.
Los evasores fiscales, a la vista de todos
Tras la polémica generada por la amnistía fiscal aplicada por el
Gobierno el año pasado, el ministro de Hacienda y Administraciones
Públicas, Cristóbal Montoro, anunció la intención de hacer pública una lista con los mayores defraudadores al fisco. Una especie de lista Falciani
-el informático francoitaliano que se apropió de los datos de cientos
de evasores fiscales cuando trabajaba en el banco suizo HSBC- pero de
forma oficial.
El Ejecutivo está estudiando el marco legal vigente para ver si es
posible hacerlo, toda vez que la información fiscal de los
contribuyentes es privada. Si finalmente Montoro se sale con la suya,
los defraudadores a la hacienda pública tendrían un doble castigo, la
correspondiente sanción establecida por ley y verse expuesto a la vergüenza pública.
Sin embargo, lo que es poco conocido es que, a pesar de lo
extraordinario de este tipo de medidas -que sí se aplican en otros
países-, no sería la primera vez que ocurriría en España.
La lista pública de defraudadores de 1959
Tal y como han recogido recientemente Vozpópuli y El Mundo, en 1959, en pleno franquismo, el Gobierno de la dictadura publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una lista con 872 personas
que habían evadido importantes cantidades de dinero a través de cuentas
en un banco suizo, entre los que se encontraban apellidos ilustres.
La rocambolesca historia tuvo su origen en la detención a finales de 1958 de Georges Laurent Rivara,
delegado de la Societé de Banque Suisse en España, con una agenda en la
que aparecían todo tipo de operaciones de la flor y nata del establishment del momento.
Rivara no tardó en confesar. Su misión era la de captar capital de
las familias acomodadas españolas. Las informaciones apuntan a que el
dinero evadido a cuentas suizas ascendía a más de 400 millones de dólares,
una cantidad sustancial si se tiene en cuenta que por aquellas fechas
las reservas exteriores de España apenas alcanzaban 45 millones de
dólares.
La publicación de la lista de defraudadores el 9 de marzo de 1959
-esta semana se cumplen 54 años- no estuvo exenta de polémica en el seno
de la estructura franquista, puesto que alguno de los nombres que
aparecían ocupaban importantes cargos en el Gobierno de la dictadura.
Entre las nueve páginas divulgadas en el BOE aparecen todo tipo de personalidades,
entre ellas, Juan Villalonga Villalba (director general del Banco
Central y hermano del presidente de la entidad y gobernador general de
Cataluña durante el franquismo, Ignacio Villalonga Villalba); José Luis
Samaranch Rialp (hermano del ex presidente del COI Juan Antonio
Samaranch); José Garriga Nogués (marqués de Cabanes y presidente del
Banco Garriga Nogués, filial catalana de Banesto); Carlos Botín Polanco
(primo hermano del padre de Emilio Botín, presidente del Banco de
Santander); Francisco Mas-Sardá Bové (vicepresidente de la Banca Mas
Sardà); Ignacio Soler de la Riva (propietario de la Banca Soler);
Alfonso Ybarra y Gorbeña (consejero delegado de la Sociedad Española de
Minas de Somorrostro, perteneciente a la familia de banqueros que
controla el BBVA); así como miembros de las familias Trias de Bes, De la
Rosa y Trias Sagnier.
El padre de Jordi Pujol, entre los evasores fiscales
Pero un nombre sobresale por encima del resto: el de Florencio Pujol
Brugat -posteriormente, Florenci-, padre del ex presidente de la
Generalidad Jordi Pujol Soley. En la lista también está David
Tennenbaum, en aquel tiempo, socio de Pujol Brugat en un negocio de bolsa y cambio de divisas.
La implicación de Pujol Brugat y de Tennenbaum en la trama de evasión
de capitales les impidió constar oficialmente como accionistas de la
Banca Dorca de Olot, posteriormente rebautizada como Banca Catalana,
que, junto a otros accionistas -entre ellos, Francesc Cabana, cuñado del
ex presidente de la Generalidad y actual presidente del Ateneo
Barcelonés- adquirieron ese mismo mes, marzo de 1959.
En nombre de Pujol Brugat, su esposa, Maria Soley, y su hijo Pujol
Soley firmaron la compra de la Banca Dorca, mientras que Tennenbaum
eligió como testaferro a su esposa, Ruth Kischner.
La desastrosa gestión de Banca Catalana la llevó al borde de la
quiebra a principios de los años 80, lo que supuso el procesamiento de
algunos de sus consejeros y ex consejeros. En una polémica votación que
tuvo lugar en 1986, el pleno de la Audiencia de Barcelona libró a Pujol Soley, que entonces ya era presidente de la Generalidad, de ser enjuiciado, pese a que no faltaban elementos que le relacionaban con todo tipo de irregularidades en la gestión del banco.
El fiscal general del Estado decidió no recurrir la decisión. El
hundimiento de la entidad supuso un coste de decenas de miles de
millones de pesetas a las arcas públicas.
Los negocios de Pujol Brugat
La actividades profesionales del progenitor del ex presidente de la Generalidad vienen detalladas en el libro Una vida entre burgueses, publicado en 1993 por el industrial textil catalán Manuel Ortínez:
‘Tennenbaum y Pujol eran importantes. Ellos me proporcionaban las divisas, y yo necesitaba muchas. Florenci Pujol era un hombre muy simpático, con una mirada irónica y maliciosa, de pícaro inteligente. Con aquella mirada solo era necesario decir “Florenci” para que él estuviera interesado y te preguntara inmediatamente si necesitabas dos o diez. El judío David Tennenbaum era su socio y las operaciones se realizaban con total seguridad en el mercado libre de Tánger, único mercado de la peseta.
[...] Si tú exportabas un producto que te daba un millón de dólares, simulabas venderlo al doble de ese precio y por tanto podías importar por dos millones [mediante las licencias de importación que concedía el Estado]. Era evidente que necesitabas un millón de dólares extra. [...] Yo libraba las pesetas en Barcelona, en billetes de cien, que hacían un bulto considerable, y las pesetas convertidas en dólares aparecían en los Estados Unidos o en Suiza. Naturalmente era una operación delicadísima que no podías realizar con cualquiera. [...] Con Florenci Pujol nunca tuve ningún otro trato más que éste’.
Así las cosas, todo apunta a que la inaudita habilidad de la familia Pujol para multiplicar su fortuna a través de operaciones internacionales viene de lejos." (lavoadebarcelona.com, 04/03/2013)
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