"Barclays, junto a otra veintena de entidades financieras, estaba siendo investigado
por la manipulación del mercado de los préstamos interbancarios,
valorado en 353.000 millones de libras (441.000 millones de euros). (...)
Hasta ayer Diamond, de sesenta años, se aferraba a su puesto ante la
indignación generalizada tras la multa histórica de 290 millones de
libras (358 millones de euros) impuesta a Barclays por los organismos
reguladores de Gran Bretaña y Estados Unidos por "falta grave".
Los grupos empresariales más amigos de los bancos se han unido a los
gritos con el mismo mensaje: "Ha llegado la hora de hacer limpieza de
los culpables de este follón. Hace falta savia nueva", asegura Simon
Walker, director general de Institute of Directors.
Barclays (BARC.LO) no es el único en la línea de fuego.
RBS (RBS.LO) podría
ser multado con 150 millones de libras (185 millones de euros) por
abusos similares del libor (el tipo de interés interbancario de Londres)
y HSBC (HSBA.LO), Citigroup (C.NY) y UBS también
se han visto implicados en la debacle que un abogado predecía la semana
pasada que acabaría convirtiéndose en "el mayor escándalo de litigación
corporativa de la historia".
La multa puso fin a una semana aciaga para los bancos que comenzó con
la crisis continuada del software en RBS y terminó con el anuncio de la
autoridad de servicios financieros (FSA), el órgano regulador de la
City, de que los cuatro grandes (RBS, HSBC, Barclays y Lloyds (LLOY.LO)) eran culpables de la venta abusiva de productos de tipo de interés complejo a 28.000 pequeñas empresas. (...)
Políticos, reguladores y grupos de consumidores se muestran indignados
por el hecho de que tres años después de precipitar la crisis global del
crédito, los bancos no se hayan reorganizado todavía. El ministro de
Economía, George Osborne, ha descrito el escándalo de "acusación
vergonzosa" de la cultura bancaria, mientras Mervyn King, el gobernador
del Banco de Inglaterra, ha dicho que "algo muy grave pasó en el sector
bancario británico y debemos corregirlo". (...)
Sin embargo, el tipo (o, mejor dicho, la serie de tipos vinculados a
los que los bancos se prestan entre sí) es de suma importancia para el
sistema financiero británico e internacional porque apuntala el nivel de
interés que pagamos por todo, desde la hipoteca a las tarjetas de
crédito, pasando por el préstamo del coche.
Al contrario que el tipo bancario, el libor, cuyo uso se generalizó a
finales de los ochenta, no lo fija un organismo oficial como el Banco
de Inglaterra sino la empresa de comunicación Thomson Reuters cada día
con las cifras que le suministran los propios bancos en un proceso opaco
supervisado por BBA. Eso fue lo que facilitó que algunos interesados
tratasen de manipularlo en beneficio propio.
La FSA insiste en que no hay pruebas de que Barclays lograra
distorsionar el mercado (aunque es culpable de intentarlo) y el
regulador no cree que los consumidores y las empresas británicas se
hayan visto perjudicados.
Los abogados de EEUU, sin embargo, ya han interpuesto demandas
civiles por valor de miles de millones contra los bancos en nombre de
empresas y autoridades locales entre las que se incluyen la sociedad de
valores Charles Schwab y el ayuntamiento de Baltimore. Alegan "daños
considerables" tras contratar productos de tipo de interés basados en un
mercado que ahora se sabe manipulado.
Sandy Chen, un analista de Cenkos Securities en la City, calcula que Barclays podría enfrentarse a demandas de 70.000 millones de libras (87.500 millones de euros)
en daños y RBS a 80.000 millones de libras (100.000 millones de euros),
unas cifras que eclipsan las multas impuestas la semana pasada. (...)
Aunque cada vez son menos los expertos que continúan defendiendo el statu quo, algunos, como Sir Roger Carr, presidente de la Confederación de la Industria Británica, advierten de una caza de brujas.
"La manipulación de la fijación del libor es deplorable y socava la confianza internacional en la integridad de la City",
explica. "Hay que luchar contra los puntos débiles y culpar a los
responsables, pero sin olvidar la importancia de la banca en la economía
británica y siendo conscientes de que a nadie le interesa deshacerse
del trigo con la paja si el trigo es bueno". (El Economista.es, 04/07/2012)
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