6.6.12

La banalidad de la corrupción... en España

"La expresión banalidad del mal fue una frase acuñada por Hannah Arendt y es utilizada para describir el mal como algo que no nace del individuo, sino de las circunstancias. Por ejemplo, en el régimen nazi se mataban judios porque se cumplía con el deber de todo alemán de salvar a la patria de un peligro. 

El mal no surge de la inteligencia de los individuos sino de las circunstancias sociales que los adaptan a la conducta generalizada, se modifican conductas para adaptarlas a la nueva situación. Los ciudadanos pierden sus valores, carecen de escrúpulos si esta adaptación les hace obtener beneficios. Los ciudadanos hacen lo que la mayoria de sus vecinos hacen, casi todo por instinto de supervivencia.

En nuestro actual sistema corrupto, la banalidad del mal actúa de la misma forma que en cualquier sistema criminal, se pierde la sensibilidad y nadie reconoce que está haciendo el mal, sencillamente porque no pueden reconocer que están viviendo en él. Trasladado a la corrupción, observamos que las instituciones se degradan porque sus inquilinos han perdido la moralidad y la ética del gobernante, del político al servicio de sus ciudadanos, no reconocen que sus actos entran en la dinamica de perversión que no gusta a los ciudadanos. 

Se plantea una distorsión entre la función y la utilización de esa misma función en beneficio propio sin reconocer tales actos puesto que han sido introducidos en la conducta de los gobernantes y políticos como si de algo normal se tratára.
No hay institución, entidad, organismo etc… que no haya caido en el más absoluto desprestigio sin que sus dirigentes reconozcan el mal que han cometido porque se ha producido la banalidad del mal en un sistema de corrupción. Todos han adaptado su conducta a la mayoria de los otros dirigentes, nadie se concede una mínima reflexión en el campo de la duda, están seguros de que lo que están haciendo es el bien, algo diametralmente opuesto a lo que desde la otra orilla vemos los ciudadanos. (...)
El Estado es la circunstancia, no es un yo, y por tanto acepta como normales esas conductas banales que recorren todas sus instituciones hasta desacreditarlas, desprestigiarlas y hundirlas, solo un yo, el pensamiento de los ciudadanos libres, de los ciudadanos reflexivos y críticos pueden ayudar a cambiar las cosas, de lo contrario la banalidad del mal irá ascendiendo en su escala de antivalores hasta ver al pueblo atrapado en la miseria por sus gobernantes y además ser acusado de su propia muerte."         (Colectivo burbuja, 05/06/2012)

No hay comentarios: