2.7.09

El ladrón de guante blanco

"Las grandes consultoras, como KPMG, Ernst & Young o el grupo Kroll, han elaborado recientemente estudios que anuncian el aumento de investigaciones en asuntos de fraude económico, sobre todo, el perpetrado en el seno de la empresa. (...)

"Cuando la empresa intuye que ha ganado 88 millones y al final son sólo 80, pues lo pasa por alto. Ahora bien, si creen que han ganado ocho millones y resultan ser cero, la cosa cambia", ilustra Vicente Estrada, responsable de Forest & Partners, un grupo consultor especializado en auditoría forense. Y es aquí donde se descubren gastos de personal no justificables, contabilidades maquilladas, facturas falsas o, simplemente, que falta dinero en la caja.

Y es que los resultados económicos ya no son tan boyantes como antaño, y los empresarios han decidido poner el ojo sobre aquellos euros a los que normalmente no daban importancia. (...)

Lacasa cuenta que el fraude puede acabar con la empresa. "Si lo perpetran tres directivos, la compañía deja de existir", calcula. Explica que en este año de crisis han trabajado para tres grandes empresas del país que sufren agujeros por fraude de 25 millones cada una. "Una está a punto de quebrar", deja caer. (...)

Ricardo Noreña, responsable de auditoría interna del grupo Ernst & Young para la zona del Mediterráneo, resuelve que los estafadores tienen el camino fácil, porque la sociedad no ha impuesto la suficiente rigidez legal y ética para evitarlo. "Lo hacen por dinero, porque pueden y porque no pasada nada. Lo hace todo el mundo", suelta.

Noreña conoce muchas maneras de robar a la empresa. Sin dar nombres, explica que una responsable de un departamento de contabilidad de unos 50 años robó a su empresa varios millones de euros falsificando los pagos. "Efectuaba transferencias a, por ejemplo, Cristaleros Pérez, pero ponía su número de cuenta. A veces los bancos no comprueban que encaje número con cuenta", dice. (...)

¿Cuál es el perfil del defraudador? Fernando Lacasa, que dejó el cuerpo de delitos financieros de la Guardia Civil para entrar en KPMG, lo retrata con la actitud fría y desafiante de la policía. El criminal lleva, por lo menos, dos años en la empresa. Tiene un cargo importante, como la dirección financiera. La empresa confía ciegamente en él. O se trata de un socio gestor, que ve cómo el gran monto del dinero se lo lleva su compañero, el que ha puesto el capital. Lacasa no aspira a justificar su delito. "Todo se reduce a la avaricia. Gente con un sueldo de vértigo que simplemente desea un coche mejor", sentencia.

Los últimos estudios de esta consultora, de 2007, apuntan que el tramo de edad en que más fraudes se cometen está entre los 36 y los 45 años. La mitad de los estafadores ocupan un cargo en la alta dirección, y llevan entre tres y cinco años en la compañía. El 85% son hombres, y desempeñan funciones en los departamentos de finanzas y operaciones y ventas. Actúan casi siempre solos. Una de cada cinco infracciones se sitúa entre los 1.000 y los 10.000 euros. Pero las hay mucho mayores. El 12% de los fraudes están por encima de los dos millones de euros.

Las sospechas de robo no aparecen hasta muy adelante. Lacasa sostiene que se detecta el fraude cuando el infractor se ha rellenado varias veces los bolsillos de su traje. "La primera vez que roban es casi imposible detectarlos, a menos que sean muy torpes", explica. "Suelen saltar hasta en la octava, novena o décima vez que cometen el robo".

Según los estudios de la firma Paradell, los robos más comunes en corporaciones son la apropiación indebida de activos (un 30%), infracciones contra la propiedad intelectual (15%), fraudes contables (12%), sobornos (13%) y, finalmente, el blanqueo de dinero.

Juan Ignacio Ruiz también tiene que enfrentarse al robo de información confidencial en su empresa. Actualmente se encuentra en un proceso de investigación a un empleado por haber sacado supuestamente datos del centro para negociar con los proveedores. Esto le coloca en una posición privilegiada frente a sus competidores. No puede contar nada más. Lógico. "Estas cosas pueden hundir a una empresa", concede." (El País, ed. Galicia, 29/06/2009, p. 28/9)

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