12.3.21

Bárcenas acusa a todos los líderes del PP hasta 2008 de conocer la caja b

 "Luis Bárcenas se lanzó este lunes a la batalla contra el PP durante su declaración como acusado en el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional sobre la caja b que mantuvo el partido durante más de dos décadas. 

El extesorero reforzó la tesis de la Fiscalía, que pide para él una pena de cinco años de cárcel, al confirmar la veracidad de la contabilidad paralela que publicó EL PAÍS en 2013. El antiguo responsable de las cuentas señaló también a las sucesivas cúpulas de la formación como ideólogas y conocedoras de esas finanzas opacas y acusó a Francisco Álvarez-Cascos, ex secretario general, de dar la orden de sistematizarlas. También denunció que muchos de los que fueran dirigentes populares, como Mariano Rajoy, cobraron sobresueldos.

Bárcenas llevaba tiempo esperando esta cita tras enviar el pasado 26 de enero un escrito de confesión a la Fiscalía Anticorrupción mostrando su disposición a colaborar. Estaba previsto que declarara el pasado 10 de febrero, pero el juicio tuvo que aplazarse hasta este lunes después de que otro de los acusados, Cristóbal Páez, exgerente del PP, cayera enfermo por coronavirus.

—Disculpe, ¿puedo retirarme la mascarilla a la hora de responder? —le preguntó este lunes Bárcenas al tribunal apenas unos segundos después de sentarse en el banquillo donde iba a ser interrogado por el fiscal Antonio Romeral— Es que prefiero que sea así, porque me cuesta trabajo respirar.

El extesorero necesitaba aire para las casi tres horas y media que duraría su testimonio. Una extensa exposición, que continuará este martes con las preguntas de la Abogacía del Estado, durante la que ratificó las principales tesis de acusación de la Fiscalía y disparó contra las antiguas cúpulas del PP.

 Los papeles. Bárcenas solo tardó unos minutos en confirmar la veracidad de los documentos que publicó EL PAÍS en enero de 2013, que se bautizaron como los papeles de Bárcenas y que precipitaron el estallido del caso. Según detalló, esa era buena parte de la contabilidad paralela que él llevaba de su puño y letra, y que visaba personalmente con su firma Álvaro Lapuerta, que le precedió en el cargo de tesorero.

Una caja b que se nutría principalmente de donaciones de empresarios y de la que, incidió, estuvieron al tanto todos los presidentes y secretarios generales de la formación. Es decir, la cúpula conocía ese mecanismo ilegal. Tanto es así que, según su versión, cuando salieron a la luz los documentos, mantuvo un encuentro con un abogado vinculado al PP que le planteó manipular esos apuntes contables para confundir a la ciudadanía. “A los pocos días, en el despacho del abogado de Lapuerta, hubo una reunión con [el letrado] Javier Iglesias [...] en la que me plantearon la preocupación que había en el partido con esos documentos. Y me plantearon que volviera a repetirlos, pero variando conceptos y cantidades de cara a hacerlos públicos y crear, digamos, la duda en la opinión pública de cuáles eran buenos y cuáles malos”.

El extesorero del PP añadió que en esa cita se le ofrecieron también en nombre del partido 500.000 euros por acabar con el conflicto laboral que había entre ambas partes. Pero Bárcenas aseguró que lo rechazó. Quería más dinero y que no fuera en negro.

—¿Quién le hace el ofrecimiento?—, le inquirió el fiscal.

—Javier Iglesias, abogado del PP y luego, como ya conocemos, muy vinculado como interlocutor del PP con respecto a mí y con respecto a acciones contra mí.

—La fuente del dinero, ¿quién era?

—Empresarios. A mí me dijo que no habría ningún problema porque hay empresarios que aportarán esa cantidad. Y yo le contesté que no quería los 500.000 euros, que la cantidad eran 975.000. Que, si eran 975.000, a lo mejor hablamos, y que los quería oficialmente y no en dinero b. 

Creación del sistema. Bárcenas afirmó este lunes que él y Lapuerta heredaron la caja b de Rosendo Naseiro, anterior tesorero durante los años ochenta. Y que se encontraron con que recibían unos donativos que superaban los límites permitidos mientras, a la vez, tenían “que satisfacer” una serie de compromisos de “forma no oficial”: como retribuciones a algunos cargos electos, pagos a asesores o ayudas a familiares de concejales asesinados por ETA. “Necesitábamos dinero de esas características para atender pagos de esas características”, resumió.

Fue entonces cuando, según Bárcenas, Francisco Álvarez Cascos, secretario general entre 1989 y 1999, ordenó a Lapuerta sistematizar estos abonos a través de la contabilidad opaca.

Sobresueldos. De esa caja b, precisó también el acusado a continuación, salieron los sobresueldos reflejados en sus papeles y percibidos supuestamente por exdirigentes del partido. Entre otros perceptores, enumeró a Cascos, Javier Arenas, Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal, Jaime Mayor Oreja, Federico Trillo, Ángel Acebes y Rodrigo Rato. Según dijo, excepto a estos dos últimos, a quienes jamás dio él las cantidades en mano —sino Lapuerta—, “al resto, en alguna ocasión, yo les he entregado el sobre con lo que les correspondía”.

Según su versión, esas retribuciones extra se idearon al existir cargos que, además de ser diputados, “dedicaban una parte muy importante de su tiempo al partido”. “De forma que perciben, hasta que se llega al Gobierno, una cantidad en gastos de representación que se pagaba por la caja oficial. Pero, al llegar al Gobierno, la ley de incompatibilidades lo impedía y, evidentemente, suponía una merma muy importante en la retribución que percibían. La propuesta que recibe el tesorero es que, a partir de ese momento, no recibieran menos dinero neto”. El objetivo era, añadió, que se complementara su salario oficial con cantidades de la caja b.

“No solo [cobraban] los secretarios generales [...], a los que siempre se les informaba de lo que estaba haciendo el partido”, continuó Bárcenas, que remachó que su último movimiento como tesorero fue entregar sendos sobres con 25.000 euros a Rajoy y Cospedal. La expolítica lo negó este lunes en un comunicado: “Miente impunemente para defenderse”. 

Rechazado el careo. Antes del interrogatorio, los jueces rechazaron el careo entre Bárcenas y Rajoy que propuso la defensa del extesorero en la fase de cuestiones previas. La acusación popular ya pretendió en el juicio celebrado sobre la primera etapa del caso Gürtel, conocido como Época I, que se celebrara un enfrentamiento de este tipo, pero los magistrados también lo descartaron entonces.

El tribunal sí aceptó, en cambio, que declaren como testigos en la vista oral dos periodistas, Francisco Mercado y Eduardo Inda, sobre la existencia de una supuesta grabación del fallecido Lapuerta, donde hablaba de la contabilidad paralela y que ellos podrían haber escuchado.

Dardo contra Aguirre. Luis Bárcenas aprovechó el interrogatorio al que le sometió el fiscal anticorrupción para insistir en un aspecto que hace unos días contó ante el juez del caso Púnica, Manuel García-Castellón: que él mismo fue testigo de cómo su entonces jefe como tesorero del Partido Popular, Álvaro Lapuerta, entregó en 2007 un sobre con 60.000 euros a quien era, a la sazón, líder del PP en Madrid, Esperanza Aguirre. El dinero, según Bárcenas, lo había llevado un constructor para financiar de manera irregular la campaña de Aguirre a las elecciones autonómicas de ese año.

Tras aquel testimonio, la expresidenta madrileña lanzó una ofensiva de declaraciones públicas y escritos ante el juez para negar la acusación del extesorero. Este lunes, Bárcenas reiteró sus acusaciones durante el juicio de la caja b. Para ello detalló la supuesta vinculación personal entre Aguirre y el constructor —al que la líder del PP de Madrid negó conocer— a través de Sigfrido Herráez, un miembro del partido muy relacionado con la entonces presidenta, que estaba casado con la hija del empresario y a cuya boda ella asistió, según dijo el acusado.

Las sesiones. El juicio por la caja b del PP comenzó el pasado 8 de febrero con la fase de cuestiones previas, pero se suspendió tras celebrarse solo dos sesiones debido a la enfermedad de Páez, que requirió hospitalización. Tras acabar este lunes el interrogatorio de la Fiscalía, la vista se reanudará el martes con las preguntas de la Abogacía del Estado. Después, le llegará el turno al abogado del propio Bárcenas, que se ha acogido a su derecho a no responder al resto de las partes.

Cuando finalice el extesorero, el juicio continuará con los interrogatorios del resto de acusados que se sientan en el banquillo: además de Páez, Gonzalo Urquijo y Belén García, administradores de Unifica, empresa que reformó la sede de Génova, y Laura Montero, directora de proyectos de la compañía. El PP y Unifica, como personas jurídicas, también se encuentran procesados como responsables civiles subsidiarios."                  (J. J. Gálvez, El País, 08/03/21)

 

 "El presidente del tribunal que juzga a Luis Bárcenas por la caja b del Partido Popular (PP) hace un receso a las doce del mediodía “para tomar un café”, y añade:

—El señor Rajoy deseará ir al baño…

Se trata de un lapsus, lógicamente. Quería decir “el señor Bárcenas”, pero no es de extrañar que el subconsciente le haya traicionado. Durante la última hora y media, el extesorero del PP ha explicado con todo lujo de detalles —nombres, fechas, cantidades y artimañas más habituales— la financiación ilegal del PP desde los tiempos de Manuel Fraga a los de Mariano Rajoy, a quien asegura haber entregado en mano 25.000 euros procedentes de una de las últimas partidas de dinero negro.

 Sin mascarilla, con las gafas de cerca en la punta de la nariz, los codos apoyados en la mesa y las manos entrelazadas, Luis Bárcenas relata con mucha serenidad, y sin eludir en ningún momento su responsabilidad, la manera en la que el PP se financió ilegalmente desde 1990 hasta 2008.

Lo hace además por su propia voluntad, sin necesitar siquiera las preguntas del fiscal Antonio Romeral, quien por momentos parece interesado en cuestionar a estas alturas la veracidad de los papeles aportados por Bárcenas, unos documentos que el propio extesorero vuelve este lunes a reconocer como auténticos, que EL PAÍS publicó el 2 y el 3 de febrero de 2013 y que el Tribunal Supremo también dio por válidos en octubre de 2020 cuando confirmó la sentencia del caso Gürtel dictada por la Audiencia Nacional. Pero a pesar de la extraña estrategia del fiscal, Bárcenas ha venido a cantar. Y más que un cante nuevo, lo que el extesorero interpreta es una antología de los trucos utilizados por la dirección del PP, ya estuviese en la oposición o en el poder, para cubrir con dinero negro lo que no podía costear con fondos legales.

Lo que cuenta en solo tres horas de declaración, una vez limpio de polvo y paja y colocado en fila, es tremendo. Dice que el método de la doble financiación del partido —una legal y otra en negro— se inauguró cuando Francisco Álvarez Cascos fue secretario general del PP (1989-1999), y que cuando llegaba un nuevo secretario general, el entonces tesorero, Álvaro Lapuerta, se reunía con él, le indicaba los usos y costumbres y le entregaba los primeros sobres de dinero procedentes de empresarios que querían “abonar” el terreno a la espera de tratos de favor. Asegura Bárcenas que, desde Álvarez Cascos a Dolores de Cospedal, todos los personajes importantes del partido —Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja, Mariano Rajoy, Javier Arenas…— aceptaron sin rechistar los sobres en “pago de retribuciones o de complementos de sueldos”. 

La explicación que da Bárcenas a que esos prohombres de la política cobraran sobresueldos ya estuvieran en la oposición o en el Gobierno es muy curiosa. Dice que cuando eran simples diputados, recibían un sobresueldo legal del partido por las muchas horas que pasaban en la sede de Génova preparando el asalto al poder. Pero que cuando ya ganaron en 1996 y todos fueron a formar parte del primer Gobierno de José María Aznar, “la ley de incompatibilidad les impedía cobrar la doble retribución y, como eso suponía una merma en los ingresos, se dio la instrucción [desde la dirección del partido] de que había que completarlos con fondos extracontables”, que es la manera fina de llamar al dinero negro. Una cosa es morir por la patria y otra perder dinero.

Bárcenas está lanzado, y aunque el fiscal parece que ha venido a dormir el partido, no hay manera de pararlo. A pesar de que ya se notan en su aspecto las secuelas de los años y la cárcel, quien tuvo, retuvo y este lunes ha venido a ajustar cuentas. A Esperanza Aguirre, que hace unos días acudió presta a las televisiones a enseñar su salón y a dejarlo por mentiroso, le manda un recado: ya ha encontrado las pruebas de que él y Lapuerta, que en paz descanse, le entregaron en mano 60.000 euros contantes y sonantes de parte de un constructor. Y luego, a modo de guinda, relata una escena que, de ser cierta, lanza hacia el PP una acusación tan grave que hasta Pablo Casado tendría que plantearse el voto de silencio. Explica que, tras publicarse los papeles con la contabilidad fraudulenta, un abogado próximo al partido le ofreció 500.000 euros en negro para que fabricara otros papeles, “pero variando los conceptos y las cantidades para hacerlos públicos y que se creara así la confusión de cuáles eran los buenos y cuáles los malos…”. No hubo trato. Bárcenas quería el doble.

Los papeles buenos y los malos, los documentos reales y los falsos, la verdad y la mentira… Hay una frase que, a modo de bala perdida, da en el blanco sin pretenderlo y resume a la perfección los últimos 20 años de la historia del PP. Estaban el fiscal Romeral y el extesorero conversando —llamarlo interrogatorio sería una exageración— sobre la reforma de la sede de Génova 13, cuando Bárcenas explica que la tesorería del PP elaboraba dos tipos de documentos, “unos de verdad y otros de mentira”, porque “había que adecuar el presupuesto, que no era real, a lo que realmente costaba”. Y es entonces cuando, intentando explicar lo obvio, Bárcenas construye a trompicones una frase que es una sentencia:

—Lo que se pagaba en negro era la diferencia entre lo real y lo de mentira.

Será difícil que un legado así, en lo político y en lo económico, pueda redimirse con una mudanza.

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