"¿Y si todo lo que creemos saber sobre el mercado negro
del tabaco no fuera del todo cierto? Durante años, gobiernos de todo el
mundo se han fiado de estudios financiados por la propia industria
tabacalera para definir sus estrategias contra el contrabando de
cigarrillos . Pero los investigadores de la Universidad de Bath afirman
que estos informes “han sobreestimado rutinariamente la escala” de este
comercio ilegal.
Las conclusiones de su estudio incluso van más allá y
afirman que los grandes productores de tabaco están “facilitando todavía
el contrabando de tabaco, mientras intentan controlar el sistema global
diseñado para prevenirlo”. Según sus estimaciones, “aproximadamente dos
tercios de los cigarrillos del mercado negro mundial proceden de las
propias tabacaleras”.
Dos análisis del Grupo de Investigación de Control del Tabaco (TCRG) han sido publicados recientemente en la revista Tobacco Control.
Para realizar el primero, que salió en junio, los autores tuvieron
acceso a documentos restringidos que apuntaban cómo las compañías
tabacaleras han intentado “socavar un acuerdo internacional importante
(el Illicit Trade Protocol (ITP), protocolo de comercio ilícito), diseñado para evitar que la propia industria siga con el contrabando de tabaco”.
Los profesores de la Universidad de Bath Allen
Gallagher y Anna Gilmore recuerdan que el ITP se comenzó a adoptar
cuando algunas de las principales empresas del sector fueron juzgadas y
multadas en 2012 por su participación en operaciones globales de
contrabando de tabaco. “Se creó un sistema que rastrea los paquetes a
través de su ruta de distribución”, señalan.
“En este punto, la industria tabacalera aseguró que
había cambiado y se presentó ya no como perpetradora del contrabando,
sino como víctima de este mercado ilícito”, apuntan. Las principales
compañías desarrollaron entonces su propio sistema, conocido como Codentify
(patentado por Phillip Morris y que también usan British American
Tabacco , Imperial Tobacco Group y Japan Tabacco International .
“Presionaron a los gobiernos de todo el mundo para que adoptaran el Codentify como sistema mundial de seguimiento y rastreo. Los documentos filtrados muestran que trazaron un plan conjunto para usar lobbies para promover el Codentify y hacer creer a las autoridades que era independiente de la industria”, apuntan los investigadores.
Pero cada vez hay más evidencias, según sugiere el
estudio, de que las tabacaleras “facilitan el contrabando de tabaco”.
“En el mejor de los casos, la industria no estaría controlando su cadena
de suministro, aunque evidencias recientes procedentes de
investigaciones gubernamentales, denunciantes y documentos filtrados
indican que las compañías tienen una participación continua” en este
proceso.
“Esta tiene que ser una de las estafas más grandes de
la industria tabacalera: no solo sigue involucrada en el contrabando de
tabaco, sino que se está posicionando para controlar el sistema que los
gobiernos de todo el mundo han diseñado para detener esta práctica”,
destaca en un comunicado Anna Gilmore, directora del TCRG.
El segundo estudio, publicado hace apenas una semana en la misma revista
, ha examinado la calidad de los datos e informes sobre el tabaco
ilícito que las tabacaleras han financiado y los autores entienden que
se sobreestiman los niveles de contrabando y que hay “una falta de
transparencia en cada etapa del proceso de investigación”.
“En la década de 1990, había pruebas abrumadoras de
que Big Tobacco (las cinco empresas más grandes de la industria
tabacalera: Philip Morris International, British American Tobacco,
Imperial Brands, Japan Tobacco International y China Tobacco) estaba
involucrado en el mercado ilícito del tabaco. Según las estimaciones de
la época, un tercio de las exportaciones mundiales de cigarrillos
anuales no podían contabilizarse a través de rutas de distribución
legales”, dicen los expertos.
“A pesar de la abrumadora evidencia de complicidad
histórica en el contrabando de tabaco y que las últimas pruebas sugieren
que las compañías continúan impulsando este comercio ilícito, la
industria se presenta como clave para resolver el problema, mostrando la
financiación de estudios como un ejemplo de sus intentos de reducir el
estraperlo”, señalan.
En 2016, por ejemplo, Philip Morris International
prometió destinar 100 millones de dólares a analizar el mercado negro de
tabaco. “Pero si los datos no logran alcanzar los estándares esperados
de la investigación académica, debemos preguntarnos si tiene algún uso
más allá de ayudar a la industria a enturbiar las aguas en un importante
problema de salud pública“, indica Allen Gallagher.
Lo habitual es que las grandes compañías tabacaleras
utilicen los hallazgos de los estudios que patrocinan para argumentar
que las políticas de control del tabaco lo que hacen es conducir a un
aumento en el contrabando e inciden en que si los gobiernos quieren
subir los impuestos eso alentará a más personas a comprar cigarrillos
ilegalmente.
Anna Gilmore entiende que los gobiernos y las
autoridades fiscales y aduaneras de todo el mundo “parecen haber sido
engañados por los datos y las tácticas de la industria”. “Es vital que
se despierten y se den cuenta de cuánto está en juego. Los estudios
financiados por la industria del tabaco no son confiables”, añade." (David Ruiz, La Vanguardia, 27/08/18)
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