"Berlín cuenta con una red de 5000 lobbystas, gente que pulula
alrededor de las instituciones públicas, el gobierno, los ministerios y
el Bundestag, promocionando los intereses privados de empresas y
sectores.
Pueden ser empleados de esas empresas, o “expertos”, o
ejecutivos de “agencias de comunicación”, de despachos de abogados y de
consultoras que trabajan como mercenarios para esas empresas o sectores,
pero el objetivo es común: ¿qué hay de lo nuestro?
Este ejército de traficantes de influencias determina mucho la política, no sólo en Alemania sino en el conjunto de Europa. (...)
La comunicación entre lobbysmo y política es fluida y reposa sobre
una estrecha interrelación. Incluso en Alemania y en la Europa luterana
del Norte, con una moral económica mucho más estricta que en el
Mediterráneo, lobbystas y políticos alternan su posición con creciente
dinamismo, señalaba en septiembre el semanario Der Spiegel.
Si entre
1969 y 1982 solo tres ministros alemanes se mudaron a empresas al
concluir su función, desde el año 2000 se contabilizan once.
En niveles
más bajos de la burocracia la cuenta es muy abultada, señalan los
estudios y contabilidades con nombres y apellidos realizadas en
Alemania.
El ministro de trabajo del SPD Wolfgang Clement, que
fue clave en la llamada “flexibilización” del mercado de trabajo
potenciando los “minijobs” y el trabajo subcontratado, trabaja hoy para
la mayor empresa de subcontratación del país.
Su colega de partido y ex
canciller Gerhard Schröder, bajo cuya dirección se cerró el negocio de
los oleoductos bálticos con la compañía rusa Gazprom, es hoy presidente
de la compañía resultante: Nord Stream A.G.
Diferente es la
combinación que encarna la nueva senadora de economía de Berlín,
Cornelia Yzers. Durante ocho años Yzers fue la mujer del sector
farmacéutico en el Bundestag y durante cinco fue secretaria de estado
parlamentaria en los ministerios de Angela Merkel y Jürgen Rüttgers con
el canciller Kohl.
En 2001 logró que el canciller Schröder retirara una
ley de su ministra de sanidad Ulla Schmidt que ahorró al sector 500
millones de euros. Su actual nombramiento en el gobierno de Berlín ha
dado de qué hablar, pues la capital es el centro del sector farmacéutico
nacional que mueve aquí 5600 millones de euros anuales. Bayer y Berlin
Chemie se cuentan entre las principales empresas de la ciudad.
En octubre el partido verde criticó el paso al consorcio energético
Anbaric de Johannes Kindler, un alto funcionario de la CDU que dirigió
hasta principios de año la agencia federal de la red eléctrica.
La red
eléctrica alemana está en vísperas de enormes y millonarias inversiones
relacionadas con la apuesta eólica de la reconversión energética
nacional, y Anbaric tiene una gran presencia financiera en esa red. El
conocimiento directo de otras redes, las de decisión, y los contactos
informales de los altos funcionarios públicos, rentan mucho cuando estos
dejan la política.
Michael Glos (CSU), ex ministro de economía
de 2005 a 2009 y hoy diputado, es el número dos del Bundestag en
ingresos colaterales a su función de diputado: 546.000 euros en la
actual legislatura.
El número uno es el ex ministro de finanzas y actual
candidato socialdemócrata a la cancillería, Peer Steinbrück, un hombre
clave en la apertura alemana a los productos financieros y que ha
ingresado 1,25 millones de euros desde su escaño de diputado.
Ni Glos ni
Steinbrück recibirían todo ese dinero, de conferencias, libros y demás,
si no hubieran sido ministros y no se les considera “influyentes” y
conocedores de las redes de decisión.
Otmar Issinger, ex miembro
de la dirección del Bundesbank y del Banco Central Europeo es hoy
consejero de Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión con mayores
responsabilidades en la crisis financiera.
Eso no impide que, en Europa y
América, los ex empleados de Goldman Sachs aporten una lista de veinte
dirigentes y gestores de primera línea de la actual crisis, incluidos
jefes de gobierno en Italia y Grecia y el propio presidente del BCE. La
Europa actual y su crisis no se comprenden sin atender a este fenómeno.
La situación en la capital de la Europa comunitaria es aún peor que
en Berlín. Se estima que hay allí unos 15.000 lobbystas revoloteando
alrededor de la toma de decisiones del ejecutivo europeo y su
burocracia.
“La industria financiera forma uno de los grupos
mejor organizados y disciplinados, puede que sea la fuerza principal en
Bruselas”, explica el alemán Wolfgang Hetzer, director del departamento
de Inteligencia y Análisis de la Oficina Europea de Lucha contra el
Fraude (OLAF). Es un problema “muy preocupante” y que está lejos de ser
únicamente europeo, dice este experto, que cita el caso de Estados
Unidos. Y no se trata solo de bancos y de finanzas.
La DG
Enterprise, como se llama en Bruselas a la Dirección General de Empresa e
Industria de la Comisión Europea, es un organismo clave. Dos tercios de
los grupos no gubernamentales de asesoramiento que rodean a ese
organismo están compuestos por lobbystas que defienden intereses de las
grandes empresas.
Así lo establece el informe que presentó el julio la
organización británica Alter-EU (Alliance for Lobbying Transparency and
Ethics Regulation), que ha contabilizado 482 consejeros empresariales
que asesoran y presionan en áreas claves de la política. (...)
El Parlamento Europeo ha criticado en diversas ocasiones a la
Comisión por implicar de forma tan desproporcionada a las grandes
empresas en la toma de decisiones, con muy poco éxito.
El
aplastante dominio en los grupos de expertos, “otorga a la gran empresa
un acceso privilegiado a la hora de influir en la agenda política,
mientras otros intereses no disponen de esa ventaja”, dice Yorgos
Vassalos, uno de los autores del informe de Alter-EU.
“En consecuencia,
hay un riesgo muy real de que los lobbystas de la industria se hagan con
el control de áreas enteras del quehacer político europeo en detrimento
del conjunto de la sociedad”, dice." (Rafael Poch, La Vanguardia , Rebelión, 12/11/2012)
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