24.10.12

"El dinero salía de China y volvía a China"

"Productos de limpieza, menaje del hogar, plantas, pequeños electrodomésticos, papelería variada...

Muchos de estos objetos a precios baratos que se pueden encontrar en cualquiera de los miles de bazares chinos abiertos en los últimos años por toda España tenían que ver con la Operación Emperador, el dispositivo de 500 policías dirigido por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu y coordinado por la Fiscalía Anticorrupción que ha desmantelado este martes la que se cree es la mayor trama de contrabando y blanqueo de dinero investigada en los últimos años por ese tribunal.

 Desde que comenzó a ser investigada, en 2009, la trama habría blanqueado entre 200 y 300 millones de euros al año, es decir, entre 800 y 1.200 millones en cuatro años. Las cifras son enormes.(...)
 
Los tres clanes de los que se formaba el grupo desarticulado obtenían el dinero mediante infracciones penales cometidas en España. El objetivo era introducir grandes cantidades de mercancía —mucha de ella falsificada— procedente de China evadiendo impuestos gracias a la corrupción de funcionarios a los que pagaban comisiones y a la falsificación de los documentos de importación.

Luego, el fraude fiscal se extendía a las ventas al por mayor a los distintos bazares y tiendas de Todo a 100 en transacciones por las que tampoco declaraban a Hacienda. En este tipo de venta al por mayor los pagos se suelen hacer en efectivo, lo que facilita la opacidad de las transacciones.

Al frente de todo estaba, presuntamente, Gao Ping, un empresario chino radicado en Somosaguas (Madrid) dedicado a la importación de este tipo de productos y que era a su vez muy conocido como promotor del arte chino en España y del español en China. Se trata de una persona con grandes contactos en el mundo político y artístico.

 De Gao y unos ocho dirigentes más dependían los tres clanes de los que estaba formada la organización y que, según sospecha Anticorrupción, actuaban coordinadamente.

 Para sus operaciones necesitaban de la colaboración de algunos funcionarios públicos que les facilitarán sus relaciones con la Administración. Dentro de esta parte de la trama, fueron detenidos el concejal de Seguridad de Fuenlabrada, el socialista José Borrás —en ese municipio está el polígono industrial de Cobo Calleja y el Consistorio tenía mucha relación a través de su centro de arte con el cabecilla de la trama, Gao Ping—; un sargento de la Guardia Civil; un inspector de Policía y una funcionaria. Los investigadores sostienen que cobraron distintos sobornos a cambio de facilitar licencias (los que tienen competencia para ello) y de la actuación impune de la organización.

También fue arrestado el actor porno Nacho Vidal y su hermana, aunque su participación era menor, según fuentes de la investigación que precisan que su labor se centraba en la elaboración de facturas falsas, según esas fuentes. Ellos podrían, presuntamente, haber colaborado en el blanqueo de dinero junto a otros despachos y empresas españolas.

El epicentro de la red era el polígono Cobo Calleja, uno de los mayores de Europa y en el que se concentran cientos de empresas chinas de venta al mayor. Hasta allí se desplazaron numerosos furgones policiales alrededor de las cinco y media de la mañana del martes.

A esa misma hora también entraban los agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) en tres domicilios en los que residían algunos de los presuntos cabecillas de la organización. Estaban en el barrio madrileño de Legazpi, en la calle Reina Victoria y en el municipio de Getafe."        (El País, 17/10/2012)


"El dinero salía de China y volvía a China. Eso es lo que, según el fiscal jefe Anticorrupción Antonio Salinas, hace especial la operación antiblanqueo desplegada ayer contra la mayor red de blanqueo de capitales desarticulada en los últimos años.

 En medio, una enorme trama de contrabando, evasión de impuestos y explotación de inmigrantes irregulares en España que permitía vender infinidad de productos —los de los bazares chinos, básicamente, pero también mercancía falsificada— a precios inferiores a los de mercado, lo que, según declaró ayer el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa, “afecta a la competitividad de España”.
 
Los principales lugares de entrada de esos productos eran los puertos de Valencia y Barcelona. En uno de ellos se encuentra, precisamente, el origen de la operación. A ellos llegaban miles de contenedores con mercancía procedente de China que luego se distribuía por todo el país. 

Con la ayuda de funcionarios sobornados, entre ellos un inspector de la policía y un sargento de la Guardia Civil, los miembros de la organización criminal conseguían enviar cantidades mayores de las que declaraban. Para consumar ese fraude, no dudaban en falsificar los documentos necesarios para la importación de esos bienes.

Todos esos productos se trasladaban después a naves como las del polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada (Madrid) y otros como el de Mataró (Barcelona) y otras ciudades, donde se vendían al por mayor a los bazares chinos y tiendas de todo a 100 entre otros minoristas. 

En esas compraventas, tampoco se pagaban impuestos, según los investigadores. Otro de los métodos para reducir costes era el empleo de grandes bolsas de mano de obra ilegal en esas naves. Cientos de trabajadores, en su mayoría chinos y sin papeles, con jornadas extenuantes y sueldos irrisorios.

Las grandes cantidades de dinero conseguido de ese modo partían de nuevo hacia China. Fuentes de la investigación hablan de cantidades ingentes de efectivo que circulaba entre los miembros de la trama en coches, furgonetas y maletines.

 El sistema de envío era simple. En algunos casos eran los propios integrantes de la organización los que lo llevaban en su propio equipaje hacia su país. Maletas enteras, según fuentes de la investigación. Otras veces el sistema eran las remesas enviadas a miembros de la trama residentes en China.

Pero junto a este sistema rudimentario, existía otro más complejo. Varios bufetes de abogados de poca importancia, según la investigación, asesoraban a la red mediante la apertura de cuentas bancarias en paraísos fiscales. Hasta esos países se llevaba también físicamente el dinero en efectivo que luego se enviaba periódicamente a China.

 Al mismo tiempo, la trama había creado un sistema de préstamo extorsivo en el que eran sus propios integrantes los que prestaban dinero a pequeños comerciantes de su propia nacionalidad a intereses abusivos que luego reclamaban mediante amenazas y coacciones. Todo ello sin contar con el dinero dedicado a casinos ilegales."        (El País, 17/10/2012)

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