11.10.12

Armstrong usó “el programa de dopaje más sofisticado” del mundo

"Como si fuera un productor de Hollywood anunciando la película más grande jamás filmada, así Travis Tygart, el director de la agencia norteamericana antidopaje (USADA), anunció desde Colorado que su organismo ya ha enviado a la Unión Ciclista Internacional (UCI) las pruebas de dopaje con las que sancionó a perpetuidad a Lance Armstrong, el exciclista tejano a quien, además, quiere desposeer de los siete Tours que ganó, más que ningún otro corredor en la historia. 

“Las pruebas muestran más allá de cualquier duda que el equipo ciclista US Postal puso en marcha el programa de dopaje más sofisticado, profesionalizado y exitoso que el deporte haya conocido en su historia”, sentenció Tygart, quien rebajó, así, el alcance del caso Balco (su cara, Marion Jones) o la Operación Puerto.

 En el sistema, según el director de la USADA, también participaron el médico italiano Michele Ferrari y el valenciano Luis García del Moral (ambos sancionados a perpetuidad), así como el director belga Johan Bruyneel, el preparador valenciano Pepe Martí y el médico vasco Pedro Celaya, que han rechazado los cargos y se han sometido a la decisión de un tribunal arbitral.

La USADA precisó que el informe enviado a la UCI —el organismo que debe ratificar a nivel mundial la sanción norteamericana y la pérdida de los Tours— y también a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y Corporación Mundial de Triatlón (CMT), ocupaba más de 1.000 folios. 

Un par de horas después, ese material precioso por la forma en que está tratado, con una introducción que parece escrita por un guionista ayudado por un historiador, estaba a disposición en la web usada.org de todo aficionado curioso (y lector en inglés) que quisiera tener una versión despiadada de la carrera de Armstrong, detallada año tras año desde su regreso del cáncer en la Vuelta de 1998, y, paralelamente, una radiografía del ciclismo en sus años, así calificados por Tygart, “más sucios”.

 Según el director de la USADA, entre las pruebas hay testimonios de 26 personas, 15 de ellas ciclistas, así como registros de pagos, intercambios de emails, datos científicos y resultados de análisis de laboratorios.
 
El personaje que pinta el informe USADA —ambición desmedida—, un solo objetivo y todos los medios posibles para alcanzarlo, ser el más grande en el Tour el mayor número de años posible, capaz de todo por ello, —agresivo y vengativo— no difiere en absoluto, visto desde fuera, del autorretrato que pinta Armstrong en sus autobiografías. Lo que cambia es lo que hay debajo de la piel.

Pese a su crudeza, nada en el informe sorprende a quien haya leído de ciclismo en la última década. Las sospechas le persiguieron a Armstrong toda su carrera y se intensificaron cuando se retiró por primera vez, en julio de 2005.

 El caso Festina (1998) y la Operación Puerto (2006), por otra parte, habían permitido ya escribir otra historia del deporte, más basada en informes policiales y científicos, en hematocrito y en transfusiones, que en puertos y maillots.

 Varios libros de investigación sobre Armstrong ya recogían también algunas de las historias a las que el sello de la USADA, una agencia independiente financiada por el Gobierno de Estados Unidos, da, en todo caso, valor de prueba legal más que literaria.
 
Con recuerdos de conversaciones, de detalles, con confesiones de excompañeros (extraordinariamente locuaces Jonathan Vaughters, actual director del Garmin, y George Hincapié), el informe permite entrar y ver lo que había detrás de las puertas de las neveras, de las habitaciones de los hoteles, de las ventanas tintadas del autobús del equipo. Permite ver cómo el caso Festina cambió la forma en que se manejaba la EPO en los equipos y cómo los primeros tests de detección de EPO en el año 2000 supusieron el comienzo del dopaje sanguíneo mediante extracciones y reinfusiones de sangre. 

Después, la Operación Puerto en 2006 acabó con la forma tradicional de manejar las transfusiones e inauguró otra época, mucho más sutil, de dopaje verdaderamente sofisticado.

Y siempre la conexión española, inevitable, pues Armstrong vivía la mitad del año en Girona; su director, Bruyneel, en Valencia, así como el médico del equipo entre 1999 y 2003, Luis García del Moral, y el entrenador Pepe Martí, al que describen como simple mensajero y correo de sustancias prohibidas. 

Y vasco es Celaya, médico del equipo de Armstrong en 1998 y desde 2004 hasta 2011. Novelizando quizás en exceso la historia, el informe de la USADA traza el origen español en el ONCE de Manolo Saiz, pues de ahí partieron Bruyneel, Celaya y Del Moral.
 
Algunos de los testimonios en que se basa el informe cronológico eran conocidos antes de que los hiciera públicos la USADA. Se trata de los de Floyd Landis y Tyler Hamilton, dos compañeros de Armstrong en algún Tour que dieron positivo cuando intentaron ganar ellos mismos la ronda francesa en otros equipos.

Fue precisamente una serie de emails enviados por Landis —desposeído del Tour de 2006— a las autoridades deportivas de su país en 2010 lo que puso en marcha la investigación que destruyó finalmente al hombre que convirtió su vida en una película de gloria, drama y éxito, el huérfano criado por su madre soltera que sufre un cáncer, lo derrota y vuelve más fuerte que nunca para convertirse en el ciclista más fuerte de la historia. Y el más famoso.

Landis relató sus relaciones en Girona, las transfusiones de sangre en el equipo, el uso de EPO, y Tyler Hamilton -positivo por transfusión en 2004 y desposeído posteriormente de su oro olímpico en Atenas- hizo de su relato un libro por el que se enteró la afición mundial que a la EPO, el dopaje de la época y aún, se le llamaba Edgar o Poe, por el decimonónico escritor de Boston; que Armstrong era generoso en su distribución a sus amigos desde la reserva que conservaba en su nevera y que, por ejemplo, antes de un Tour viajó con Armstrong en avión privado desde Niza hasta Valencia, donde García del Moral y Martí les hicieron una transfusión de sangre en el hotel Sidi Saler.

 En el libro de Hamilton también toma protagonismo un personaje llamado Motoman, el jardinero de Armstrong en Niza, encargado durante un Tour de transportar la EPO en su moto para evitar los controles y hacérsela llegar a los corredores cuando la necesitaran.

También era conocida la declaración del exciclista Frankie Andreu, pues fue usada contra Armstrong, cuya gran defensa es que es el deportista que más controles ha pasado en su vida, más de 500, y que nunca ha dado positivo. 

Bajo juramento, Andreu y su esposa declararon que un día que visitaron a Armstrong en el hospital donde se recuperaba del cáncer, oyeron cómo este le decía a sus médicos que se había dopado antes con EPO y anabolizantes.

A esta época le llama Tygart, el justiciero poético, la Era de la EPO y el dopaje sanguíneo. “Y estas pruebas muestran que el código de silencio de esos años está en camino de destrucción”, dice Tygart, quien pide, para dar un paso adelante, que la UCI ponga en marcha de una vez un programa de Verdad y Reconciliación. “No podemos estar atados al pasado para siempre”.               (El País, 11/10/2012)

“Nos daba bidones con hielo y EPO”.

 “Ahora no puedes escribir un libro sobre la EPO”. Durante la Vuelta a España de 1998, Vaughters, compañero de equipo del texano, fue a su habitación para utilizar su ordenador portátil. 

Delante de él, Armstrong se inyectó con una jeringuilla usada para inyecciones de EPO, diciendo: “Ahora que tú también utilizas EPO, no puedes escribir un libro sobre ello”.

“La mujer de Armstrong está liando porros”. Durante un Mundial en Holanda, explica el informe de la USADA, los ciclistas estadounidenses llegaron a la carpa del equipo cerca de la salida de la carrera para encontrarse con que Armstrong le había pedido a su mujer Kristin que enrollara en papel de plata tabletas de cortisona para él y sus compañeros. Uno de los corredores subrayó, “la mujer de Lance está liando porros”.

Del Moral: “¡Qué lío!”. Armstrong se vistió de amarillo tras la prólogo del Tour de 1999. Días después, su equipo fue informado de que había dado positivo por un corticoesteroide. Según testigos presenciales, cuenta el informe de la USADA, el ciclista no tenía entonces una autorización médica para usar cortisona. 

Tyler Hamilton recuerda "muchos tacos de Lance y Johan [Bruyneel, director del equipo] y al doctor Del Moral repitiendo 'qué lío'. Del Moral, según la documentación y los testigos aportados por la investigación, habría solucionado el problema falsificando una receta, con fecha previa al positivo, para una crema con cortisona.

Bidones de agua con hielo y EPO. Según el testimonio de Vaughters, el doctor Celaya “distribuiría EPO en bidones de agua rellenos con viales de EPO apretados entre hielo. En la botella vendrían el nombre del corredor y el número de dosis”.

 “Por ejemplo”, declaró Vaughters; “yo podría recibir uno en el que pusiera, Jonathan 5x2, lo que significa que contenía cinco viales de EPO con 2000 unidades internacionales en cada uno”.

Zabriskie: “Nos daba tiempo de bajar nuestro nivel de hematocrito antes de los controles”. “Johan \[Bruyneel, director del equipo\] siempre parecía saber cuándo vendrían los inspectores antidopaje”, declaró Zabriskie, ex compañero de Armstrong.

 “\[...\] Parecía que había un increíble sistema de aviso. Como norma, solíamos saber cuándo serían con una hora de antelación. Había tiempo de sobra para usar un suero salino para rebajar nuestro nivel de hematocrito”, explicó el ex ciclista.

Tests consistentes con dopaje sanguíneo en 2009 y 2010. Tras examinar cinco muestras de sangre de Armstrong recogidas durante el Tour de 2009 y dos correspondientes al de 2010, un experto consultado por la USADA concluyó que contenían un número “inusualmente bajo” de reticulocitos. 

Al compararlos con otras muestras del ex ciclista, el investigador dedujo que la posibilidad de que esos valores fueran naturales era menor que una entre un millón. Pese a esos datos, la UCI decidió no abrir expediente al estadounidense."           (El País, 11/10/2012)

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