"Cualquiera que tenga coche sabe que la competencia en el mercado de las
estaciones de servicio de carburante es una burla. Nos da igual llenar
el depósito en una estación u otra porque la experiencia nos certifica
una y otra vez que los precios son prácticamente los mismos en
cualquiera gasolinera.
¿Que por qué sabemos que los precios apenas varían?
Pues porque si de verdad variaran seguro que nos habríamos enterado.
Cuando el sector era un monopolio estatal, los expertos hablaban de
"mercado cautivo y poco eficiente". Una vez liberalizado, los expertos
hablan de "asimetrías en la velocidad de ajuste de los precios
minoristas". Los que ponemos gasolina preferimos llamarlo robar.(...)
Abundando en esa elegante tesis de la asimetría que algunos preferimos
llamar atraco, la conclusión del informe de la CNC es ésta: "Las
asimetrías suponen que cuando se produce un incremento en los precios
internacionales, los precios minoristas nacionales reaccionan más
rápidamente que cuando los precios internacionales disminuyen. Esta
asimetría, tiene efectos perjudiciales para los consumidores finales,
puesto que no se benefician rápidamente de las bajadas de los precios
internacionales y sí sufren con mayor rapidez las subidas de los precios
internacionales". (...)
Resumiendo: en 2012 han hecho una investigación oficial para comprobar
si los operadores del mercado habían cumplido en 2011 las
recomendaciones formuladas tras la investigación oficial hecha en 2009.
En realidad, podrían haberse ahorrado cualquiera de estos informes: con
haber preguntado a cualquier conductor que llene habitualmente el
depósito habría sido suficiente para saber que en ese sector no existe la dichosa competencia.
Es más, cualquier conductor le habría dicho lo mismo que se lee en el
informe, si bien habría escogido otras palabras entre las cuales nunca
habría figurado esa tan elegante de ‘asimetría': "Estos cabrones nos
suben la gasolina cuando sube el petróleo, pero no nos la bajan cuando
el petróleo baja". Eso le habría dicho. (...)
Los atracadores son gente eficiente.
Es obvio que están haciendo bien su trabajo. Lo hacen bien incluso
cuando no lo hacen bien, dado que ni siquiera entonces suelen acabar en
la cárcel. En tal caso, la pregunta es: ¿están los polis haciendo bien
su trabajo? ¿Está el Estado haciendo bien su trabajo? ¿Está el sentido
común haciendo bien su trabajo? ¿Está la indignación haciendo bien el
suyo?" (Público, 12/07/2012)
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