Su delito consiste en amparar a las víctimas de una sanguinaria dictadura que se prolongó durante casi cuatro décadas. Pero la autoridad judicial le sienta antes en el banquillo por otra causa.
El juez Garzón va a ser procesado antes que los imputados de un delito continuado de corrupción, por haber ordenado que se grabaran las conversaciones que los responsables de la red más abrumadora de la historia de la democracia sostuvieron en la cárcel con sus abogados.
Y este anuncio se produce un mes y medio antes de unas elecciones en las que un partido cuyas siglas son -es un suponer- PP presenta como candidatos a casi una docena de imputados en aquel proceso.
Al asumir que se perjudicó la defensa de los imputados, la opinión pública podría sospechar que los cargos que pesan contra ellos son dudosos, irregulares.
El tribunal se convertiría así en la más eficaz oficina electoral de un partido político, en lugar de velar por los intereses de todos los ciudadanos." (ALMUDENA GRANDES: Un suponer. El País, 18/04/2011, última)
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