Lieberman, fundador y líder del partido ultranacionalista Yisrael Beitenu, tercera fuerza política del país, parecía dispuesto a seguir en el Gobierno hasta que se formalizara su procesamiento. El trámite podría durar seis meses más. (...)
La fiscalía empezó a investigarle 10 años atrás, por haber recibido ilegalmente 800.000 euros de un empresario austriaco para su primera campaña electoral. Luego, según la fiscalía, se descubrió que mientras era ministro de Transportes fundó al menos seis sociedades instrumentales, a través de las cuales ingresó 2,5 millones de euros por contratos que él mismo adjudicaba. Los cargos de fraude, blanqueo de dinero y abuso de confianza se basan en esos hechos.
El año pasado, ya como ministro de Exteriores, cometió otro presunto delito. El Ministerio de Justicia ordenó al embajador israelí en Bielorrusia que recabara de las autoridades locales un documento necesario para el sumario contra Lieberman; el embajador, subordinado del ministro, guardó una copia del documento y se la entregó a su jefe. De ahí la manipulación de testigos." (El País, 14/04/2011, p. 5)
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