Con ellos se refiere a los dos colectivos que generan más rabia entre los habitantes honrados: los políticos y la Camorra. Ambos gestionan a medias el negocio de la inmundicia desde hace 30 años. La última emergencia, que ha durado 15 años, quedó abolida en enero de 2010, dos años después de que Berlusconi ganara las últimas elecciones prometiendo el "milagro de la limpieza".
Hoy, la propaganda se ha desvanecido y todo parece haber vuelto al punto de partida. Los 18 vertederos de la provincia están llenos, y la minicrisis de los pueblos vesubianos afecta ya a la capital: toneladas de basura legal e ilegal se acumulan en la periferia, y el centro histórico empieza a oler mal otra vez. (...)
Lejos de admitir el fracaso, Berlusconi ha acusado al Ayuntamiento de Nápoles de ser el culpable de la crisis por no hacer la recogida separada de residuos. Según el concejal, que lleva un año en el cargo, el municipio recoge, "con mucha fatiga", unas 200 toneladas diarias (un 19%) con ese método. "Lo malo", añade Giacomelli, "es que sirve de poco: nadie se acordó de construir plantas de tratamiento, y debemos mandar la parte húmeda a Sicilia, a 200 euros la tonelada".
Mientras, en Nápoles se cobra el impuesto más alto de basuras de todo el país: un piso medio, de 80 metros cuadrados, abona 360 euros anuales. Un euro diario. El concejal, que es romano, esgrime razones autóctonas: "Aquí tenemos que recoger sábados y domingos porque la gente come mucho esos días, y come cosas que huelen. Pescado, sobre todo. Y eso en Milán pasa menos". (...)
Los datos le dan la razón. Milán genera la mitad de basura orgánica que Nápoles. A eso hay que sumar, cuenta Giacomelli, "que la crisis económica ha aumentado la economía sumergida y el abandono de residuos especiales, es decir, los restos de las obras ilegales, que con los medios que tenemos no logramos eliminar".
El concejal parece un hombre honrado. Dice que no duerme hace días y que cada poco rato baja a la calle para ver si los camiones han recogido. Pero los vecinos están hartos de excusas y buenas intenciones. "Es para sublevarse, porque la gestión de la basura ha movido 13.000 millones de dinero público desde 1994 hasta ahora", explica Luigi Cascello, jefe de estación jubilado, de 58 años, que lucha en Boscoreale por la defensa del territorio del área vesubiana.
"El negocio lleva 30 años en manos de la Camorra. Y para contrastarla, el Gobierno central se inventó el concepto de la emergencia", recuerda. "En esencia, consiste en derogar las leyes ordinarias para robar mejor. Izquierda y derecha se reparten el lucro con la mafia, y han convertido el sector en una reserva de votos cautivos, un mercado de puestos de trabajo para los amigos, un refugio de camorristas y un amortiguador social".
El drama del Mezzogiorno se supera siempre a sí mismo. Difícil comprender cómo esta gente sigue sin hacer una revolución. Hace unos meses, la policía grabó una conversación entre el jefe de la Protección Civil y su número dos, ambos imputados por la gestión de los paquetes ecológicos de residuos. "Hablaban de reabrir el vertedero del volcán y dijeron: 'Echaremos allí toda la mierda, total, esos son unos capullos'", recuerda el vecino Genovese.
Protección Civil cumplió su promesa y reabrió la cava ilegal, una bomba atómica que la región cerró en 1994. Los vecinos siguen en pie de guerra y ayer varios miles se manifestaron de nuevo y quemaron sus tarjetas electorales." (El País, internacional, 10/10/2010, p. 8/9)
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