Teniendo en cuenta que fiscales en la Audiencia Nacional superan escasamente los 20 y que hay 15 fiscales en Madrid en la Fiscalía Anticorrupción, cualquier fuga es sensible. El caso de la Fiscalía Anticorrupción es llamativo: tres fiscales han dejado su puesto en los últimos años (Carlos Saiz, Daniel Campos y Javier Sánchez Junco). En el caso de los dos primeros se produjo una circunstancia anecdótica. Ambos se sucedieron en la instrucción del caso Fabra, el presidente de la Diputación de Castellón imputado por delito fiscal. Campos es el único ejemplo de viaje de ida y vuelta: años después solicitó su regreso a la fiscalía. (...)
No es de la misma opinión Rafael Jiménez Asensio, experto constitucionalista de la Universidad Pompeu Fabra: "Esto va más allá de lo estético. Jueces y fiscales establecen una diferencia radical frente a los abogados. El trasvase al sector privado les permite utilizar circuitos privilegiados porque, en definitiva, no son vistos como abogados exclusivamente, sino como personas con un cierto parentesco, como miembros que han sido de la carrera. Que luego utilicen o puedan utilizar dicha influencia es otra cosa". (El País, domingo, 17/01/2010, p. 11)
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