25.1.10

Una docena de jueces y fiscales de la Audiencia Nacional han dado el paso a la actividad privada en el último lustro

"A nadie se le oculta que la escena no deja de ser chocante. Seis imputados en el caso Gürtel son defendidos por abogados que no hace mucho tiempo eran jueces y fiscales de la Audiencia Nacional. Media docena de los acusados en la Operación Malaya corren idéntica suerte, la misma que el ruso Kalashov, considerado como un poderoso jefe mafioso y juzgado el pasado mes de noviembre en España por blanqueo de capitales: el juicio oral celebrado en la Audiencia Nacional contó con la presencia de tres abogados que hace unos años estaban en el otro lado. El constructor Francisco Hernando, conocido como El Pocero, es cliente en algunos litigios de un ex fiscal, al igual que importantes empresas han puesto en manos de ex magistrados el destino de algunos contenciosos. El salto de jueces y fiscales a la actividad privada es una decisión lícita que no deja indiferente a nadie. ¿Es un problema ético o simplemente estético? (...)

Teniendo en cuenta que fiscales en la Audiencia Nacional superan escasamente los 20 y que hay 15 fiscales en Madrid en la Fiscalía Anticorrupción, cualquier fuga es sensible. El caso de la Fiscalía Anticorrupción es llamativo: tres fiscales han dejado su puesto en los últimos años (Carlos Saiz, Daniel Campos y Javier Sánchez Junco). En el caso de los dos primeros se produjo una circunstancia anecdótica. Ambos se sucedieron en la instrucción del caso Fabra, el presidente de la Diputación de Castellón imputado por delito fiscal. Campos es el único ejemplo de viaje de ida y vuelta: años después solicitó su regreso a la fiscalía. (...)

No es de la misma opinión Rafael Jiménez Asensio, experto constitucionalista de la Universidad Pompeu Fabra: "Esto va más allá de lo estético. Jueces y fiscales establecen una diferencia radical frente a los abogados. El trasvase al sector privado les permite utilizar circuitos privilegiados porque, en definitiva, no son vistos como abogados exclusivamente, sino como personas con un cierto parentesco, como miembros que han sido de la carrera. Que luego utilicen o puedan utilizar dicha influencia es otra cosa". (El País, domingo, 17/01/2010, p. 11)

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