Al parecer, el fraude se realizó a través de un hedge fund (fondo altamente especulativo) que directamente gestionaba Madoff en secreto en un despacho de casi 25 metros cuadrados en el mismo edificio donde la firma tiene su sede. La trama Ponzi es una estafa de tipo piramidal, en la que el fondo promete altos retornos a los primeros inversores, que son abonados con el dinero de inversores que llegan después al fondo. El esquema sería similar al que supuestamente se ha utilizado en España en las tramas de Afinsa y Forum Filatélico. (...)
"Charles Ponzi fue aquel emigrante italiano que estafó a miles de residentes en Nueva Inglaterra, en los años veinte del siglo pasado, mediante la inversión en cupones postales que garantizaba un rendimiento cierto y elevado, muy superior al que aportaban la mayoría de las inversiones de entonces, desde luego mucho mayor que la de las cuentas de ahorro.
En esencia, la garantía de la rentabilidad se basaba en el sostenimiento de una pirámide simple en la que los ingresos procedentes de nuevos inversores atendían las posibles retiradas de fondos de los precedentes. Nada nuevo, incluso demasiado familiar para algunos modestos inversores españoles, tan ingenuos como ávidos de excepcionales beneficios. (...)
Pero resulta que las victimas de la estafa de Madoff son grandes inversores o instituciones, entre los que no faltaban importantes hedge funds y fondos de fondos. Es, efectivamente, el Ponzi más selecto de la historia. Su diseñador no es precisamente un recién llegado, sino una de las leyendas vivas de Wall Street. (...)Como el propio Madoff acaba de reconocer ante las autoridades federales, estamos ante un fraude cuyas pérdidas superarán muy probablemente los 50.000 millones de dólares, con notables damnificados en varios continentes. Al igual que en las versiones más elementales de la pirámide ponziana, la excesiva concentración de retiradas de fondos, ahora de algunos grandes clientes, ha sido la desencadenante de la quiebra.
Quizás ese halo de exclusividad, la extremada selección de sus inversores en la que basaba su estrategia comercial, la exhibición de que no sólo se reservaba el derecho de admisión, sino que se permitía rechazar inversores que él no consideraba de suficiente abolengo, es lo que amparó esa ceguera en el escrutinio del comportamiento de Madoff como inversor y, ya veremos, si la laxa supervisión de su política de inversiones.
Sólo algunos analistas o competidores cayeron en la cuenta de la envidiable estabilidad: de la casi absoluta insensibilidad que mostraban sus resultados a los vaivenes de los mercados bursátiles. A los interrogantes, incluso a las denuncias, de algunos de estos (ahora estamos conociendo advertencias que apenas se difundieron en su momento) se les respondía con los informes de una muy cuestionable compañía de auditoría." (Emilio Ontiveros: Ponzi para los elegidos. (El País, ed. Galicia, Economía, 14/12/2008, p. 26)
"Pero se tiene alguna idea de cómo operaba la trama. En síntesis era así: un fondo "x" creaba una cartera de inversión con una cesta de acciones para atraer capital. A su vez, ese fondo ponía el dinero en manos del gurú Madoff. Estos fondos estaban apalancados, lo que multiplicaba el valor de la inversión. Sobre esa construcción -inversión real multiplicada con créditos- Madoff generaba, sobre el papel, los retornos que prometía. El problema es que con ese sistema -capaz de multiplicar el dinero como si fuera un milagro-las pérdidas pueden ser enormes.
Los inversores no prestaron atención ni sabían el riesgo que corrían, porque Madoff no operaba un hedge fund como tal, sino una especie de "oficina trasera" que le permitía esquivar los controles de auditores externos, los que garantizan realmente que existen activos para respaldar las inversiones. La única firma que al parecer supervisaba sus cuentas era un pequeño despacho de abogados con sede en New City, a las afueras de la ciudad de Nueva York, que también invertía en la firma." (El País, ed. Galicia, Economía, 14/12/2008, p. 29)
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