“Los policías 'antimafia' detenidos en Málaga, incomunicados en comisaría. Uno de los arrestados está pendiente de juicio por facilitar la huida de un 'narco'.
Los cuatro inspectores de la unidad antimafia del Cuerpo Nacional de Policía en la Costa del Sol detenidos el martes pasaron ayer el día incomunicados en los calabozos de la Comisaría Provincial de Málaga a la espera de ser puestos, previsiblemente hoy, a disposición del Juzgado de Instrucción número 5 de Marbella, que investiga el caso. (…)
En el caso también se investigan posibles vínculos de los agentes arrestados con clubes de alterne de la Costa del Sol, según fuentes policiales. Los agentes especializados en crimen organizado se mueven a menudo por prostíbulos. Es precisamente en estos sitios, frecuentados por los grupos mafiosos para cerrar tratos o celebrar sus éxitos, donde los agentes antimafia tienen algunas de sus mejores fuentes de información.
El policía arrestado de más alto rango es el inspector jefe Alfredo Marijuán, máximo responsable de la sección de crimen organizado de la comisaría malagueña y una verdadera leyenda dentro del cuerpo por las numerosas bandas de delincuentes que ha desmantelado. Sin embargo, sus métodos de trabajo le han ocasionado algún dolor de cabeza. Marijuán está pendiente de un juicio en la Audiencia de Málaga en el que el fiscal le pide 18 meses de prisión y 11 años de inhabilitación por favorecer presuntamente la fuga de un traficante de drogas italiano afincado en Benalmádena. (…)
…la noticia ha creado una gran zozobra entre la plantilla. "Hay un desconocimiento muy grande de cómo se investigan las mafias. Luchar contra el crimen organizado requiere en ocasiones bordear la legalidad", afirman varias fuentes policiales. "A partir de ahora, cuando nos digan los jefes que bajemos a las cloacas, nos lo pensaremos dos veces", añaden.” (El País, ed. Galicia, España, 13/03/2008, p. 21)
“La mafia policial de Málaga vendía datos confidenciales. Los agentes practicaban registros ilegales para robar.
Según fuentes jurídicas, las presuntas actividades ilegales del grupo policial eran las siguientes: robaban bienes incautados en registros legales mientras estaban bajo custodia policial; registraban domicilios sin orden judicial. Tal entrada ilegal les permitía robar a placer bienes de personajes del hampa, que difícilmente podían quejarse, precisamente por vivir al margen de la ley, y se creían objeto de una auténtica investigación policial auténtica.
Además, según la investigación, grababan vídeos y obtenían datos confidenciales de personas para revenderlos a terceros. Investigaban a personajes de la Costa del Sol sin causa judicial alguna. Volcaban todo su potencial de agentes especializados en delitos económicos en sus fines privados y por ello no les resultaba difícil obtener datos fiscales o bancarios para pesquisas que luego fingían fallidas. Actuaban como detectives privados bajo uniforme policial y como tales vendían su información al mejor postor.
En otras ocasiones, esta red hacía la labor contraria. Cuando no desarrollaba sus investigaciones privadas, obstruía las pesquisas oficiales o alertaba de ellas a sus clientes. O, sencillamente, miraba para otro lado cuando conocía delitos. Tal pasividad también tenía un precio. "El precio de tal labor ilegal fue un reguero de sobornos", según los investigadores.
El blindaje de los delincuentes amigos y clientes se cerraba con el papel de la traductora de la comisaría de Marbella, también detenida, ya que entre lo que confesaba el detenido y la traducción que recibía el juez había todo un mundo: los hechos más sangrantes desaparecían o se perdía la traducción. (…)
Frente a las críticas sindicales vertidas contra tales detenciones ("se les trata como a terroristas"), el director adjunto operativo se mostraba ayer perplejo. "Me duele que algunos sindicatos critiquen esta operación sin conocer los hechos que encierra", manifestó a este diario. Fernández Chico deshace toda interpretación de esta redada como fruto de guerras entre clanes policiales. "No es que yo avale esta operación. Es que la dirijo yo porque Asuntos Internos depende de mí. Y un policía corrupto es peor que un delincuente porque es un delincuente que se aprovecha del cargo de servidor de la ley. Y no vamos a tener ninguna contemplación ante tales conductas. ¿Cuál es la crítica? ¿Que a los policías no se les puede detener? ¿Que hay que detenerlos de forma distinta que a cualquier ciudadano sospechoso de violar la ley?". (El País, ed. Galicia, España, 14/03/2008, p. 22)
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