“¿Viejecitas que cruzan fronteras con fajos de billetes ocultos en el bolso? "No. Los propios bancos desaconsejaban a sus clientes llevar el dinero en efectivo hasta Liechtenstein por los controles fronterizos. Los bancos tenían su propia red para sacar el dinero de Alemania. Unos enlaces recogían el dinero y lo llevaban por carretera, evitando las rutas más obvias como la que va a través de Austria hasta el Principado".
Pero la mayoría de las veces", sigue, "se hacía mediante simples transferencias. Un banco, por ejemplo, junta una cuenta 10 millones de euros de varios clientes en Alemania y los manda a Liechtenstein como si fueran propios, sin nombres. Meses después, envía una nota aclarando de quién es cada parte. El banco de Liechtenstein crea entonces una fundación para cada cliente. Como sólo el banco y el cliente saben de quién es la fundación, el sistema es fácil, limpio y opaco al fisco".
Güroff confirma que estas prácticas requieren la complicidad de los bancos alemanes. "Por supuesto. En Alemania y en muchos otros país. Los clientes ricos son apetecibles, tienen liquidez y unas necesidades concretas. Al otro lado de la frontera están los productos financieros que necesitan. Oferta y demanda. Alguien, en algún momento, va a dar el paso. Crear una fundación en Liechtenstein es un trámite tan fácil como firmar un cheque. No hace falta ni ir allí. Lo mismo pasa en todos los paraísos fiscales. La pregunta es porque se permite que estos territorios vivan del fraude fiscal a los países vecinos". (EDUARD GÜROFF (Fiscal de Bochum): "Los bancos tenían su propia red para sacar el dinero de Alemania". El País, ed. Galicia, Economía, 02/03/2008, p. 37)
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