"A menudo ponemos el punto de mira en la política nacional para intentar cambiar el rumbo del país. Nos dejamos por el camino lo más esencial, nuestra esfera más próxima: la Administración local. Casos como el crimen de Llanes o el chantaje de Torrelodones vuelven a evidenciar las mafias que se dan a nivel de municipio, especialmente cuando son de tamaño pequeño o medio. Que nadie se equivoque, estas mafias solo se dan si la ciudadanía lo permite.
Siempre he estado convencido de que el cambio viene de abajo a arriba y no a la inversa. Por este motivo es importante acabar de una vez por todas con las mafias que se dan en los Ayuntamientos. Las corruptelas de Llanes o Torrelodones no son casos puntuales en España. Cualquiera que profundice en la política local de un municipio pequeño se dará cuenta de ello: cómo la clase política ha vivido durante años enchufando a sus familiares y allegados, cómo se han generado redes clientelares y de estómagos agradecidos que, al tiempo que conforman sus graneros de votos, también les blindan frente a la Fiscalía.
En cierto sentido y por mi experiencia en política local, el sistema aplicado por polític@s y empresariado en estos pueblos es muy similar al de los narcos en la Colombia más oscura: tod@s conocen las malas artes de quienes llevan las riendas del municipio, pero nadie tira de la manta, bien por miedo, bien por agradecimiento por los favores recibidos o prometidos. Dicho de otro modo, apesta.
Hace años que compagino mis colaboraciones en medios nacionales con locales. Durante todo ese tiempo, he visto cómo en privado las personas se me acercan, escriben, llaman por teléfono o, incluso, me dejan paquetes con documentación. Lo hacen para despotricar contra los nuevos caciques, que no sólo son de corte político o empresarial, también funcionarios o personal laboral en el Ayuntamiento. En petit comité sueltan sapos y culebras por sus bocas contra estos mafiosos, pero no se atreven, siquiera, a aportar pruebas, pues aun manteniendo su anonimato como fuente saben que terminaría por deducirse cómo salieron las pruebas a la luz.
La mafia tiene muy bien atados sus negocios y, con todo, soy un
convencido de que es posible acabar con ello. Nos costará amenazas,
presiones de todo tipo, querellas... pero si cada vez que nos parten la cara, nos mantenemos más firmes en nuestras posiciones, terminaremos dándole la vuelta a la situación.
Cada vez, quiero pensar, surgirán más personas que no te quieren dejar
solo, que ya están cansadas de aguantar los abusos de esta mafia.
Aparecerán más y más personas despertando de su letargo y ya no
permitirán que un@s poc@s saqueen el pueblo en su beneficio. De hecho,
ya percibo algunos cambios. Adelante." (David Bollero, El País, 21/11/21)
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