"Iberdrola tuvo a sueldo durante años al comisario Villarejo. La segunda empresa más grande del Ibex 35 contrató de forma recurrente al policía para que investigara en secreto a firmas competidoras y maniobrara para desbloquear proyectos millonarios.
Documentos y grabaciones que no habían trascendido hasta la fecha y a
los que ha tenido acceso El Confidencial en una investigación conjunta
con 'Moncloa.com' revelan que el presunto cerebro de la operación Tándem
habría estado realizando todo tipo de servicios clandestinos para la
eléctrica al menos desde 2004. Ninguna de las piezas separadas en las
que se divide el procedimiento que instruye la Audiencia Nacional sobre Villarejo analiza por ahora sus trabajos para esta compañía.
Según estas nuevas pruebas, uno de los primeros encargos que Iberdrola habría hecho a Villarejo fue pedirle que se infiltrara en el movimiento de oposición política y vecinal a su central térmica de ciclo combinado de Arcos de la Frontera (Cádiz),
una obra valorada en más de 1.000 millones de euros que estuvo a punto
de provocar un agujero en sus cuentas.
La eléctrica dio los primeros
pasos para ponerla en marcha en el año 2000 pero, cuatro años después,
se topó con el rechazo al proyecto del Gobierno local y el Ejecutivo andaluz, ambos del PSOE, así como de numerosas organizaciones ecologistas agrupadas en torno a la plataforma No a las Térmicas. Denunciaban los efectos nocivos de sus gases en la población y su emplazamiento entre dos zonas protegidas.
El proyecto Arrow
La compañía que preside Ignacio Sánchez Galán
decidió usar a Villarejo para neutralizar a los enemigos de la planta.
El directivo que formalizó el encargo y supervisó su evolución fue el
responsable de seguridad de la eléctrica, Antonio Asenjo,
que continúa ocupando ese puesto en la actualidad. Audios grabados por
el propio comisario revelan que Iberdrola le ordenó realizar
seguimientos, controlar las llamadas e investigar la vida privada de
cualquier dirigente o autoridad que se opusiera a la central. Nada podía
trascender de este trabajo.
“Es importante para nosotros el que no haya ningún…”,
advirtió Asenjo a Villarejo en una reunión celebrada en junio de 2004,
con la operación ya en marcha. El final de la frase no se escucha bien
pero, por la reacción del policía, el alto cargo de Iberdrola se refería
a que no quería ningún 'descuido' o filtración.
Villarejo se tomó en serio el aviso. Bautizó el encargo con el nombre en clave de proyecto Arrow y
utilizó siglas, acrónimos y apodos para referirse a sus objetivos.
Iberdrola pasó a ser 'K'; Antonio Asenjo, 'AS'; el Ayuntamiento de
Arcos, 'Y', y el equipo de investigadores implicados en el proyecto,
'GIA'. El policía anotó el resultado de sus gestiones en informes que
entregó periódicamente a Asenjo.
De ellos se desprende que el policía
llegó a investigar a un juez de lo Contencioso de Jerez de la Frontera
que debía pronunciarse sobre una petición del consistorio gaditano para
detener cautelarmente las obras de la planta. Los audios confirman que
el magistrado se convirtió en una prioridad para Iberdrola. El jefe de
Seguridad preguntó al comisario por este asunto en un audio: “¿Del juez sabes algo?”.
“¿Eh?”, contestó el policía sin entenderle. “Del juez”, insistió
Asenjo. Villarejo había hecho el trabajo. “Sí, sí, eso está al final”.
El
comisario se refería a uno de sus informes periódicos sobre el proyecto
Arrow que acababa de entregar al jefe de seguridad de la eléctrica en
esa reunión. El documento era un anexo de apenas una página, pero
contenía información sobre la supuesta vida íntima del juez, su
situación familiar y su afinidad ideológica, además de un resumen de su
carrera profesional. “Su elección (para que se haga cargo de recurso de
lesividad) no ha sido casual, de hecho en la misma han pesado dos
factores: su trayectoria 'doctrinal', en la que manifiesta una acusada
tendencia a tomar posiciones en contra de las grandes empresas, y a
favor de los sindicatos y otras asociaciones populares”, recogía el
anexo.
“Hasta la bandera”
Instantes después, en la misma
reunión, Asenjo volvió a preguntar por el magistrado. Villarejo le
tranquilizó asegurándole que había trabado relación con un periodista
que hablaba directamente con el juez. “Le comenta todo (…). Va a ser el
termómetro que en cuanto surja lo más mínimo, ¡pum!, nos va a dictar:
'Oye, este tío va a hacer un auto mañana o pasado'. Aparte de la gente
que yo ya tengo por allí por los juzgados, pero que no me acabo de fiar
del todo de ellos. (…) Hombre, yo creo que la situación está bastante
bien manejada, ¿no?”, opinó el comisario. “Hasta la bandera”,
zanjó Asenjo. Solo unas semanas después de esa reunión entre Asenjo y
el policía, el juez desestimó la solicitud del ayuntamiento y dejó de
inquietar a la eléctrica.
Villarejo también puso el foco en los dirigentes y medios de
comunicación locales que se oponían al proyecto. Rastreó a la
corporación municipal del PSOE, que gobernaba en coalición con Izquierda Unida, centrando su atención en la alcaldesa, Pepa Caro, y la concejala de Urbanismo, Arantxa Azcúnaga,
de IU. Iberdrola quería encontrarles algún punto débil para poder
doblegarlas. “¿Cómo va con la enana, como dices tú?”, se escucha decir a
Asenjo en otro audio. “¿Vamos a sacar algo o no vamos a sacar nada?”.
La 'enana' era supuestamente la concejala de IU, que se había convertido
en uno de los mayores dolores de cabeza de la eléctrica.
El
comisario explicó al director de seguridad que había hecho
averiguaciones sobre sus hermanos, su marido y sus propiedades, pero que
aún no había encontrado nada que pudiera ser utilizado para
desactivarla. “Hemos puesto patas arriba todo lo que se refiere a ella
(…) y no hemos visto absolutamente nada, todo bien”, afirmó Villarejo tratando de excusarse.
A la eléctrica también le preocupaba la opinión pública, que estaba
mayoritariamente en contra de la planta. Asenjo pactó con el presunto
cabecilla de la operación Tándem colocar publicidad en los medios de la
zona para intentar que dejaran de rechazar el proyecto y convertirlos en
sus aliados. “¿Qué se habla en el pueblo?”,
se escucha decir al jefe de seguridad de la multinacional en otra
grabación. Villarejo le explicó que él personalmente se había encargado
de pactar con un diario local la publicación de una encuesta con vecinos
que iba a ser amañada para que las cuatro personas elegidas
supuestamente al azar para que opinaran sobre la central estuvieran a
favor.
“Hoy hemos empezado ya con la publicidad. Hoy ya se está
machacando en la radio, en…”, comentó luego Asenjo, a pesar de que entre
sus cometidos en la compañía no figuraba la gestión publicitaria. Pero
esos anuncios tenían otra misión. El propio Villarejo le contó que
también se había puesto en contacto con otros tres medios de Arcos y
Jerez para anunciarles que Iberdrola les daría un total de 7.000 euros. A cambio, debían respaldar la instalación.
El cambio de postura del PSOE
La eléctrica y el comisario
dieron por concluida la operación Arrow en julio de 2004. Villarejo
entregó a Asenjo un informe con un resumen de sus actuaciones y sus
principales hallazgos. “Este GIA valora positivamente la evolución de la
situación de la CENTRAL desde primeros de mayo hasta el día de hoy”,
sostuvo el agente encubierto. “Es opinión de este GIA, que los planes y procedimientos utilizados, con ocasión de la CRISIS de ARCOS,
puede considerarse como un protocolo de actuación adecuado en
situaciones similares”, terminó, aunque luego incluyó un aviso al final
del informe. “Su contenido es estrictamente confidencial y para un uso
exclusivo en el ámbito privado”.
Lo cierto es que el trabajo de Villarejo coincidió con una
concatenación de noticias favorables para Iberdrola. Tras la negativa
del juzgado de Jerez a paralizar las obras, el PSOE de Arcos adoptó una posición menos beligerante con la central. Ni siquiera recurrió la resolución y, en septiembre de 2004, Izquierda Unida decidió abandonar el Gobierno municipal de coalición porque la alcaldesa socialista acabó aceptando la puesta en marcha de la infraestructura.
También se produjo un giro radical en el Ejecutivo de Manuel Chaves. En octubre de ese mismo año, contra toda lógica aparente, la entonces consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, compareció en el Parlamento andaluz
para anunciar que su Gobierno había decidido dejar de oponerse a la
planta y facilitar la tramitación de las licencias ambientales que
quedaban para que pudiera empezar a producir energía. El PP, que siempre estuvo a favor del proyecto, aprovechó para mofarse del cambio de postura del PSOE.
Iberdrola logró finalmente todos los permisos y en 2005 terminó de construir la central. En total, la eléctrica invirtió más de 900 millones de euros. Ese mismo año, empezó a producir energía. Con 1.600 MW de potencia,
es la tercera central de ciclo combinado más grande de España y la
segunda con mayor capacidad de las que tiene en su portfolio la compañía
de Sánchez Galán, solo superada por la de Castellón, de 1.650 MW.
Este diario ha contactado con Iberdrola para recabar su versión sobre
estos encargos y conocer los detalles de su relación con Villarejo, pero
la empresa ha declinado realizar comentarios." (Jose María Olmo, Pablo Gabilondo, El Confidencial, 08/10/19)
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