"El informe definitivo remitido por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Polícia (UDEF) a la instructora de la 'operación Topolino' revela que la cúpula Vitaldent defraudaba a la Hacienda Pública más de 17 millones de euros al año a través de los pagos en B
que obtenía de las denominadas clínicas propias, es decir, aquellas
cuya gestión dependen de la propia marca a diferencia de las
franquicias.
Así lo pone de manifiesto la titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Majadahonda en el auto donde envía a prisión al propietario de la compañía, Ernesto Colman, al vicepresidente, Bartolomé Conde y a los colaboradores Nicolás Sisinni y Javier Arteaga.
Todos ellos están acusados de delitos contra la Hacienda Pública, delito continuado de blanqueo de capitales, un delito de falsedad en documento oficial y mercantil, un delito de estafa y/ apropiación indebida, un delito contable y un delito de organización criminal por haber diseñado y participar en un complejo sistema defraudatorio hacia franquiciados, clientes y pacientes, y a la propia Hacienda Estatal.
En la resolución, la juez cifra de la siguiente manera el fraude fiscal cometido por la cúpula de Vitaldent: "se puede determinar que cada una de las clínicas propias paga un canon mensual de 10.000 euros por lo que anualmente se perciben por los investigados cantidades millonarias, que se estima por la UDEF, partiendo de la base de que hay 146 clínicas propias, que se elevarían a 17.250.000 euros al año los cuales se ocultan a la Hacienda Pública".
En concreto, la titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Majadahonda detalla cómo tal defraudación tendría su origen en la existencia de una caja B "así como un sistema de generación mensual y anual de grandes cantidades de dinero opaco fiscalmente".
La juez explica que en un primer momento cada clínica podía generar en B la cantidad mensual elegida siempre que el 10 por ciento del dinero "ennegrecido" fuese destinado a la organización. Posteriormente, se pasó a exigir a cada clínica el pago de 10.000 euros mensuales que eran abonados mediante un sistema de recogida que habría sido encargado por Colman a personas de su confianza. Una vez que ese dinero era almacenado era enviado hacia paraísos fiscales como Suiza.
Con el fin de desviar esos fondos Ernesto Colman creó un complejo sistema societario dividido en mercantiles que poseían las participaciones de las clínicas propias (que no eran franquicias) y otro grupo de sociedades que eran utilizadas para "minorar el pago de impuestos y expatriar capitales hacia países de la zona euro".
Por último, en el auto, la magistrada recalca que para llevar a cabo con éxito estos pagos en Vitaldent existía una contabilidad y una contabilidad B y la facturación se realizaba "habitualmente sin IVA". (Ángela Martialay, Vox Populi, 18/02/16)
"Vitaldent cobraba 900 euros por un implante pero al dentista le pagaba sólo 100".
Vitaldent insiste en que la detención de su fundador Ernesto Colman y de varios directivos más no impacta en su actividad: "llevamos 25 años trabajando con los mejores y lo seguiremos haciendo.
Nuestras clínicas van a seguir abiertas con el mismo horario y las mismas condiciones", dijo la portavoz de la compañía Ana Caspistegui, que insistió en que se garantiza la continuidad del servicio en todas las clínicas de Opendent (aquellas que pertenecen al grupo y no son franquicias).
Sin embargo, siguen saliendo a la luz denuncias sobre las prácticas de algunas de las clínicas. Al tratarse de un sistema franquiciado, es imposible establecer una categoría, pues con multitud de dueños, el funcionamiento era diferente en las críticas.
Por ejemplo, un especialista dental con varias décadas de experiencia en la profesión y actividad en Galicia declara a este periódico cómo el 'truco' de Vitaldent venía porque, además del precio de un implante (aproximadamente 300 euros) cobraba a los pacientes el 'acto quirúrgico' a precio de oro: entre 650 y 700 euros por este equivalente de la 'mano de obra', lo cual elevaba el precio de los implantes hasta los 900 euros.
"Lo más hiriente era que de esos 900 euros el odontólogo sólo recibía 100, y el resto iban directos a la clínica. Seguramente por eso abundaban allí los recién licenciados, que en cuanto podían marchaban a otras clínicas con mejores condiciones", asegura este especialista médico. Lógicamente, la clínica debía pagar muchas más cosas aparte del servicio del odontólogo.
Según un experto con varias décadas de experiencia en el sector, al cobrar el acto quirúrgico a precios tan elevados, el precio de la colocación de un implante ya "rondaba los 900 euros y no era, por tanto, especialmente competitivo".
También había muchas quejas de pacientes a los que se les diagnosticaba tratamientos por encima del diagnóstico que tenían en otras clínicas: "Con una psicología más mercantil que clínica, la publicidad agresiva escapaba de las manos de un colegio de odontólogos y se le les permitía una filosofía para sacar el máximo al cliente", asegura este profesional gallego, para quien otro de los puntos negativos consistía en las marcas utilizadas en los implantes, y que solían ser marcas que imitan las 3 enseñas de más calidad en el sector, "que tienen el mismo titani opero se están aprovechando de los estudios de las 3 punteras, y con tratamientos que no pasan los mismos controles. Y un implante va dentro del hueso y puede producir una reacción cutánea".
Quejas de los clientes
"A veces sabes a conciencia que los materiales que utilizan no son buenos, y yo no estoy dispuesto a ir en contra de mi código deontológico. Mi lema es que lo que no me pondría a mí mismo no se lo pongo a nadie", asegura el cirujano gallego, que reconoce que puede haber casos en los que estén contentos con Vitaldent. "Habrá gente que está encantada".
La experiencia de la clientela con Vitaldent es variopinta, dado que contaban con más de 300 tiendas entre propias y franquiciadas. Los pagos en B de la propia clientela no han sido moneda común, pues nadie relata situaciones de este tipo. "El propio Vitaldent solía favorecer la financiación de sus servicios a través de su financiera, lo cual dificulta tremendamente poder hacer los pagos en B", manifiesta un conocedor del sistema de Vitaldent.
Para Aurelio (nombre ficticio), no ha sorprendido nada lo que finalmente ha ocurrido por Vitaldent, aunque sí se muestran sorprendidos por las cantidades de dinero qu se barajan: "Colman era una persona que solía alardear de riqueza, tal vez por haber empezado su carrera sin apenas fondos daba mucha importancia a estatus económico que había conseguido.
Lo conozco desde que inició su andadura y hay que reconocerle que supo aplicar conceptos y técnicas nuevos a un negocio a veces muy anticuado. Por ejemplo, fue el primero en utilizar publicidad y hasta el Tribunal de Defensa de la Competencia consideró que tenía derecho a anunciar sus precios, algo que hasta entonces nadie hacía", cuenta un experto que trabaja en Madrid.
Por su parte, desde la empresa no se ha querido señalar si han recibido peticiones para abandonar a franquicia, y sí se ha destacado que siguen abiertos "en el mismo horario y con los mejores profesionales" durante los próximos días." (Mario Sanchez, Voz populi, 17/02/16)
Así lo pone de manifiesto la titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Majadahonda en el auto donde envía a prisión al propietario de la compañía, Ernesto Colman, al vicepresidente, Bartolomé Conde y a los colaboradores Nicolás Sisinni y Javier Arteaga.
Todos ellos están acusados de delitos contra la Hacienda Pública, delito continuado de blanqueo de capitales, un delito de falsedad en documento oficial y mercantil, un delito de estafa y/ apropiación indebida, un delito contable y un delito de organización criminal por haber diseñado y participar en un complejo sistema defraudatorio hacia franquiciados, clientes y pacientes, y a la propia Hacienda Estatal.
En la resolución, la juez cifra de la siguiente manera el fraude fiscal cometido por la cúpula de Vitaldent: "se puede determinar que cada una de las clínicas propias paga un canon mensual de 10.000 euros por lo que anualmente se perciben por los investigados cantidades millonarias, que se estima por la UDEF, partiendo de la base de que hay 146 clínicas propias, que se elevarían a 17.250.000 euros al año los cuales se ocultan a la Hacienda Pública".
Además, en el auto de prisión, la magistrada María Isabel Serrano subraya que "de la investigación llevada a cabo por este juzgado se desprende indicios bastantes de la existencia de un grupo de personas que de manera organizada como propietarios y/o responsables de las clínicas Vitaldent, y a través del sistema de franquicias que operan con centenares de clínicas repartidas por toda España, habrían diseñado y estarían participando en un complejo sistema defraudatorio hacia franquiciados, clientes y pacientes y la propia Hacienda Estatal, generando de este modo cantidades ingentes de dinero opaco a la Administración Pública, cuyo destino final trataría de desvincularse de su origen mediante operaciones ficticias y la utilización e interposición de numerosas entidades instrumentales radicadas en Suiza, Luxemburgo, España u Holanda".
En concreto, la titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Majadahonda detalla cómo tal defraudación tendría su origen en la existencia de una caja B "así como un sistema de generación mensual y anual de grandes cantidades de dinero opaco fiscalmente".
La juez explica que en un primer momento cada clínica podía generar en B la cantidad mensual elegida siempre que el 10 por ciento del dinero "ennegrecido" fuese destinado a la organización. Posteriormente, se pasó a exigir a cada clínica el pago de 10.000 euros mensuales que eran abonados mediante un sistema de recogida que habría sido encargado por Colman a personas de su confianza. Una vez que ese dinero era almacenado era enviado hacia paraísos fiscales como Suiza.
Con el fin de desviar esos fondos Ernesto Colman creó un complejo sistema societario dividido en mercantiles que poseían las participaciones de las clínicas propias (que no eran franquicias) y otro grupo de sociedades que eran utilizadas para "minorar el pago de impuestos y expatriar capitales hacia países de la zona euro".
Por último, en el auto, la magistrada recalca que para llevar a cabo con éxito estos pagos en Vitaldent existía una contabilidad y una contabilidad B y la facturación se realizaba "habitualmente sin IVA". (Ángela Martialay, Vox Populi, 18/02/16)
"Vitaldent cobraba 900 euros por un implante pero al dentista le pagaba sólo 100".
Vitaldent insiste en que la detención de su fundador Ernesto Colman y de varios directivos más no impacta en su actividad: "llevamos 25 años trabajando con los mejores y lo seguiremos haciendo.
Nuestras clínicas van a seguir abiertas con el mismo horario y las mismas condiciones", dijo la portavoz de la compañía Ana Caspistegui, que insistió en que se garantiza la continuidad del servicio en todas las clínicas de Opendent (aquellas que pertenecen al grupo y no son franquicias).
Sin embargo, siguen saliendo a la luz denuncias sobre las prácticas de algunas de las clínicas. Al tratarse de un sistema franquiciado, es imposible establecer una categoría, pues con multitud de dueños, el funcionamiento era diferente en las críticas.
Por ejemplo, un especialista dental con varias décadas de experiencia en la profesión y actividad en Galicia declara a este periódico cómo el 'truco' de Vitaldent venía porque, además del precio de un implante (aproximadamente 300 euros) cobraba a los pacientes el 'acto quirúrgico' a precio de oro: entre 650 y 700 euros por este equivalente de la 'mano de obra', lo cual elevaba el precio de los implantes hasta los 900 euros.
"Lo más hiriente era que de esos 900 euros el odontólogo sólo recibía 100, y el resto iban directos a la clínica. Seguramente por eso abundaban allí los recién licenciados, que en cuanto podían marchaban a otras clínicas con mejores condiciones", asegura este especialista médico. Lógicamente, la clínica debía pagar muchas más cosas aparte del servicio del odontólogo.
Según un experto con varias décadas de experiencia en el sector, al cobrar el acto quirúrgico a precios tan elevados, el precio de la colocación de un implante ya "rondaba los 900 euros y no era, por tanto, especialmente competitivo".
También había muchas quejas de pacientes a los que se les diagnosticaba tratamientos por encima del diagnóstico que tenían en otras clínicas: "Con una psicología más mercantil que clínica, la publicidad agresiva escapaba de las manos de un colegio de odontólogos y se le les permitía una filosofía para sacar el máximo al cliente", asegura este profesional gallego, para quien otro de los puntos negativos consistía en las marcas utilizadas en los implantes, y que solían ser marcas que imitan las 3 enseñas de más calidad en el sector, "que tienen el mismo titani opero se están aprovechando de los estudios de las 3 punteras, y con tratamientos que no pasan los mismos controles. Y un implante va dentro del hueso y puede producir una reacción cutánea".
Quejas de los clientes
"A veces sabes a conciencia que los materiales que utilizan no son buenos, y yo no estoy dispuesto a ir en contra de mi código deontológico. Mi lema es que lo que no me pondría a mí mismo no se lo pongo a nadie", asegura el cirujano gallego, que reconoce que puede haber casos en los que estén contentos con Vitaldent. "Habrá gente que está encantada".
La experiencia de la clientela con Vitaldent es variopinta, dado que contaban con más de 300 tiendas entre propias y franquiciadas. Los pagos en B de la propia clientela no han sido moneda común, pues nadie relata situaciones de este tipo. "El propio Vitaldent solía favorecer la financiación de sus servicios a través de su financiera, lo cual dificulta tremendamente poder hacer los pagos en B", manifiesta un conocedor del sistema de Vitaldent.
Para Aurelio (nombre ficticio), no ha sorprendido nada lo que finalmente ha ocurrido por Vitaldent, aunque sí se muestran sorprendidos por las cantidades de dinero qu se barajan: "Colman era una persona que solía alardear de riqueza, tal vez por haber empezado su carrera sin apenas fondos daba mucha importancia a estatus económico que había conseguido.
Lo conozco desde que inició su andadura y hay que reconocerle que supo aplicar conceptos y técnicas nuevos a un negocio a veces muy anticuado. Por ejemplo, fue el primero en utilizar publicidad y hasta el Tribunal de Defensa de la Competencia consideró que tenía derecho a anunciar sus precios, algo que hasta entonces nadie hacía", cuenta un experto que trabaja en Madrid.
Por su parte, desde la empresa no se ha querido señalar si han recibido peticiones para abandonar a franquicia, y sí se ha destacado que siguen abiertos "en el mismo horario y con los mejores profesionales" durante los próximos días." (Mario Sanchez, Voz populi, 17/02/16)
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