Las amenazas de la mafia
Uno de los pizzini que Ciancimino ha entregado al tribunal –sólo un pedazo, pues asegura que la otra parte ya no está en su poder– contiene una amenaza de Provenzano a Berlusconi, enviada a Dell’Utri en 1994. El documento viene a decir que, o Berlusconi –“entendido como figura política, no como individuo”– daba a la mafia el control sobre una de sus cadenas de televisión, o uno de sus hijos correría peligro. Reza así: “Pienso aportar mi contribución, que no será poca cosa, para que este triste evento no se produzca. Estoy convencido de que Berlusconi podrá poner a disposición sus redes televisivas”.
Con este mensaje, afirmó Ciancimino, la mafia “quería dar un toque de atención al partido Forza Italia, nacido gracias al pacto, para que volviera sobre sus pasos y no olvidara que el mismo Berlusconi era fruto del acuerdo”.
La tesis es que con este pacto el Estado pretendía que Cosa Nostra dejara de matar –entre 1992 y 1993, asesinó entre otros a los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, así como a ciudadanos de a pie en Milán y Florencia–, mientras que la mafia quería un referente político con el que pactar. Para lograrlo, Provenzano, partidario de la tregua, probablemente traicionó a su jefe, Totò Riina, lo que precipitó su detención en 1993.
Al parecer, Provenzano puso dos condiciones: gozar de inmunidad policial –no fue detenido hasta el 11 de abril de 2006, un día después de que el rival de Berlusconi, Romano Prodi, ganara las elecciones –y que nadie registrara el escondite de Riina, donde guardaba documentos y parte de su tesoro." (Público, 08/02/2010)
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