"Corría el año 2007. Era la época de las mayorías
absolutas del PP. De la burbuja inmobiliaria y de las infraestructuras
faraónicas. En Madrid, expiraba el primer mandato de Esperanza Aguirre
que había llegado al poder entre las sombras del tamayazo y se
enfrentaba a la reelección. Las fechas ayudan a entender el contexto.
Veintidós
días antes de los comicios –el 5 de mayo–, Aguirre cortó la cinta que
inauguraba el tercer tramo de las instalaciones del Metro Este, la
ampliación de la línea 7 que conectaría el suburbano con las localidades
de Coslada y San Fernando de Henares. Fue un proyecto marcado por la
polémica y la improvisación: la construcción comenzó a ejecutarse en
2004 pero sufrió importantes cambios en el trazado (y en el presupuesto)
dos años después (2006) por el empeño de la presidenta regional en
construir dos estaciones más: Henares y Hospital de Henares.
A partir de
ahí todo fueron prisas y a pesar de los relevantes cambios que se
introducían en una obra de gran envergadura, el proyecto llegó puntual a
la cita con las urnas. En un año estuvo listo (o eso parecía entonces)
para que Aguirre pudiera presumir de buena gestión y de levantar
infraestructuras en tiempo récord.
Doce años después de aquello, estas dos estaciones no han
dejado de dar problemas: se han tenido que cerrar en seis ocasiones,
con un coste adicional para las arcas públicas de más de 20 millones de
euros y una factura que no deja de crecer.
El último cierre se ha producido este mismo martes, 4 de febrero,
tras una reunión de urgencia en la que Metro decidió volver a clausurar
la parada del Hospital de Henares, una estación por la que pasan 1.800
personas al día. El presupuesto para esta nueva reparación se cifra en
casi 12 millones de euros.
Que el proyecto, tal y como
fue concebido, iba a generar dificultades era previsible. Lo avisó en
un informe fechado el 18 de junio de 2007, la dirección facultativa de
la obra. Días después de que se abriera al público, el dictamen técnico
contratado por la Comunidad de Madrid –un documento vinculante cuando se
termina una obra pública– alertaba de las consecuencias que esas prisas
para llegar a la cita electoral habían tenido para la infraestructura y
que repercutieron "negativamente" en "todos los trabajos". La premura
con la que se llevó a cabo a todo el proyecto para llegar a tiempo a las
elecciones generó "problemas" con la limpieza final, "con la seguridad y
con las pruebas y controles finales", señala el dictamen técnico, al
que ha tenido acceso eldiario.es.
El dictamen técnico lo firma un ingeniero de la empresa
que fue contratada por el propio Gobierno regional y extinguida Mintra,
sociedad extinta dependiente de la Consejería de Transportes, para la
inspección y vigilancia de la obra, Proser Proyectos y servicios S.A
(sociedad extinguida). El informe es una figura presente en todas las
contrataciones de construcción pública. "Puede considerarse que la
singularidad de la reducción del plazo de construcción en la pasada
legislatura, por el problema electoral [sic], ha repercutido
negativamente en todos los trabajos desarrollados por todos los
implicados", concluye el escrito de los técnicos.
Esa
auditoría encargada por la Comunidad de Madrid también reflejó el
"estrés adicional" que causaron las prisas a la Dirección de obra: "La
reducción de plazo ha hecho que todos los cambios en la programación
inicial hayan sido motivo de un estrés adicional para la Dirección de
Obra y para la asistencia técnica".
No fueron las
únicas irregularidades detectadas en una construcción que trece años
después continúa generando problemas y que este martes ha obligado a
cerrar de nuevo la estación de Hospital de Henares al menos durante un
año. Según especificaba la empresa contratada por el Gobierno de Aguirre
en 2007, la obra estuvo "casi un año sin jefe de Oficina técnica", y la
oficina externa de apoyo de diseño y cálculo del constructor contó "con
muy pocos medios". Estas deficiencias provocaron según el informe
"diseños no unidos entre sí", "obligando a muchos cambios y muchas
demoliciones, además de errores".
Los pronósticos de este informe, que alertaban de las
consecuencias de las prisas electorales hace trece años, se han
cumplido. Desde la inauguración, los problemas no han cesado. Algunas de
las dos estaciones cerraron en 2008, 2011, 2014, 2015, 2017 y ahora en
2020. Metro de Madrid ha invertido en estas obras más de 20 millones de
euros desde su inauguración.
Según ha podido saber
eldiario.es, la Consejería de Transportes tenía un plan para licitar
desde hace meses un nuevo proyecto para reparar la estación de Hospital
de Henares, unas obras que se habían cuantificado en torno a los 12
millones de euros. Todo después de que los técnicos detectaran que el
suelo de la estación se había elevado unos 5 milímetros al año desde su
construcción. La presión que generan las aguas subterráneas está
produciendo un ascenso progresivo que se traduce en que "nada encaja",
explican los expertos consultados.
La estación de
Henares, en cambio, registra desde hace años un hundimiento paulatino
del suelo, un fenómeno que empezó a detectarse a los pocos días de abrir
al público: los trenes comenzaron a circular más lentos a su paso por
este tramo y los cristales de los vagones se empañaban.
Entre
los problemas derivados del hundimiento de varios metros en las vías no
están solo los innumerables cierres de las estaciones que han tenido
que sufrir los cientos de usuarios diarios estos últimos años. Muchos
vecinos que residen en las calles aledañas también han visto cómo sus
viviendas se hunden junto a la estación.
¿Cuál fue el
problema? Según se constató poco después de su inauguración, la
perforación del túnel alteró el equilibrio del agua subterránea de la
zona. Geólogos consultados por este diario apuntan que en algún momento
aquello debió de ser un mar, que al secarse dejó placas enormes de sal.
Al cambiar los flujos de agua subterránea, la sal se está disolviendo, y
eso está teniendo consecuencias. La primera es que el terreno bajo las
viviendas y la estación de Henares se queda sin sustentación, y las
casas ceden. Además, el agua, con una gran concentración de sal entra en
el túnel, acaba carcomiendo el acero, el hormigón y hasta los trenes,
añaden los expertos.
"Desde la inauguración se han
invertido más de 20 millones de euros en paliarlo, pero no ha servido de
nada. Y nadie se atreve a tomar la única decisión sensata, que es
cerrar la línea. ¿Cuando se reequilibrará el terreno? Nadie lo puede
decir. Igual mañana. O igual dentro de 12.000 años", asegura un técnico
conocedor de la problemática del proyecto.
Un empeño de Aguirre
Todo
arrancó en 2003. El Gobierno de Aguirre anunció poco después de llegar
al poder la prolongación del Metro hasta San Fernando de Henares. Los
planos originales del tramo, que redactó la empresa pública de
transportes Mintra, extinguida en 2011, dibujaban una línea recta que
conectaría las estaciones de San Fernando y Jarama. El contrato de
adjudicación se publicitó en pleno mes de agosto y el 15 de septiembre
de 2004 se anunció que la empresa que se quedaba con la
macroconstrucción era Dragados (propiedad de Florentino Pérez). La
constructora levantaría las estaciones por 168 millones de euros en un
plazo de 20,5 meses, frente a los 30 meses que recomendaba Mintra.
El
punto de inflexión se produjo dos años después. Aguirre se comprometió
durante un acto público a incluir dos estaciones más: Henares y Hospital
de Henares. Esta promesa electoral, un año antes de los comicios,
obligó a modificar el trazado inicial con un incremento en el
presupuesto inicial de casi 37 millones de euros. La línea recta se
transformaría en una curva. El nuevo proyecto trató de elaborarse en un
tiempo récord y se impuso a Dragados agilizar todo lo posible el
calendario para cumplir con las promesas políticas.
El
calendario se cumplió a rajatabla. Aguirre pudo inaugurar tres semanas
antes de las elecciones lo que había prometido a bombo y platillo un año
antes. Lo mismo hizo el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz
Gallardón tres días después, cuando inauguró el último tramo de la M-30,
pese a que, según publicó en exclusiva eldiario.es,
una auditoría interna de la empresa encargada del mantenimiento de la
circunvalación alertaba días antes de la última inauguración de que gran
parte de los sistemas de control y seguridad de los túneles ya abiertos
seguían sin funcionar o no estaban instalados.
Los
dos políticos del PP, enemigos íntimos, competían entonces en obra
pública, inauguraciones y propaganda. La ley electoral de entonces
permitía todo aquello, hasta que fue modificada en 2011 para tratar de
evitar que se haga campaña con dinero público. Las consecuencias de
todas aquellas prisas electorales continúan afectando al presupuesto de
la Comunidad 13 años más tarde, ya con Esperanza Aguirre convertida en
una jubilada de la política." (Fátima Caballero, eldiario.es, 06/02/20)
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