"Avenvol Logistics S. L. es formalmente una microempresa con tres
trabajadores y una facturación de 677.259 euros. Sería un importador
asiático más de no ser por un detalle: su presunta participación en un
colosal fraude tributario. Su secreto para eludir millones radica en
Coslada (Madrid).
Allí tiene su sede Aduanas Senalar, una firma
administrada por el agente de aduanas Julio Seseña, que diseñó un
tinglado societario internacional que defraudó 105,2 millones entre 2011
y 2014. Seis importadores asiáticos en España —Avenvol era el mayor de
ellos— recurrieron a este esquema para colar sus contenedores y burlar
las garras de Hacienda, según un escrito de la Fiscalía Anticorrupción al que ha tenido acceso EL PAÍS.
El fraude de Aduanas Senalar y sus seis clientes —de más de 100
millones de euros— está entre los mayores de este tipo destapados en la
última década.
Julio Seseña tejió una madeja mercantil internacional ficticia por
donde circularon 2.558 contenedores procedentes de China entre 2011 y
2014. Su red introducía los productos en España y Europa a través de los
puertos de Valencia,
Algeciras y Róterdam. La Agencia Tributaria ha lanzado en la última
década varias operaciones contra distribuidores chinos en España. La más
relevante fue la operación Juguetes, que en 2014 destapó un fraude en la importación y comercialización de mercancías de más de 100 millones.
La actividad de Avenvol Logistics sirve como botón de muestra de esta
trama. El mayor cliente de Aduanas Senalar se dedica a importar
contenedores de China rebosantes de electrónica, juguetes, ropa, zapatos
y alimentos. Parte de su mercancía acaba en los almacenes del polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada (Madrid), una laberíntica ciudad low cost
de 162 hectáreas que emplea a 10.000 asiáticos y nutre a los 16.000
bazares chinos de España. Pero las magnitudes reales de esta compañía
controlada por el asiático Bai Jie difieren de las cifras de su
contabilidad. Anticorrupción le atribuye un fraude de IVA y aranceles
entre 2011 y 2014 de 25,6 millones de euros. EL PAÍS intentó sin éxito
recabar las versiones de Seseña y de su principal cliente, Bai Jie.
La estructura de elusión fiscal permitió a importadores asiáticos
radicados en España ahorrarse hasta un 90 % en los impuestos de derechos
de aduanas e IVA (a la importación e interno). La treta consistía en
declarar a las autoridades un valor de la mercancía menor al
transportado e introducir más productos asiáticos de los notificados a
la Administración.
La organización lograba cometer el fraude manipulando el IVA de las
facturas, como recogen los correos electrónicos que Aduanas Senalar
enviaba a sus clientes, según los investigadores.
Los importadores chinos pagaban a Seseña una tarifa plana de 4.950
euros por contenedor. El dinero se abonaba en efectivo para esquivar los
controles de Hacienda. Como contrapartida, el agente de aduanas —un
puesto para el que es necesario una habilitación por parte del fisco—
permitía a los asiáticos permanecer invisibles ante la Agencia
Tributaria, ya que la mercancía era importada oficialmente por Aduanas
Senalar. Para ejecutar el engaño, la firma del agente de aduanas
disponía de una doble contabilidad.
La Fiscalía atribuye a Aduanas Senalar un fraude del IVA y aranceles
de 52,6 millones entre 2011 y 2014. El último año que presentó sus
cuentas al registro mercantil, 2013, esta empresa con ocho empleados
declaró unas ventas de 7,3 millones. Sumado al de los seis mayoristas,
el fraude total supera 105 millones.
Contratar al agente de aduanas Seseña salía muy rentable para los
mayoristas chinos. Sus manejos permitieron a uno de sus clientes
declarar ante la administración un valor de 673.015 euros por los 87
contenedores que recibió en 2014. El monto real de la mercancía superaba
los nueve millones. Anticorrupción define así el papel de Seseña en el
esquema evasor. “Es el verdadero organizador y director de toda esta
trama defraudadora y la persona que va introduciendo mercancías en el
territorio aduanero comunitario destinadas a un mercado mayorista
conformado por empresas de ciudadanos de nacionalidad china”, según un
documento de 93 páginas fechado el pasado 27 de diciembre.
Otro de los importadores, un mayorista asiático de calzado, pidió a Seseña que sus productos low cost
se descargaran en Holanda y fueran transportados en camiones a su punto
de venta, el polígono Carrús de Elche (Alicante), según las pesquisas
de esta exhaustiva investigación coordinada por el fiscal José Grinda.
Mecanismo evasor
Seseña levantó su entramado mercantil internacional tras verse
acechado por los controles aduaneros en España a sus contenedores en
2012. Fue entonces cuando constituyó las firmas holandesas Last Concept
Trading, BV, World Trading Transport o Transport and Customs Trading.
La red fue puliendo su mecanismo evasor después de recibir
varios sobresaltos en España. Así, uno de los seis mayoristas asiáticos
pidió a Seseña utilizar su esquema societario en Malta, Reino Unido,
Holanda y Portugal después de que las autoridades españolas sospecharan
que el volumen de su mercancía importada en 2013 era mucho mayor al
declarado. Otro de los miembros de la organización había intentado colar
149.000 euros en efectivo por el aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo
Suárez.
La operación contra el agente de aduanas Seseña pasa por ser
uno de los principales golpes al fraude fiscal en Europa perpetrado por
una empresa española. Fuentes próximas a las pesquisas destacan el
“impresionante trabajo” del Servicio de Vigilancia Aduanera y de la
Dirección de Aduanas, que depende de la Agencia Tributaria.
La Fiscalía Anticorrupción ha pedido al Juzgado Central número 5
de la Audiencia Nacional la imputación de Seseña, de otras 36 personas y
de ocho empresas por pertenecer a esta red que está detrás de un
multimillonario fraude internacional. El ministerio público atribuye a
los implicados los delitos de blanqueo, contrabando, falsificación de
facturas y fraude organizado (fiscal y contra la Unión Europea).
Una madeja societaria internacional
La madeja societaria concebida por Julio Seseña se extendió por
Portugal, Italia, Francia, los Países Bajos, Alemania y Hungría. La
organización también pilotó mercantiles supuestamente instrumentales
—sin actividad— dedicadas a la venta de calzado, juguetes o ropa en
Sevilla, Toledo, Getafe y Paracuellos del Jarama (Madrid). Al frente de
estas empresas, Seseña colocaba a testaferros a los que pagaba hasta un
3% del valor real de la mercancía que movían.
La estructura contemplaba también una flota de transportistas que entregaba los contenedores a sus verdaderos propietarios, los seis importadores asiáticos radicados en España. Y transitarios que gestionaban la introducción de la mercancía en el país.
La estructura contemplaba también una flota de transportistas que entregaba los contenedores a sus verdaderos propietarios, los seis importadores asiáticos radicados en España. Y transitarios que gestionaban la introducción de la mercancía en el país.
Además, el fiscal coordinador de la investigación ha solicitado
al juez que dicte tres órdenes de busca y captura internacionales para
que declaren en calidad de investigados tres miembros de esta
organización de origen asiático que no han podido ser localizados." (Joaquín gil, El País, 21/01/20)
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