"Se las conoce como las Big Four, las cuatro mayores firmas
de consultoría y auditoría del mundo. Se trata de PwC (antes
PriceWaterhouseCoopers), KMPG, Ernst & Young y Deloitte, y entre las
cuatro obtuvieron unos ingresos en 2019 de 153.000 millones de dólares;
en España han duplicado sus ingresos en los últimos 10 años.
A pesar de
que, a raíz de casos de contabilidad ficticia como Enron, Lehman
Brothers o Tyco en EE.UU., se han promulgado leyes para combatir ciertas
malas prácticas que acarrearon una generalizada falta de confianza de
los inversores en estas agencias, no parece que estas hayan hecho mella
en las Big Four.
Esto es lo que se desprende de los documentos analizados y publicados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación
(ICIJ, por sus siglas en inglés) y otros 36 medios de comunicación de
20 países diferentes. La investigación señala que la enorme fortuna
acumulada de forma fraudulenta por Isabel dos Santos, hija del
expresidente de Angola José Eduardo dos Santos (en el poder durante más
de 38 años, hasta 2017), considerada la mujer más rica de África, se
valió no sólo de la complicidad de las cuatro mayores firmas de
auditoría, sino también de una trama internacional compuesta por
abogados, contables, testaferros, asesores y representantes que
permitieron el saqueo de las arcas de Angola durante más de 20 años.
Lo contó claramente el periodista del ICIJ Will Fitzgibbon en una entrevista a la cadena de noticias portuguesa SIC:
“Existe toda una red global, en muchas ocasiones gestionada y
controlada desde Lisboa, Londres, Nueva York y Ginebra, y las personas
responsables que trabajan ahí son tan responsables, a veces aún más, por
ayudar y favorecer la existencia de estos regímenes cleptocráticos”.
Como ya publicó CTXT en 2017,
la caída de Isabel dos Santos lleva años siendo una muerte anunciada.
Hija del hombre más poderoso e intocable de Angola durante 38 años, pasó
de regentar un pub nocturno a finales de los 90 en la zona conocida
como A Ilha (La Isla), un barrio/trinchera para la súper
reducida clase alta de Luanda, a ser la mujer más rica de todo un
continente. Entre ella y su marido, según el ICIJ, cuentan con
participaciones en 400 empresas de 41 países, y han creado más de 192,
incluyendo 94 sociedades pantalla en paraísos fiscales: banca, energía,
cemento, distribución, finanzas, servicios, sector inmobiliario,
restauración, supermercados, telecomunicaciones, centros de negocios,
diamantes y, por supuesto, petróleo.
Isabel siempre fue “la princesa” sin miedo, la hija menos politizada
de todos los que tuvo José Eduardo dos Santos, pero sin duda la más
despiadada en los negocios y la más popular tanto fuera como dentro de
Angola. Gracias a la firma suiza de diamantes que compraron ella y su
marido, De Grisogono, dieron el triple salto mortal para zambullirse en
la beautiful people de la alta sociedad internacional. Su
implicación activa durante años en el Festival de Cine de Cannes, aparte
de infinidad de galas y fundaciones benéficas, hizo que sus redes
sociales, con cientos de miles de seguidores, se convirtieran en una
sucesión de fotografías junto a actrices, cantantes y demás
celebridades.
Pero todo eso cambió cuando su padre cedió el bastón de mando al
actual presidente de Angola, João Lourenço, en agosto de 2017. Empezaron
las investigaciones que han dado como resultado la imputación de Isabel
dos Santos por fraude, la confiscación de sus cuentas bancarias, bienes
y participaciones industriales tanto en Angola como en Portugal, y el
bloqueo de transferencias bancarias a Rusia y Dubai por valor de 11
millones de euros. El caso ha afectado también a su hermano José
Filomeno, que fue arrestado y está siendo juzgado en Angola por blanqueo
de dinero y malversación, y a su hermana Tchité dos Santos, que fue
apartada de la dirección del MPLA (Movimiento Popular de Libertaçao de
Angola, el partido fundado por su padre y el que gobierna el país) y
está siendo juzgada en Portugal, también por blanqueo.
La desaparición del paraguas de invulnerabilidad con el que nació
Isabel dos Santos es lo que ha hecho posible el trabajo de los whistleblowers desde
Angola. No parece coincidencia que la organización de la que partieron
la mayor parte de los documentos filtrados al ICIJ, la Platform to Protect Whistleblowers in Africa
(Plataforma para Proteger a Denunciantes de África) naciera en París en
2017, el año en que el dictador más longevo de África, Eduardo dos
Santos, dejó el Gobierno de Angola.
Más de 700.000 documentos, 356 gigabytes de información relacionada
con los negocios de Isabel dos Santos y su entorno, analizados por el
ICIJ y por un puñado de medios de comunicación internacionales, como El Confidencial en España y SIC y Expresso
en Portugal, han puesto de manifiesto que este tipo de esquemas
fraudulentos no pueden concretarse sin la complicidad de los
reguladores, tanto a nivel nacional como internacional.
Después de un contundente jaque a la reina, el siguiente movimiento
no puede ser otro que la búsqueda del resto de peones que intervinieron
en este inmenso tablero internacional disputado, durante dos décadas,
bajo las reglas de la familia dos Santos.
En este sentido, la firma de diamantes De Grisogono, de Isabel dos
Santos y su marido, el coleccionista de arte Sindika Dokolo, contó como
socio accionista, durante cinco años, con la multinacional española
Eurofinsa. Como revelan los documentos del ICIJ y publicaba El Confidencial,
“en los años previos a ese período, el Gobierno (…) de Eduardo dos
Santos había otorgado varios contratos a Eurofinsa y a sus filiales en
Angola”. Además, el portugués Guilherme Taveira Pinto, ex representante
de la empresa semipública española Defex en Angola, fue una pieza clave
en los movimientos desde el país africano hacia Europa.
En Portugal ya se han alzado voces en el Parlamento que acusan al
Banco de Portugal y a la Comisión del Mercado de Valores Inmobiliario de
complicidad activa y pasiva con los negocios de dos Santos. En
conversación con CTXT, el profesor emérito de la Universidad de Oporto y
fundador del Observatorio de Economía y Gestión del Fraude, Carlos
Pimenta, denuncia “la propagación del fraude y la corrupción a élites
portuguesas (…), el envolvimiento recíproco en negocios deshonestos, la
acción conjunta en paraísos fiscales, la utilización de Angola ‘sin ley’
por portugueses, y de Portugal como oportunidad de negocio y de entrada
en la zona euro por angoleños”.
¿Suicidio de un banquero?
El escándalo en Portugal ha dado un giro dramático por el hallazgo
del cuerpo sin vida de Nuno Ribeiro Cunha, director de banca privada del
Eurobic, entidad de la que dos Santos poseía el 42,5% hasta el 22 de
enero, cuando el banco anunció la salida de la angoleña de su estructura
accionarial. La muerte, ocurrida al día siguiente, el 23, parece haber
sido un suicidio, según las autoridades, y se produce el mismo día en el
que la Fiscalía General de la República de Angola anunciaba la
imputación de dos Santos y otros cuatro portugueses, entre ellos Ribeiro
Cunha, por transferencias fraudulentas desde Sonangol, la petrolera
angoleña, por valor de 90 millones de dólares. Esto implica que, si se
emite orden de busca y captura internacional, el Gobierno de Portugal
extraditaría a todos, incluyendo a sus compatriotas portugueses, para
ser juzgados en tribunales angoleños.
Y el ventilador sigue girando y salpicando. El abogado de dos Santos,
presidente no ejecutivo de la empresa de telecomunicaciones Nos, que es
también presidente del Consejo del Eurobic, Jorge Brito Pereira,
dimitió de este último cargo y fue llamado a declarar por el comité de
ética de Nos junto a otros dos representantes de Isabel. El responsable
de PwC para Portugal, Angola y Cabo Verde, Jaime Esteves, dimitió este
martes; y el primer ministro, António Costa, ha tenido que pronunciarse
ante las acusaciones de que Dos Santos tuvo “acceso directo” al gabinete
de la presidencia en el pasado: “Nunca tuvo un trato especial (…) ni
favor ni desfavor”, aseguró Costa a varios medios de comunicación.
En este sentido, Carlos Pimenta asegura que “hace tiempo que se sabe
que los reguladores en Portugal son burocráticamente cómplices. Europa
es uno de los centros neurálgicos del crimen organizado. Dos tercios del
dinero global oculto en paraísos fiscales está localizado en
territorios de la Unión Europea. Que no haya dudas, los mayores
interesados en el mantenimiento del actual status quo respecto a estas jurisdicciones (Luxemburgo, Malta, Irlanda, etc.) son los países ricos”.
Sonangol, o Lacuevadealibaba, S.A.
El patrón preferido por el entorno de dos Santos, y que evidencia el beneficio obtenido por las Big Four
(además de la firma Boston Consulting Group y otras) puede explicarse
con un ejemplo tan práctico como paradigmático: el auge y caída de la
millonaria en la dirección de la compañía petrolera estatal de Angola,
Sonangol. Porque, a pesar de todos sus éxitos empresariales anteriores,
fue en 2016 cuando Dos Santos subió al Monte Olimpo del capitalismo, en
el mismo momento en el que su padre la nombró presidenta de Sonangol, la
empresa más grande de Angola (representa un tercio del PIB y el 90% de
las exportaciones), y tuvo la oportunidad de controlar cantidades
desorbitadas de dinero público para gestionarlo de forma privada.
Y la aprovechó, al menos hasta noviembre de 2017, cuando fue apartada
del cargo y sustituida por Carlos Saturnino, que de inmediato comenzó
un proceso implacable de auditorías y purgas que llevaron a la antigua
“princesa” a su actual situación. Saturnino denunció una transferencia
ilegal de 38 millones de euros desde las arcas de Sonangol a una empresa
de la órbita de Dos Santos, lo que dio inicio a un proceso criminal
contra la expresidenta y a la posterior incautación de bienes y
participaciones.
Los hechos se remontan a 2015, antes incluso de que ella presidiera
la petrolera, siempre bajo control absoluto de su padre. Ese año, la
empresa con sede en Malta Wise Intelligence recibió un contrato, sin
concurso público, para reestructurar Sonangol y su sistema productivo.
Sin embargo, Wise Intelligence era una empresa vacía, sin medios ni
experiencia, sin trabajadores ni oficinas. Esta empresa fantasma
contrató a su vez a las firmas de consultoría Boston Consulting Group
(BCG), PwC y al despacho Vieira de Almeida, una de las mayores firmas de
consultoría legal en Portugal.
El proyecto de restructuración de Sonangol, bautizado como Solange y
adjudicado a la empresa fantasma Wise Intelligence, le costó al Estado
angoleño más de nueve millones de dólares en solo seis meses. De esos,
cuatro millones fueron pagados a las consultoras (BCG, PwC y Vieira de
Almeida) y casi cinco millones no salieron de Wise. Gracias a los
documentos filtrados al ICIJ, se sabe que Wise fue creada por Isabel dos
Santos: en la constitución del Holding Wise aparece como dueña del 99%
de las participaciones. El 1% restante pertenece a su marido, Sindika
Dokolo.
El mismo mes en que se realizó la última transferencia a Wise desde
Sonangol, julio de 2016, se produjo el nombramiento de Dos Santos como
presidenta de la compañía. Previamente, ella era ya accionista de otras
empresas que hacían negocios con Sonangol.
El debut como presidenta de la petrolera supuso un ligero cambio:
cesaron los contratos con la filial de Wise en Malta y se pusieron en
marcha otros con dos empresas fantasma controladas por dos Santos en
Dubai, a través de testaferros: Matter Business Solutions DMCC e Ironsea
Consulting DMCC.
Fueron estas operaciones las que se orquestaron desde
el cuartel general de dos Santos en Lisboa, en el número 190 de la
Avenida da Liberdade. En poco más de año y medio, Sonangol pagaría 135
millones de euros a diferentes consultoras, de los cuáles 130 millones
fueron a parar a las arcas de Matter e Ironsea, y 3 millones a las de
BCG. Matter no volvió a tener ningún cliente después del contrato con
Sonangol y, dos años después, entró en proceso de liquidación.
Incluso después de que varios bancos estadounidenses y europeos, como
Citibank en 2012, Barclays en 2013, Banco Santander en 2014 o Deutsche
Bank, emitieran señales de alarma ante los intentos de financiación para
contratos por parte del universo Dos Santos, las Big Four y
BCG siguieron ayudando y lucrándose con los negocios fraudulentos a
expensas del pueblo angoleño. En total, el Gobierno de Angola calcula
que el agujero en las arcas públicas generado por las aventuras
empresariales de dos Santos y su entorno puede ascender a 1.100 millones
de dólares." (Daniel Toledo, CTXT, 25/01/20)
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