"El BBVA de Francisco González
contrató los servicios del comisario Villarejo en 2004 para tratar de
frustrar el asalto de Sacyr al banco e investigar a los principales
promotores de esa operación: el entonces presidente de la constructora, Luis del Rivero; su accionista y consejero Juan Abelló, y el jefe de la Oficina Económica de José Luis Rodríguez Zapatero,
Miguel Sebastián.
El encargo, que se había mantenido hasta ahora en el
más absoluto secreto, se desarrolló durante al menos tres meses.
Concluyó cuando Del Rivero y el resto de implicados terminaron
desistiendo de tomar el control del consejo del banco y forzar el relevo
de González de la presidencia, tras no conseguir que el Banco de España
respaldara expresamente la maniobra.
Según consta en los documentos a que ha tenido acceso este diario en una investigación conjunta con 'Moncloa.com',
el acuerdo de colaboración entre BBVA y el presunto cerebro de la
operación Tándem quedó sellado en varios contratos y anexos. Los
primeros tienen fecha del 2 de diciembre de 2004, solo unos días después
de que el consejo de Sacyr autorizara a Del Rivero a tomar una
participación significativa del banco, confirmando de ese modo las
noticias que ya habían adelantado el interés del Ejecutivo socialista
por infiltrarse en la segunda entidad de España y provocar la salida de
su primer ejecutivo, aupado al cargo por el Gobierno de José María
Aznar.
BBVA y Villarejo bautizaron sus investigaciones contra Sacyr
y el gabinete del PSOE con el nombre de operación Trampa. Por esa
labor, el banco se comprometió a pagar al comisario un mínimo de 360.000
euros más IVA (417.600 euros), más un pago adicional de otros 120.000
euros tras el éxito de la operación, según recogen los documentos
confidenciales que negociaron ambas partes, aunque en contratos
iniciales llegaron a barajar el abono de hasta 870.000 euros y
contemplaron diferentes opciones para evitar que la transferencia
alcanzara un importe escandoloso.
Una de las posibilidades fue camuflar los trabajos de Villarejo mediante facturas falsas por servicios de ocio, estudios de mercado o conceptos similares. Otra de las opciones que contemplaron la entidad y el comisario fue que el pago se efectuara en el exterior, fuera del control de las autoridades españolas.
Una de las posibilidades fue camuflar los trabajos de Villarejo mediante facturas falsas por servicios de ocio, estudios de mercado o conceptos similares. Otra de las opciones que contemplaron la entidad y el comisario fue que el pago se efectuara en el exterior, fuera del control de las autoridades españolas.
Según los documentos en poder de El
Confidencial, el representante de BBVA que se encargó de cerrar el
acuerdo con Villarejo fue el entonces director de Seguridad Corporativa
del banco, el excomisario de la Policía Nacional Julio Corrochano, que
fue fichado para ese puesto en 2002 tras haber ocupado el cargo de
máximo responsable de la Comisaría General de la Policía Judicial. Los
contratos especifican que el directivo actuó en nombre y representación
de la entidad. Corrochano continuó en la estructura del banco hasta hace
solo unos meses. Su salida coincidió con la publicación de los primeros
audios de Villarejo.
Por parte del agente encubierto, su
representante legal en el acuerdo fue su socio y principal hombre de
confianza, el abogado Rafael Redondo, investigado igualmente en la
operación Tándem. La empresa que supuestamente se encargó de prestar el
servicio fue V&V Development, una de las marcas que dependían del
'holding' Club Exclusivo de Negocios y Transacciones SL, la principal
compañía de Villarejo.
Sus investigaciones para tratar de
frenar el asalto de Sacyr a BBVA se centraron en la búsqueda de aspectos
negativos sobre los componentes del llamado “Grupo Hostil (GH)”, la
denominación que eligieron ambas partes para referirse a los principales
responsables de la operación.
El plan del comisario pasó por difundir luego esas informaciones en diferentes medios de comunicación para desprestigiar la maniobra, subrayar su carácter político y provocar la retirada de apoyos clave. Villarejo focalizó sus indagaciones en Del Rivero, al que se refirió con el nombre en clave Río; de Abelló, al que llamó Ave, y de Miguel Sebastián, bautizado como Miky. Además de vigilarlos para tratar de anticipar sus movimientos, también rastreó sus esferas privadas.
El plan del comisario pasó por difundir luego esas informaciones en diferentes medios de comunicación para desprestigiar la maniobra, subrayar su carácter político y provocar la retirada de apoyos clave. Villarejo focalizó sus indagaciones en Del Rivero, al que se refirió con el nombre en clave Río; de Abelló, al que llamó Ave, y de Miguel Sebastián, bautizado como Miky. Además de vigilarlos para tratar de anticipar sus movimientos, también rastreó sus esferas privadas.
También investigó a alguno de los
históricos consejeros del banco del llamado círculo de Neguri que se
vieron obligados a abandonar la entidad tras estallar el escándalo de las cuentas secretas en 2002,
tras descubrirse que el banco ocultaba 225 millones de euros fuera de
sus estados financieros en sociedades domiciliadas en Jersey,
Liechtenstein e Islas Caimán. Parte de esos directivos se sumó a la
operación de Del Rivero para tratar de desembarcar de nuevo en el
consejo del banco. Entre ellos, Jesús María Caínzos, que tuvo que
dimitir de la vicepresidencia en 2003. BBVA también estaba interesado en
conocer sus pasos en plena ofensiva de Sacyr. Villarejo le asignó el
alias de Caín.
Otros investigados por el comisario
en la operación Trampa fueron el entonces abogado de Prisa y actual
defensor de cabecera de Sacyr, Matías Cortés, considerado uno de los más
destacados muñidores del asalto al banco; y también algunos de los
directivos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV),
después de que este organismo abriera una investigación por la venta de
la agencia de bolsa del presidente de la entidad, FG Valores, a Merrill
Lynch en 1996, una denuncia que tuvo su origen en el llamado Grupo
Hostil y formó parte de su ofensiva. Además, estuvieron en el radar del
presunto cabecilla de Tándem algunos de los colaboradores de Sebastián
en su antiguo empleo en Intermoney que seguían formando parte de su
círculo más estrecho.
El propio Francisco González habría
estado al corriente del encargo a Villarejo y del resultado de sus
averiguaciones, que supuestamente fueron fundamentales para conseguir
que el Banco de España no apoyara a Sacyr y que Del Rivero y el Gobierno
de Zapatero desistieran finalmente de entrar en el consejo de la
entidad. González dejó la presidencia del banco hace dos semanas tras
más de 18 años en el puesto para convertirse en presidente de honor sin
funciones ejecutivas.
La relación de Villarejo con el banco se habría mantenido durante gran parte de su mandato. Como informó El Confidencial,
entre 2012 y 2016, la entidad pagó a la oficina de investigación del
comisario un total de cinco millones de euros para que investigara a la
falsa asociación de usuarios de banca Ausbanc y al presidente de esta,
Luis Pineda.
El propio Villarejo presentó una denuncia anónima contra Ausbanc ante la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional con el resultado de sus averiguaciones. La información terminó desencadenando unos meses después, en abril de 2016, la llamada operación Nelson contra Pineda y el secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad. El caso aún está pendiente de juicio. El líder de Ausbanc continúa en prisión.
El propio Villarejo presentó una denuncia anónima contra Ausbanc ante la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional con el resultado de sus averiguaciones. La información terminó desencadenando unos meses después, en abril de 2016, la llamada operación Nelson contra Pineda y el secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad. El caso aún está pendiente de juicio. El líder de Ausbanc continúa en prisión.
El pasado 30 de diciembre, 'El País Semanal' entrevistó a González
para repasar su trayectoria en la entidad. El periodista le preguntó
por la relación de BBVA con el comisario. “Otro asunto espinoso son los
supuestos pagos del BBVA al excomisario Villarejo, hoy encarcelado, de
más de cinco millones de euros durante cinco años”. El ya expresidente
no desmintió los pagos.
“Ese tema para mí no tiene relevancia. Lo hace el departamento de seguridad con normas muy estrictas”, respondió. “¿Tuvo conocimiento de esos pagos?”, insistió el entrevistador. “No. Me entero cuando aparece la primera noticia hace unos meses. Yo sabía que el banco llevaba a cabo trabajos de inteligencia para defenderse. Hasta donde sé, se han hecho las cosas como hay que hacerlas”.
“Ese tema para mí no tiene relevancia. Lo hace el departamento de seguridad con normas muy estrictas”, respondió. “¿Tuvo conocimiento de esos pagos?”, insistió el entrevistador. “No. Me entero cuando aparece la primera noticia hace unos meses. Yo sabía que el banco llevaba a cabo trabajos de inteligencia para defenderse. Hasta donde sé, se han hecho las cosas como hay que hacerlas”.
Este diario y 'Moncloa.com' se han
dirigido a la entidad para remitirle una larga lista de preguntas sobre
las investigaciones ordenadas a Villarejo por el banco para frenar la
entrada de Sacyr. Entre las cuestiones planteadas, se solicitaban
aclaraciones sobre quién autorizó esos encargos, cómo se tramitaron los
pagos y si estos fueron comunicados a los accionistas de la entidad, así
como qué ocurrió con la información recabada por el agente encubierto.
BBVA declinó responder a todas las preguntas." (J. M. Olmo, El Confidencial, 09/01/19)
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