"El BBVA de Francisco González utilizó al comisario Villarejo para tener acceso en tiempo real a las llamadas telefónicas que se cruzaron en plena operación de asalto al banco los principales promotores de la maniobra, el entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, el industrial Juan Abelló y el jefe de la Oficina Económica de José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián.
También fueron espiadas decenas de personas, empresas e incluso medios
de comunicación que habrían tenido una participación secundaria en esa
ofensiva.
Según consta en la documentación a la que ha tenido acceso El
Confidencial en una investigación conjunta con 'Moncloa.com', el presunto cerebro de la operación Tándem llegó a facilitar a directivos de BBVA el detalle de hasta 15.000 contactos telefónicos.
Las comunicaciones habrían sido
controladas sin ningún tipo de orden judicial y permitieron a la
dirección de BBVA adelantarse a los movimientos del Grupo Hostil,
el nombre en clave que Villarejo y la entidad utilizaron para referirse
al círculo de empresarios y políticos que supuestamente estaban
conspirando para derribar a González de la presidencia.
Como reveló este diario,
esa operación defensiva del comisario encubierto, bautizada con el
nombre de Trampa y financiada por BBVA con el pago de al menos 517.600
euros, pasó por la búsqueda de aspectos negativos de los miembros del
Grupo Hostil y por subrayar sus vinculaciones con el Ejecutivo
socialista. Finalmente, las acusaciones de politización y la falta de apoyo expreso del Banco de España provocaron que Sacyr desistiera de entrar en el consejo de BBVA en febrero de 2005.
Las llamadas interceptadas por
Villarejo habrían sido fundamentales para frustrar el ataque. La
información en poder de este diario incluye decenas de tablas de Excel con datos de casi 4.000 números de teléfono
distintos que, durante los casi tres meses que duró el encargo de BBVA,
se pusieron en contacto por un motivo u otro con alguno de los
objetivos principales de la operación Trampa.
Entre las personas
sometidas a un “control de comunicaciones”, en
terminología de Villarejo, destaca Miguel Sebastián, considerado por el
grupo de fieles a González como uno de los principales muñidores del
asalto a la entidad, aprovechando la gran influencia que ya tenía
entonces sobre Zapatero. Su teléfono móvil personal figura en la base de
datos entregada por Villarejo a BBVA.
También fueron vigiladas las llamadas entrantes y salientes de Intermoney,
la agencia de valores en la que trabajó Sebastián antes de dar el salto
a la política y en la que seguían ocupando un puesto destacado varios
de sus hombres de confianza, entre ellos, José Pérez,
identificado por BBVA como otro de los miembros del Grupo Hostil.
Además de los telefónos fijos de la firma de inversión —en las tablas de
Excel figuran centenares de conversaciones con entrada y salida en sus
oficinas—, el agente encubierto controló directamente el teléfono móvil
de Pérez.
Los papeles a los que ha tenido
acceso este diario confirman asimismo que BBVA consideró una prioridad
acceder a las comunicaciones de Sacyr y de Juan Abelló. Entre la
información que recopiló Villarejo, hay archivos completos con las llamadas entrantes y salientes de Torreal, cabecera del 'holding' de inversiones de Abelló, uno de los empresarios más cercanos a Juan Carlos I y que en aquel entonces era consejero a la vez de la constructora y del Santander.
Renunció a este último cargo en plena ofensiva para tratar de conseguir
que el Banco de España no viera con malos ojos sus movimientos junto a
Del Rivero y el PSOE para conseguir una mayoría decisiva en el consejo de la otra gran entidad financiera de España.
Los teléfonos de otros personajes —como Jesús María Caínzos,
exvicepresidente de BBVA del llamado círculo de Neguri que
supuestamente se alió con el Grupo Hostil para conseguir que los
históricos fundadores del banco regresaran a sus órganos directivos—
fueron igualmente controlados por Villarejo a petición del máximo
responsable de seguridad del banco, el excomisario de la Policía
Nacional Julio Corrochano, encargado de materializar la contratación del
agente encubierto, como revelan varios contratos publicados ya por este diario. Los abogados Matías Cortés (entonces en Prisa y ahora en Sacyr) y Jaime Queipo de Llano (en la multinacional Eurofinsa) aparecen igualmente en los listados.
El espionaje ordenado por BBVA afectó incluso a gabinetes y medios de
comunicación que, a juicio del entorno de González, también estaban
involucrados en la estrategia para desalojarlo de la presidencia de la
entidad. Así, entre los teléfonos controlados se encuentran los de
varios directivos de la agencia GBA Información Económica y Financiera
SA, entre ellos, Ángel Boixadó y Fernando González Urbaneja,
ante la sospecha de que estuvieran al servicio de Del Rivero y Abelló
para conseguir amplificar el respaldo mediático a su operación.
Asimismo, BBVA habría tenido acceso a las llamadas que salieron y
entraron de la sede del diario digital 'Hispanidad',
que en aquel momento se posicionó claramente en contra del máximo
ejecutivo de la entidad. Se trata probablemente de un caso sin
precedentes en la historia de la democracia española. Es el primer
episodio conocido de espionaje a un medio de comunicación por parte de
una compañía privada.
Los controles de Villarejo fueron aún
más exhaustivos en días especialmente señalados. Así ocurrió por
ejemplo el 18 de enero de 2005, cuando Del Rivero y sus socios lanzaron
un nuevo ataque contra González con la presentación ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de una denuncia por presuntas irregularidades en la venta de su sociedad de bolsa, FG Valores, a Merrill Lynch en 1996.
Según consta en uno de los informes facilitados por Villarejo a BBVA, solo ese día se produjeron 212 llamadas
entre las personas que estaban siendo investigadas. Un segundo informe
se centra en las llamadas que se produjeron entre los mismos individuos
unos días más tarde, el 26 de enero de 2005, cuando se presentó otra
denuncia contra González ante Anticorrupción.
Esa jornada se detectaron 135 comunicaciones.
El presunto cabecilla de la operación Tándem comunicó al banco quiénes
llamaron, quiénes fueron los receptores, a qué hora se produjeron los
contactos y cuánto tiempo duraron.
Otros documentos en poder de El
Confidencial revelan que, con la información de las 15.000 llamadas y
casi 4.000 teléfonos espiados, Villarejo elaboró para el BBVA diferentes
mapas de relaciones que permitían concluir de
una forma sencilla qué individuos mantenían una vinculación más intensa
en plena maniobra para la toma del banco, quiénes se movían en su
entorno y en qué momentos se producía un repunte de su actividad.
Uno de los informes desvela el enorme despliegue de la operación que
financió González para poder conseguir este enorme volumen de datos.
Según dejó por escrito Villarejo, en la operación Trampa se utilizaron
hasta “ocho equipos de personal especializado,
actuando con arreglo a un diseño de operación, gestado sobre la base del
oportuno estudio de campo”.
Los equipos estaban compuestos por “operativos 'in situ'
según los estudios de campo y diseño de actuaciones”; “responsables de
infraestructura y medios técnicos”; “responsables de recepción y
mantenimiento de canales de información”; “equipos de vigilancia y
control directo (más contravigilancia en su caso)”; “equipo de
infiltración”; “colaboradores oriundos de los países donde se
investiga”; “asesores externos especializados en las distintas materias a
analizar”; “analistas y técnicos de tratamiento de la información
obtenida”, y “staff' directivo coordinador de los profesionales anteriores”.
La relación de medios técnicos
empleados resulta aún más abrumadora. Según la documentación de la
operación Trampa, se utilizaron en ella “ocho dispositivos para la captación” de información; “ocho dispositivos de comunicaciones”; “cuatro dispositivos de contramedidas”; “tres bases estáticas y una externa de apoyo de emergencia”; “12 coches y cinco motos para vigilancia/transporte”;
“tres vehículos base para comunicaciones”; “elementos varios de
transmisión dúplex”; “software' y 'hardware' para acceder a determinados
bancos de datos”; “infraestructura de análisis y muestreo de soportes
para detectar falsificaciones”; “procedimientos de contraste utilizados
en reproducción de documentos”; “equipos de audio para grabaciones
convencionales”; “equipos de captación de audio en ambientes hostiles”; “equipos ópticos varios fotografía/vídeo”, y “equipos ópticos captadores de imágenes en situaciones adversas”.
Este diario y 'Moncloa.com' se han
dirigido a la entidad para remitirle una larga lista de preguntas sobre
las investigaciones ordenadas a Villarejo por el banco para frenar la
entrada de Sacyr. Entre las cuestiones planteadas, se solicitaban
aclaraciones sobre quién autorizó esos encargos, cómo se tramitaron los
pagos, si estos fueron comunicados a los accionistas de la entidad y qué
ocurrió con la información recabada por el agente encubierto.
BBVA declinó responder a todas las preguntas. Tampoco emitió ningún comunicado este miércoles, tras la publicación de la primera información sobre la operación Trampa." (J. M. Olmo, El Confidencial, 10/01/19)
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