"Era una rueda de prensa sobre otra cosa muy distinta. El director del Museo Provincial de Pontevedra,
Carlos Valle, comparecía para hablar sobre la cesión, por cinco años,
de una valiosa colección de estampas originales de Castelao.
Pero una
periodista de un medio local le preguntó por un artículo de opinión
publicado en el diario en el que un ciudadano revelaba el robo de un
cuadro de la exposición permanente en 2015. El artículo de Ernesto
Vázquez-Rey, secretario de la Asociación de Amigos do Museo,
con fecha del pasado 18 de mayo, sacaba a la luz la misteriosa
desaparición de un paisaje del pintor Lino Villafínez (Marín,
1892-Santiago, 1970), un lienzo que formaba parte, sin gloria, de la
colección del llamado Sexto Edificio. Pese a los casi dos años
transcurridos desde el suceso, el museo nunca hizo pública la ausencia y fue ayer, tras la incómoda pregunta, cuando el responsable de la institución confirmó los hechos.
El robo tuvo lugar en agosto de 2015, y según el director del museo
"inmediatamente detectada esa desaparición" él mismo presentó denuncia
en la policía y se dio parte a la compañía de seguros que cubre el
contenido de los edificios.
Los investigadores rastrearon las
instalaciones y revisaron todas las grabaciones del circuito interno de vigilancia
sin obtener resultados. Supuestamente, el óleo se encontraba en un
"ángulo muerto" para la visión de las cámaras. Un hecho que quizás no
había pasado por alto el ladrón. En todo este tiempo, tampoco se ha
detectado la presencia del cuadro en ninguna subasta de arte, ni fuera
ni dentro de España.
Valle negó ayer por la mañana que existiese oscurantismo en el museo por mantener el robo
a la sombra de la luz pública. La desaparición "no se ha ocultado",
defendió, "se hizo exactamente lo que se tiene que hacer en estos
casos".
"No es una circunstancia como para enviar una nota de prensa",
insistió. Basándose en el mismo ejercicio de discreción, ayer la
Diputación tampoco emitió ninguna nota y excusó facilitar a la prensa
fotografías del cuadro, aunque su difusión pudiese contribuir al
hallazgo.
"Llegó el día", comenzaba su revelador artículo el secretario de Amigos do Museo.
"Vengo dispuesto a desvelar historias escondidas y a exponerlas a la
luz pública con el fin de darles alguna explicación: Hace
aproximadamente dos años desapareció un cuadro y nadie dijo nada".
"En 2015 un perfil anónimo en Facebook me facilitó una serie
de datos, y daba por efectiva la desaparición de la obra de
Villafínez", recuerda el articulista. "Me indicaba la falta de
grabaciones que arrojaran luz sobre el suceso". En el momento de la
desaparición, el museo ya había sido noticia en prensa por una serie de
turbulencias internas en las que los responsables técnicos aparecían
supuestamente relegados por los cargos y las decisiones políticas.
Según Ernesto Vázquez-Rey, el director, Carlos Valle, estaba “limitado” en sus funciones "por un director de gestión nombrado por la diputada provincial [del PP] que hoy dirige la Cidade da Cultura"
de Santiago. Ese cargo de responsable político reside siempre en un
miembro de la Diputación. Después de la época del robo, con el cambio en
Ayuntamientos y gobiernos provinciales, se hizo cargo como diputado de
Cultura Xosé Leal, representante del Bloque Nacionalista Galego.
"Lo cierto es que alguien, valiéndose de una colaboración
estratégica, sacó un paisaje del pintor Lino Martínez Villafínez de una
de las paredes del Sexto Edificio. Y esa obra, que es pública y que
tiene la protección de Bien de Interés Cultural nunca más apareció",
sigue afirmando en su escrito el secretario de la Asociación Amigos do
Museo.
Este miércoles Leal, el actual responsable político,
defendió que el museo es una institución "seria y rigurosa". Y rechazó
las acusaciones de oscurantismo y las teorías de "política ficción".
Intentar "manchar la imagen del Museo con esas afirmaciones desacredita
a esa gente", concluyó: "Me parece hasta sonrojante... aquí se siguen
los cauces que hay que seguir por ley".
El paisaje esfumado de Villafínez no tenía un enorme valor
económico. Era diferente a la mayoría de los cuadros de este artista
porque en su profusa obra lo que más abundan son, en los primeros años,
marinas, y en los últimos, monumentos y rincones emblemáticos del casco histórico de Santiago,
una ciudad donde se le ha dedicado una calle.
Con esos óleos y
carboncillos en formato pequeño el pintor bohemio que bebía mucho
trataba a duras penas de saldar sus deudas. Pero pintar en serie una y
otra vez el mismo rincón para los salones de los compostelanos acabó por
devaluar su obra. Lo que ganaba no le bastaba para salir adelante, y
necesitaba pedir ayuda y techo." (Silvia R. Pontevedra , El País, 29/06/17)
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