Pero vaya si se recuperó. En sólo unos años comenzó a amasar tal fortuna que no sabía qué hacer con ella. Pudo conservar el piso del Paseo de la Bonanova gracias a sus contactos políticos (o sea, no le ejecutaron la hipoteca impagada) y pronto se dedicó a vivir a lo grande con una intrincada red internacional de cobro de comisiones y una red nacional dedicada a cobrarse favores: se asoció con el exdiputado socialista Luis García, alias Luigi, y con su excompañero de gabinete en tiempos de Jordi Pujol, Macià Alavedra, hasta que todos fueron detenidos en una operación del juez Baltasar Garzón.
Macià Alavedra. (EFE)

Prenafeta es el paradigma de cerebro gris. Fue el Richelieu de la Generalitat y décadas después sigue siendo un puntal del nacionalismo. Del duro. Tras su detención con todas las de la ley, el mundo soberanista se movilizó para apoyarle a él y a Alavedra santificándolos como mártires del perverso Estado español. A los demás, algunos de ellos empresarios proconvergentes o directamente socialistas, que les zurciesen. Pero Prenafeta y Alavedra, para algunos, fueron unos mártires.

Los ciudadanos hubiesen tragado (y algunos lo han hecho) si no fuese por las pruebas apabullantes que se fueron encontrando más adelante. Alavedra tejió una alambicada red evasora de capitales a lo largo y ancho de medio mundo, atreviéndose a abrir cuentas simultáneas a nombre de su mujer y de su amiga del alma en Andorra.

Y Prenafeta hizo lo mismo, pero utilizando sólo a su esposa, Lluïsa Mas. Eso sí, escondió más del doble de dinero que Alavedra, porque sus comisiones eran más numerosas y más diversificadas.

El fiscal cifra en 14.984.865,58 euros el capital escondido por Prenafeta en el extranjero, “de los cuales 637.890,08 provenían de la actividad delictiva cometida por su labor de intermediación en las adjudicaciones públicas ejecutadas en las localidades de Sant Andreu de Llavaneres y Badalona; 4.639.266,98 euros, de pagos recibidos por las labores de intermediación prestadas a Siemens dentro del ámbito privado; y 8.611.830,03 euros procedían de pagos realizados en última instancia por la multinacional Alstom a través de la empresa domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas Marven Development Ltd por labores de asesoramiento en el ámbito privado, desconociéndose el origen del resto del dinero percibido”.

 Prenafeta se sirvió de “un complejo entramado societario y financiero constituido por sociedades domiciliadas en territorios offshore y por cuentas abiertas en entidades bancarias andorranas y suizas”. El dinero evadido lo empleó en adquirir productos financieros y en comprar obras de arte. En su casa barcelonesa, se incautaron cuadros por valor de 335.825 euros.

El antiguo escudero de Pujol centró su imperio exterior en la sociedad Madeira Management, dedicada a la constitución de estructuras fiduciarias en territorios offshore. Así, constituyó a su través la sociedad Buic Trading Marketing e Consultadoria Lda. en el año 1999.

 Como socios de esta figuraban también otras sociedades de las Islas Vírgenes Británicas y de las Islas Seychelles: se trataba de Trustees Internacional Ltf y de Island Internacional Investments Ltd. Al frente de Buic, Prenafeta puso a un fiduciario: Giorgio Locatelli, nada que ver con el prestigioso chef Michelin londinense. Uno tiene la cocina en la alta sociedad y los fogones del otro están en las alcantarillas de la economía.

A través de las cuentas puente de Buic en Andorra y Suiza, hizo llegar dinero negro a las otras cuentas que abrió a nombre propio o de su esposa. La compañía, por ejemplo, ingresó durante siete años casi 11 millones de euros en una cuenta de la Banca Privata Edmond de Rotschild de Lugano, operativa hasta el año 2004. Pero también tenía en otra en el Andbank de Andorra casi 200.000 euros o en el Banc Sabadell de Andorra, por donde pasaron más de 2,7 millones de euros sólo durante los años 2004 y 2005.

Prenafeta tenía también dos cuentas personales en Andbank de Andorra (su esposa tenía también autorización), una en Banc Sabadell de este país, conjunta con su esposa y una cuarta cuenta en esta última entidad a nombre de Lluïsa Mas en la que él figuraba también como autorizado y que estuvo operativa hasta 2008 con un saldo de más de 400.000 euros.

Oficialmente, Siemens le ingresó varios millones de euros en las cuentas de Buic de Suiza y Andorra en virtud de un contrato firmado el 7 de septiembre de 2001 para que le consiguiera “la adjudicación por Gas Natural SDG SA de la construcción de una central eléctrica en la localidad de Arrúbal, que finalmente Siemens obtuvo en el año 2002”. Según el fiscal, jamás pudo concretarse si esa adjudicación se logró gracias a la participación de Prenafeta, pero “Siemens avaló como satisfactoria su intervención”. Siemens pudo quedarse satisfecha.

Pero, en realidad, la compañía española construyó la central por unos 400 millones de euros y la vendió a la norteamericana Contourglobal en el 2001 por sólo 313 millones. O sea, con unas evidentes pérdidas. Eso sí, para redondear la operación, financió a la compradora, 258 millones de euros cobrándole un interés anual de mercado.


Con todo el movimiento de capitales de las cuentas personales de Andorra, Hacienda considera que Prenafeta defraudó al fisco un total de 5,1 millones de euros sólo durante los periodos de 2000 a 2003, lo que da una idea del inmenso negocio que había cocinado en la sombra.

 Y no reclama más porque, tras el estallido del caso Pretoria, Prenafeta y su esposa presentaron declaraciones complementarias del IRPF en enero del 2010 y pagaron más de 1,1 millones de euros que se habían “olvidado” incluir en sus ganancias de los ejercicios anteriores.

Lo cierto es que Lluïsa Mas siempre se definió como mestressa, o sea, como ama de casa monda y lironda. Pero ¿qué mestressa tiene cuenta en Andorra y, además, cuenta millonaria? Los Prenafeta eran buenos clientes de sus bancos. Tanto que les permitían quedarse en números rojos. No era extraño que en la cuenta de Banc Sabadell se quedasen en rojo por 30.000 o 40.000 euros.

 Porque desde la cuenta de la mestressa se había enviado dinero a Buic, dinero que acababa en una cuenta de Marven, en Suiza, en el banco PKB de Ginebra. A esta cuenta, precisamente, también enviaba dinero Macià Alavedra, que a su vez firmó un contrato con el fiduciario de Prenafeta para formalizar la constitución de la sociedad Celeri Consultadoria e Marketing en Madeira. Dios los cría y ellos se juntan."                (El Confidencial, 20/01/2015)