15.3.19

Escándalo en EE UU por los sobornos para acceder a universidades de élite

"El FBI ha elegido como nombre de su operación el título de una película cuya trama nada tiene que ver con lo sucedido en la realidad. En Varsity Blues (se tradujo como Juego de Campeones en España, 1999), un estudiante de Texas se deja la piel jugando en el equipo de fútbol americano de su instituto para lograr entrar en la prestigiosa Universidad de Brown. 

La redada que el FBI ha llevado este martes a cabo con más de 200 agentes en seis Estados diferentes nada tiene que ver con el sudor y las lágrimas con las que se forjan los grandes hombres hechos a sí mismos.

El escándalo es mayúsculo por las fibras que toca. Pero es que además envuelve al siempre jugoso Hollywood. Las dos fotografías que todo este martes circulaban por la web mientras sus nombres se convierten en tendencia en Google son las de las actrices Felicity Huffman (Mujeres desesperadas) y Lori Loughlin (Padres forzosos). Huffman estaba detenida y a la espera de comparecer ante un juez.




Calificada como el mayor escándalo de fraude en las admisiones universitarias que jamás haya sido procesado por el Departamento de Justicia, la conspiración mafiosa implica a más de cincuenta personas entre padres, empresarios y varios entrenadores universitarios que desde 2011 recibieron hasta 25 millones de dólares para que los hijos de ricos privilegiados (actores de Hollywood y otras celebridades) ingresaran en prestigiosas universidades de Estados Unidos como Georgetown, Yale o Stanford, entre otras. Brown no está en la lista del FBI.

Hubo quien en la noche del lunes se acostó en la comodidad de su vida acaudalada y el martes se despertó envuelto en la Operación Varsity Blues, en medio del mayor escándalo sufrido en el sistema de admisiones para la prestigiosa Ivy League y otras renombradas universidades de Estados Unidos, instituciones famosas por admitir solo a los mejores de entre los mejores.

Puede que en la mayoría de los casos los jóvenes beneficiados no sepan que su futuro fue favorecido por un sabroso soborno, como hizo notar el fiscal a cargo del caso, Andrew Lelling. Los que sí pagarán un precio son sus progenitores y quienes dentro del entramado educativo conspiraron para que los jóvenes lograran una plaza cuando no la merecían, siempre a costa de que un estudiante capacitado quedase fuera de juego. Lo que suceda ahora con aquellos que accedieron al sistema a través de la corrupción no está todavía claro.

Los cargos que este martes ha hecho públicos el FBI se conocen dos semanas antes de que las más afamadas universidades anuncien las admisiones para la promoción que se licenciará en 2023. Queda por saber si todos los nombres de las listas seguirán en ellas después de que el rodillo del Departamento de Justicia haya iniciado las imputaciones.

En una rueda de prensa en Boston de más de una hora de duración, el fiscal Lelling apuntó su dedo acusador hacia los progenitores. “Los padres son el principal motor de este fraude”, declaró el fiscal, quien recalcó que esos “padres privilegiados” usaron su riqueza para crear un proceso ilegal paralelo de admisiones que favoreciera a sus hijos. 

Dicho esto, el fiscal dejó claro que lo que no habría en ningún caso sería “un sistema de justicia diferente”. “Las auténticas víctimas de este caso son los estudiantes que se quedaron fuera del proceso para que entraran jóvenes mucho menos cualificados porque sus familias pagaron por su acceso”.

Según el relato de un acusado que ahora colabora con la fiscalía, el modus operandi se basaba en modificar las pruebas académicas de admisión de aquellos hijos cuyos padres habían pagado o crear perfiles falsos de adolescentes que eran atletas en el instituto cuando en realidad no tenían ninguna habilidad deportiva. 

En el caso de Felicity Huffman, la actriz habría abonado 15.000 dólares por el examen modificado de su hija mayor. Lori Loughlin y su esposo, el diseñador de moda Mossimo Giannulli, también acusado por la fiscalía, habrían acordado pagar medio millón de dólares para que sus hijas fueran incluidas en el equipo de remo de la Universidad del Sur de California. Ninguna de ellas era remadora. Ambas fueron aceptadas en esa universidad."                 (Yolanda Monge, 13/03/19)


"Fotos trucadas y notas cambiadas: así funcionaba ‘La llave’ para entrar en las universidades de élite de EE UU.

Lo llamaban ‘La llave’. Servía para abrir una puerta en las universidades de élite de Estados Unidos, una puerta que solo algunos privilegiados sabían que existía. Mientras la clase media del país se agolpa para entrar por la puerta de delante y algunos casos especiales entran por la de atrás, un hombre llamado William Rick Singer aseguraba haber descubierto una “puerta lateral”. A veces, consistía en un soborno. Otras, había que organizar un engaño que pasaba por trucar fotos y notas. Él tenía la llave y, por supuesto, cobraba por usarla.

Singer se declaró culpable el martes ante un juez federal de Boston de varios cargos relacionados con una conspiración para manipular el sistema de admisión de las universidades más codiciadas del país a través de fraudes y sobornos, cobrar por ello y además camuflar esos pagos como donaciones a la beneficencia. Así ingresó en total unos 25 millones de dólares desde 2011 hasta 2019 de decenas de padres.

Llevaba desde el pasado septiembre colaborando con el FBI. El martes, la policía federal lanzó una operación en todo el país con 50 órdenes de detención, entre ellas las de 33 padres. Los últimos en entregarse han sido la actriz Lori Laughlin (Padres forzosos), este miércoles por la mañana en Los Ángeles, y Douglas Hodge, ex CEO de la empresa de inversión Pimco. Ese era el nivel de los clientes.

La trama se basaba en dos empresas. Primero, The Edge (la ventaja, en español) College and Career Network, una asesoría para preparar la entrada en la universidad con sede en Newport Beach, uno de los pueblos de costa más privilegiados de California, al sur de Los Ángeles.

 La otra era The Key (la llave, en español) Worlwide Foundation, una organización sin ánimo de lucro a través de la cual se canalizaban los pagos como si fueran donaciones altruistas. Las universidades implicadas son Georgetown (Washington DC), Stanford (Palo Alto), Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Universidad de San Diego, Universidad del Sur de California (Los Ángeles), Universidad de Texas en Austin, Wake Forest (Carolina del Norte) y Yale (Connecticut).

Los servicios más básicos de Singer costaban entre 15.000 y 75.000 dólares, según la exposición de hechos de la fiscalía en la denuncia hecha pública ayer martes. Por ese dinero, podía manipular a través de sobornos los exámenes ACT y SAT, que las universidades utilizan para valorar el currículum general de los alumnos a la hora de admitirlos. En ocasiones, podía hacer que otra persona hiciera el examen en lugar del alumno. En otras, podía pagar directamente por alterar las respuestas.

 La actriz Felicity Huffman y su marido, el actor William H. Macy, utilizaron ese servicio, según la denuncia. Pagaron 15.000 dólares a la organización para que hiciera trampas en el examen SAT de su hija mayor. La organización de Singer podía corregir las respuestas después de entregar el examen. Huffman fue detenida el martes en Los Ángeles. Macy no está imputado.

Otra “puerta lateral” era conseguir que los alumnos entraran en los programas de deportes de las universidades, algunos de ellos sin capacitación alguna para ser atletas. Se trataba de tramas sofisticadas que costaban mucho dinero. En noviembre de 2017, Singer dio instrucciones a sus subordinados para que se inventaran un perfil de jugadora de fútbol para una chica. 

El objetivo era entrar en Yale. En un email a sus cómplices decía: “¿Podéis crear un perfil de jugadora de fútbol cuanto antes para esta chica? Va a ser una mediocampista en Yale, así que tiene que ser muy buena”.

El trabajo incluyó hacerse pasar por falsos entrenadores que la recomendaban, inventarse premios y reconocimientos, un equipo chino inventado en el que había jugado y por último, una lesión ficticia. 

“Necesitamos una foto de una jugadora de fútbol”, dice, “una chica asiática”. Todo el trabajo costó a los padres 1,2 millones de dólares. De ellos, 400.000 fueron el soborno para el entrenador de fútbol de Yale, que fichó a la chica para el equipo pese a que no tenía experiencia en fútbol de competición.

En la Universidad del Sur de California (USC), una institución privada de Los Ángeles, Singer y su equipo sobornaron con 350.000 dólares a la entrenadora del equipo femenino de fútbol y a su asistente, que admitieron a cuatro chicas en el equipo sabiendo que no tenían nivel de fútbol de competición. Al entrenador de waterpolo lo compraron con 250.000 dólares, además de pagarle los estudios de sus hijos con dinero camuflado como si fuera una beca. A cambio, admitió a dos estudiantes en el equipo para que entraran en USC.

A la directora adjunta de los programas de deportes de USC, Singer le mandaba pagos mensuales de 20.000 dólares. En el periodo investigado, la directiva de la universidad angelina fichó a “más de dos docenas de estudiantes” en los equipos universitarios sabiendo que sus currículums como deportistas estaban falsificados “y algunos ni siquiera practicaban los deportes para los que fueron fichados”, dice la denuncia.

La actriz Lori Loughlin y su marido, Mossimo Giannulli, por ejemplo, están acusados de pagar sobornos por valor de 500.000 dólares para meter a sus dos hijas en el equipo de remo de USC, de forma que se garantizaban la admisión en la universidad.

El FBI se detiene a detallar uno de esos casos. Singer les envió a las entrenadoras un currículum de una chic a ala que tenían que meter en el equipo de remo, aunque no tenía ninguna experiencia. Junto a una lista falsa de regatas en las que había participado, envió una foto de la chica en una máquina de remo de gimnasio. Las entrenadoras le respondieron que tenía que ser una foto en “una barca”. Singer buscó una foto por Internet con las instrucciones específicas de que “fuera difícil verle la cara”. El trabajo costó 250.000 dólares.

En la Universidad de Georgetown, el contacto de Singer era el entrenador de tenis. Entre 2012 y 2018, recibió sobornos por valor de 2,7 millones de dólares. A cambio, el entrenador fichó al menos a una docena de estudiantes para los equipos de tenis, y de esa forma les abría las puertas de Georgetown.

En la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), la trama se servía de los entrenadores del equipo de fútbol, a los que sobornaba para que aceptaran solicitudes con perfiles falsos. La denuncia detalla un caso en el que un padre pidió que le aseguraran que le devolverían los 250.000 dólares que iba a pagar si su hija finalmente no entraba en el equipo de fútbol. Finalmente, el pago se hizo en acciones de Facebook."                 (Pablo ximénez de Sanfoval, El País, 14/03/19)

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