"ICV-EUiA,
hace unos días, ha presentado sus Conclusiones tras el fin
–¿provisional?– de la Comisión de Investigación del Parlament, conocida
como del “caso Pujol”.
Son cincuenta páginas de una amplia y precisa
información, de un análisis minucioso sobre las causas y efectos del
fraude fiscal y la corrupción política durante los treinta y cinco años
de autogobierno de Catalunya y numerosas Recomendaciones para hacer
frente a la corrupción en Catalunya y, si media presión ciudadana y
voluntad política, superarla definitivamente.
Constituye un documento de
obligada lectura y que, desde luego, marca un antes y un después en el
estudio y conocimiento de ese fenómeno que, como dicen las Conclusiones:
“socava la democracia, porque distorsiona el proceso electoral y la
neutralidad de las instituciones públicas, con el resultado de un
elevado riesgo de inestabilidad política”.
El
punto de partida es la constatación de que durante aquel periodo
político “se van a establecer las bases para la construcción de unas
relaciones de connivencia entre determinados sectores del poder político
y económico”.
Y ante “la magnitud de los comportamientos corruptos en
nuestro país” –que son mencionados pormenorizadamente–, los Diputados
presentes en la Comisión deciden “analizar los hechos desde una
perspectiva estructural (que en otro momento califican de “sistémica”)
de la corrupción en Catalunya”.
Partiendo, como no podía ser de otra
manera, de las “implicaciones que comportaba la confesión de defraudador
de Jordi Pujol i Soley mientras fue Presidente de la Generalitat
durante veintitrés años, lo que daba verosimilitud a las constantes
sospechas de corrupción durante todos aquellos años”.
Y,
continúa, que “la estructura de relaciones que ha facilitado, tolerado y
mantenido estos comportamientos corruptos se construyó históricamente a
partir de determinados grupos políticos que crean lo que denominan
“pujolismo”.
A partir de aquí, se define “La construcción de un
entramado de negocios y de relaciones durante el proceso de construcción
del autogobierno que permite, facilita o impulsa el aprovechamiento de
la plataforma pública para favorecer intereses particulares, obteniendo
beneficios individuales, empresariales o de partido”. Situando los
fundamentos de este proceso en Banca Catalana. Que luego describe así en
relación al comportamiento de los hijos de Pujol:
“El
enriquecimiento de los hijos de la familia Pujol-Ferrusola a la sombra
del padre cuando era Presidente del país: Especialmente, en el caso de
los hijos Jordi, Josep, Pere y Oriol queda constancia de la descripción
desvergonzada de dicho enriquecimiento a través de numerosos indicios
como precios desorbitados, contratos públicos sin previo concurso a
empresas del entorno familiar y social, facturaciones sin justificación,
presunto tráfico de influencias….” Y así sucesivamente.
Para deducir,
con evidente fundamento, que dichos conductas –que resultan de “multitud
de casos que afectaron y afectan a los responsables de los dos partidos
que formaron los diferentes gobiernos de Jordi Pujol”– expresan “una
generalización de actuaciones que son éticamente reprobables” más, se
añade,”una preocupante percepción de impunidad”.
Esa
repulsiva realidad que tan bien resumió nuestra añorada Margarita
Rivière en su obra “Clave K”: “Julián sabía cosas, como las prácticas
continuadas de sobornos a diversas instituciones y personas, que nunca
podría documentar. Sabía de incontables trampas y trapacerías, y había
visto a los principales actores políticos dorar la píldora a jueces,
periodistas y teóricos defensores de lo público convertidos en adalides
de intereses privados, los suyos propios”.
La
repudiable realidad que se describe genera unas consecuencias lesivas
para los intereses y derechos de la ciudadanía. “El fraude fiscal en
Catalunya se sitúa entre un 22 y un 24 % del PIB, uno de los mas altos
de la Unión Europea”. “Pasar del 23% al 13 de fraude fiscal
representaría en Catalunya un ingreso adicional de 7.000 millones de
euros”.
Datos
de una especial trascendencia cuando, como sostienen las Conclusiones,
“la corrupción frena el desarrollo social y económico y aumenta la
pobreza a causa del desvío de las inversiones que debían destinarse a
esos objetivos”. La corrupción “debilita inevitablemente el sistema
educativo y de salud, privando a la población de los soportes
fundamentales de una vida digna”.
“Y
lo que es mas grave, la corrupción pervierte la aplicación de la ley y
somete a la arbitrariedad y el egoísmo decisiones de interés general
para los ciudadanos”.
Desde
estos principios, se relacionan una treintena de “casos”, la gran
mayoría sometidos a la jurisdicción penal- desde B. Catalana hasta el
caso Innova, más los cuatro procesos contra la familia Pujol- que, de
una forma u otra, expresan “una actitud tolerante, cuando no cómplice o
encubridora durante los años de los gobiernos de Jordi Pujol”, que,
según mi criterio, se ha mantenido bajo los gobiernos de Mas.
Los
ejemplos de Oriol Pujol, Xavier Crespo o Innova, entre otros, son
suficientemente significativos. Mientras, mantiene una constante
política de agresión a los derechos sociales y, por tanto, a los
ciudadanos mas débiles.
En
fin, este documento, brevemente expuesto, es una palpable demostración
de la validez y eficacia de la Comisión de Investigación que, así lo
esperamos, no quede reducida a cenizas por la actual mayoría
parlamentaria de Convergencia Democràtica, con o sin apoyos de sus
aliados." (Carlos Jiménez Villarejo, Federalistes d’Esquerres, en La Lamentable, 07/07/2015)
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