"¿Cuál es el resorte que permite el blanqueamiento de
capitales y la opacidad del sistema financiero? El secreto como piedra
filosofal. La falta de controles a la hora de identificar al cliente y
comprobar el origen de los fondos. El objetivo último del banco es
captar clientes con inmensas sumas de dinero y, el cebo, prometer
guardar su privacidad a toda costa.
“La banca se
aprovecha de los beneficios de una riqueza que no ayuda a crear”,
lamenta Falciani, un reproche que también aplica a los paraísos
fiscales, que se nutren de una actividad que llega huyendo de los
controles de sus países de origen. "No son bancos como los que están
junto a tu casa, son bancos diseñados para tratar con clientes de otros
países", recuerda.
Para ocultar a toda costa la
identidad real de los dueños del capital, se pivota sobre un entramado
de testaferros y sociedades pantalla en paraísos fiscales. Una sola
fortuna puede tener dinero o propiedades a nombre de hasta cientos de
empresas falsas regentadas por hombres de paja.
Estas empresas están
sitas en paraísos fiscales que también protegen la identidad de los
supuestos inversores internacionales. "Está todo preparado para trabajar
con el cliente, sin dar información sobre su identidad", aclara el
exempleado del banco.
El propio banco presume en su página web
de su forma de trabajar. Su telaraña es en realidad la clave de su
éxito. “Confianza”, “discreción”, “relaciones”, “conexiones
internacionales”, HSBC no esconde sus métodos. Se ampara en su
manipulación de la legalidad. "Si no controlamos la identidad de los
clientes de forma efectiva, estamos ofreciendo una herramienta muy
poderosa a gente muy mala", recuerda el francés.
Así,
“poderosos” en diferentes países del mundo se ayudan mutuamente a que
la pelota del dinero negro ruede entre varios países en múltiples
niveles. Dando cobertura a las necesidades de efectivo, por ejemplo, o
preservando la opacidad del sistema mediante el lobby político.
De
nuevo, el banco rentabiliza su sistema de relaciones sin rubor. "En
nuestras 80 oficinas en 36 países, disponemos de una red para dar
servicio al cliente", aseguran. " Sabemos cómo hacer tangibles nuestra red de conexiones internacionales para el cliente", ofertan.
La filial suiza de HSBC deja claro que sus clientes tienen que querer
"invertir o pedir prestado" al menos, tres millones de dólares.
"Buscamos nuevas oportunidades para gestionar y proteger la riqueza de
nuestros clientes", insisten desde el banco (el más grande del mundo,
cuya matriz se localiza en Londres). Ofrecen como atractivo añadido
expertos en invertir en oro, diamantes y joyas, los activos preferidos
para el blanqueamiento ya que no dejan apenas rastro.
Cuando una Justicia intenta desenredar la madeja se encuentra con un
juego de muñecas rusas, con sociedades pantalla que pertenecen a otras
sociedades inventadas en terceros países. Mientras se tira del hilo, en
procesos que pueden llevar años, los clientes vacían sus cuentas.
Este
éxito se puede apreciar no solo en investigaciones actuales como la de Bárcenas,
que según las comisiones rogatorias de Suiza llegó a tener hasta 38
millones de euros que se han volatilizado en su mayor parte, sino en
hechos ya juzgados como en el caso de Mario Conde.
El año pasado, casi diez años después de la condena en firme, la
Audiencia Nacional localizó hasta cinco propiedades del exbanquero
ocultas en sociedades pantalla en Luxemburgo.
"Todo va de relaciones entre gente muy poderosa. Es la estructura de la
corrupción", concluye Falciani para explicar el engranaje del sistema.
Para agilizar y desarrollar la estrategia de la red
fiscal, la trama se orquesta en un primer momento por los gestores de
cuentas que están dentro del banco que coordinan a los intermediarios
que tratan "físicamente" a los clientes en sus países de origen. Hay
incluso equipos responsables del “mercado” de cada país, en el caso
español el conocido como Iberia.
"La banca privada
establece relaciones estrechas con clientes a través del 'gestor de
cuentas', también hay intermediarios que pueden ser primarios,
secundarios... diferentes tipos de personas que trabajan unidas para
captar clientes para el banco", explica.
Hasta el
momento, en España solo se ha llegado a “tocar” directamente a uno de
los 200 gestores que manejan la mayor parte de los 500.000 millones de dólares en activos (algo así como la mitad de la economía española) que atesora esta filial de HSBC. Es Marc Pérez, el mentor de la red de Gao Ping, y primera incursión de Anticorrupción en el corazón de Ginebra.
Pero en EEUU la investigación sí llegó hasta el corazón del banco, un
espacio reservado, virgen a los ojos de la justicia, hasta que llegó la
lista Falciani. La banca suiza, no solo HSBC, también Credit Suisse y
Julius Baer entregaron listados de sus empleados. Todo con tal de evitar lo inevitable. Que la Justicia terminara multando a la entidad. Estas acciones han provocado una desbandada de gestores del banco.
Aunque estos empleados saben que trabajan con bombas de relojería,
hasta ahora eran intocables. Falciani ha logrado con su huida hacia
adelante romper ese tabú. Para contrarrestar este proceso, HSBC anunció
recientemente el fichaje del antiguo director del MI5,
el servicio de espionaje británico, para reforzar sus medidas de
seguridad. Contraespionaje para devolver la tranquilidad al corazón de
la opacidad.
Pero estos gestores pocas veces se
mueven de su seguro refugio suizo. Son otros, los intermediarios, los
que tienen que captar o ayudar a los clientes en sus respectivos países.
Estas personas, a su vez, no tienen por qué haber pisado Ginebra en su
vida. De hecho, no haberlo hecho es un cordón sanitario que garantiza
aún más el trabajo en la obscuridad.
Los llamados
“intermediarios” no están en nómina de ningún banco suizo, ya que pueden
ser financieros en otras firmas, abogados o personas conocidas por la
clase alta en la que confían para administrar sus negocios.
Los
intermediarios ponen a los potenciales evasores en contacto con el banco
pero también con otras personas “de negocios” con las que pueden
encontrar solución a problemas como la salida en efectivo de dinero al
extranjero o una operación simulada de compra-venta.
El más conocido entre los ricos españoles es Arturo Fasana, el ciudadano suizo que ha manejado los hilos de la Gürtel y también, según una exclusiva de Interviú, de algunas operaciones de los Albertos. Fasana ha gestionado las cuentas de Franciso Correa y de la familia Pujol, en este último caso según las declaraciones del financiero Javier de la Rosa.
Aunque Fasana es suizo y solo gestiona cuentas de HSBC, no parece
pertener a la plantilla del banco, lo que le identifica más como uno de
los llamados intermediarios "primarios".
Entre los detenidos, o imputados, en las investigaciones por corrupción están empleados del Sabadell, de la sociedad de valores del hermano de Botín, exempleados de Banesto, de Banco Zaragozano,
(actualmente Barclays) La complicidad de la banca local, o de algunos
de sus empleados al menos, es un pilar de la trama.
Casar salidas de
efectivo entre clientes que tienen altas sumas de dinero en metálico y
necesitan lavarlo y los otros que necesitan liquidez y repatriar parte
de su capital que tienen en los paraísos fiscales es uno de los hilos
vertebradores del sistema.
El intermediario de moda, que además ejerció al final un papel de testaferro, es Iván Yáñez,
el gestor de bolsa elegido por Bárcenas para manejar primero sus
inversiones y, después, aparecer como propietario de sociedades
pantalla. El resto del tiempo que no se hacía pasar por Bárcenas, Yáñez
trabajaba para la gestora de Jaime Botín, uno de los hijos de Emilio, trabajo del que fue despedido de forma fulminante al destaparse su nombre en la investigación.
Enrique Lasarte y José Ramón Blanco Balín
son nombres recurrentes en estos ovillos de corrupción. El primero, que
llegó a dirigir el Banco Vitoria, una sucursal de Banesto, sirvió de
intermediario en su día a Mario Conde que recurrió a su alta capacidad
de imaginación para crear ingeniería financiera, por lo que fue
condenado a cuatro años de cárcel. Lasarte se ha reconvertido gracias a
la mafia china de Gao Ping, que volvió a recurrir a él para organizar la
trama.
Según publicó Vozpópuli, los informes policiales recogen
diversas conversaciones telefónicas entre el financiero e integrantes de
la trama cuyo contenido hace suponer a los agentes que el financiero no
sólo utilizaba los servicios de la red, sino que había pasado a ser
también "intermediario de otros clientes".
Blanco
Balín también tiene antecedentes con añejo, ya que apareció en la otra
lista más famosa hasta la aparición de Falciani, la del DVD que se robó de un banco de Liechtenstein. Blanco Balín es un experto en fiscalidad, tanto que coincidió con José María Aznar en la carrera de Inspectores de Finanzas del Estado. Ha prestado sus servicios financieros a los omnipresentes Albertos, y en la actualidad es investigado por su papel en Gürtel.
Alberto Cortina, Alberto Alcocer y Alfonso Alcocer,
son nombres que aparecen de forma recurrente en todos los entramados,
enlazados a Fasana o Blanco.También es fácil toparse con el magnate Juan Abelló, cuya mujer Ana Gamazo esconde su fortuna en una complicada red de sociedades pantalla, según desveló El Confidencial
en colaboración con el consorcio internacional de periodistas de
investigación.
Además, según publicaron varios medios, el propio Abelló
fue investigado por Hacienda en un informe que frenó el mismísimo Aznar.
Pero su apellido vuelve a estar en el punto de mira al haber sido
imputado uno de sus sobrinos, Vicente Abelló, entre los intermediarios de la red Gao Ping. Y vuelta a empezar. Sin duda, una auténtica red." (eldiario.es, 13/06/2013)
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