En febrero de 2008, una operación dirigida por la fiscal Simona di Monte contra el clan Russo acabó con el secuestro de bienes por valor de 300 millones de euros: fueron incautados inmuebles, supermercados, coches de lujo, e incluso una empresa de avellanas, consideradas el oro de la región.
En agosto de ese mismo año, Nello Trocchia describió en la revista Narcomafie cómo era la vida en Nola: "Aquí todos pagan y están callados". "Incluso la mozzarella es negocio suyo", denunciaba el artículo. "Al silencio de las empresas y del mundo del trabajo responde el silencio de la prensa y del mundo político: la Comisión Antimafia no cita la nolana como zona de Camorra, y en sus informes evita valorar las relaciones entre políticos y clanes".
El feudo de la familia Russo era el pueblo de San Paolo Bel Sito, en el que viven 3.000 personas. El Ayuntamiento ha sido disuelto dos veces por infiltración camorrista. En 2007, el entonces primer ministro Romano Prodi inauguró en Nola un centro comercial sin licencia municipal. En ese "contexto de fábula", escribía Torcchia, "el clan aumentó su apoyo y metió más aún sus manos en la economía local". (El País, ed. Galicia, Internacional, 02/11/2009, p. 7)
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