"La obra de Pere Ríos La factura de la corrupción pública y privada (Editorial
RBA) se inicia con los siguientes datos. “El Banco Mundial cuantificó
en 2004 que el precio mundial de la corrupción superaba cada año el
billón de dólares”, el Fondo Monetario Internacional, en 2016 “calculó
que los sobornos pagados en el conjunto de las economías emergentes
sumaban entre un billón y medio y dos billones de dólares anuales” y la
Comisión Europea, en 2012, “estimó que el impacto de las malas prácticas
en las finanzas públicas de los 28 países de la Unión Europea alcanzaba
los 120.000 millones de euros anuales”.
Y la concluye reproduciendo la
valoración de un prestigioso profesor universitario: “Una de las causas
de la pervivencia de la corrupción es la ausencia de una moral pública y
cívica que permita incriminar a los corruptos, así como la falta de
responsabilidad y sensibilidad de la población ante este problema”.
Aquellos datos y esta perspectiva enmarcan el análisis tan fundado
como lúcido de la corrupción que ha hecho el conocido periodista Pere
Ríos, de obligada lectura para aproximarse a esa lacerante realidad.
La
obra parte de estudios que han marcado la historia y, en particular, la
economía, como La riqueza de las naciones, de Adam Smith, hasta
politólogos actuales, especialmente norteamericanos, como Michael
Johnston, y especialmente, Acemoglu y Robinson. Y, en el marco europeo,
la obra esencial de Mario Caciagli, Clientelismo,corrupción y criminalidad Organizada.
El centro del análisis es “el abuso de poder”, tanto de cargos
públicos como de personas relacionadas con ellos, como instrumento de
obtención de beneficios ilícitos en perjuicio del erario público y,
consecuentemente, de los ciudadanos. Descripción asumida por la
Convención de la ONU contra la corrupción de 2003.
Concepto, que, luego
se aplicará también a las empresas. La obra, que consta de cuatro
grandes apartados, expone con precisión y claridad la relación entre
economía y política, lo que lleva al autor, siguiendo las premisas de
los teóricos citados, a afirmar que la corrupción “lleva aparejado un
déficit de gobernabilidad y que sus prácticas obstaculizan el desarrollo
económico…”,lo que describe con detalle respecto a su incidencia en los
países en vías de desarrollo, en los que genera y profundiza la
pobreza.
Asimismo, examina ampliamente los decepcionantes resultados de las
formas de “percepción ciudadana” de la corrupción. Entre los muchos
datos que examina, presta atención al Barómetro de Transparencia
Internacional (TI) sobre los Estados del G20: un 59 % de los encuestados
“opinaron que su Gobierno no estaba actuando adecuadamente para
combatir la corrupción”.
Una expresión de la tolerancia, cuando no la
connivencia, de la clase política con cualquier forma de enriquecimiento
ilícito. Lo que confirma dos elementos definitorios de la situación que
“diversos estudios aseguran que la corrupción es un fenómeno
sólidamente arraigado que esconde bajo distintos subterfugios la
actividad económica global” (es “un fenómeno escondido bajo la
alfombra”) y ello favorece que, según el Banco Mundial, cada año se
pagan en el mundo un trillón de dólares en sobornos.
Todo ello conduce, según expone detenidamente el autor, a una
corrupción que, en palabras del profesor Soriano es “omnipresente,
persistente, abrumadora y oscurantista”. Conductas que revisten formas
muy diversas entre las que destaca las que se realizan a través de redes
criminales que, a juicio de eminentes economistas,se califican como
“corrupción crítica”.
El autor, no podía faltar, dedica un amplio apartado sobre la
insuficiente respuesta judicial ante tan graves delitos.Dada la
naturaleza y finalidad divulgativa de la obra no analiza las causas por
dichos delitos en nuestro país. Pero cuando hace constar “la
condescendencia de la judicatura con el poder” no es preciso
circunscribirse a nuestros tribunales.
Al inicio de la obra, ya hace
constar que ante la quiebra fraudulenta de Enron-con pérdidas de 67.000
millones de dólares- “el escándalo no alcanzó judicialmente a las altas
esferas de la administración”. Y, bajo el título de “Justicia corrupta”,
el autor describe con exactitud, los modos de influir y condicionar a
los jueces y, particularmente, los que operan por medio de
interferencias políticas más o menos directas o a través del sistema de
nombramientos de los jueces que ocupan un papel más relevante en los
tribunales.
Para concluir,es relevante la atención que presta a las ineludibles
exigencias que plantea TI: una justicia “firme” ante crímenes tan graves
necesita “independencia, transparencia, recursos adecuados y rendición
de cuentas”. Y, para que dichos delitos lleguen a conocimiento judicial,
es necesario facilitar y, añadiría, proteger a los denunciantes que,
lamentablemente, suelen ser los grandes olvidados de la Justicia.
Por último, en esta misma línea, llama la atención, con palabras del
citado Profesor Soriano: “la llave del cambio la tiene más el ciudadano
que sus políticos”. Porque, en definitiva, soportan el coste económico
de la corrupción.
En definitiva, una obra de suma actualidad, documentada y rigurosa. Creo que debe conocerse." (Carlos Jiménez Villarejo, La Lamentable, 01/02/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario