4.8.16

Así se gestó la traición del 'yonki del dinero' que (aún) hará temblar los cimientos del PP

"El 26 de mayo de 2015, ataviado con ropajes 'hippies', Marcos Benavent comparecía por primera vez en la Ciudad de la Justicia de Valencia para ofrecer un doble espectáculo: por un lado ante los medios de comunicación (“era un yonki del dinero”, “voy a hacer daño a mucha gente”, “va a salir mierda a punta pala”) y, por otro, con el chorro de revelaciones de sus confesiones en sede judicial y policial, que descabezaron el Partido Popular de la provincia de Valencia.

Ese fue el inicio oficial de una colaboración que había comenzado algunos meses antes, a partir de que la diputada de Esquerra Unida Rosa Pérez hubiese presentado en agosto de 2014 una denuncia con todos los contratos y documentación que pudo obtener por su labor de oposición a Alfonso Rus y con 10 horas de grabaciones comprometedores realizadas por Benavent.

 Una bomba de relojería en el zaguán de la Fiscalía Anticorrupción. La pieza sobre uno de los contratos de la empresa pública Imelsa con una sociedad en la que el suegro de Benavent tenía intereses (cuyo secreto acaba de levantar el juez instructor Víctor Gómez) revela que, durante el mes de junio de 2015, el 'yonki del dinero' se convirtió en un habitual de las “dependencias policiales” y la “sede judicial”. 

Sus confesiones, día sí, día también (solo entre el 1 y el 11 de junio la UCO elabora cuatro informes distintos sobre comparecencias de Benavent), permitieron a los investigadores ratificar muchas de sus sospechas. No en balde, los agentes y la Fiscalía Anticorrupción elaboraron una hoja de ruta para destapar la “actividad delictiva diversa” de la trama encabezada por Alfonso Rus, tomando “como hilo conductor la participación o relación con los hechos investigados del investigado Marcos Benavent”.

 Sobre las razones de ese ataque de civismo, conversión budista o arrepentimiento sobrevenido, mucho se ha especulado. Pero la pieza del sumario de la operación Taula que ahora se ha hecho pública, y a la que ha tenido acceso El Confidencial, confirma el enfrentamiento que Benavent mantuvo con su suegro, y cómo este iba a conducirle directamente a rendir cuentas ante la Justicia. 

Esto convenció al 'yonki del dinero' de que la mejor estrategia de control de daños pasaba indefectiblemente por convertirse en el gran chivato, en ejercer la delación como única forma posible de redención por los pecados cometidos o, en términos más prosaicos, reducción de penas. Los contratos y las diez horas de grabaciones de Marcos Benavent que llevó al fiscal hicieron estallar el caso. “Me convertí en una apestada porque no entré en el redil”, relata

 La clave está en las grabaciones que el suegro del delator, Mariano López, entregó a la diputada provincial Rosa Pérez cuando esta reclamó a la Diputación de Valencia el contrato con Servimun, la firma encargada de prestar el servicio de atención telefónica al contribuyente en la que el suegro tenía intereses.

 Los dos protagonistas de esta historia llevaban meses enfrentados por el matrimonio fallido de Benavent con Nina, la hija de López. La relación entre ambos se enconó tanto que el segundo sustrajo del ordenador del primero los archivos con las conversaciones comprometedoras, en las que Benavent también participa en los presuntos delitos. 

En paralelo, su yerno había comenzado a apretarle las tuercas presionando con el contrato de Servimun, hasta el punto de que Alfonso Rus recibió una carta, recogida en el sumario, en la que se reclamaba ayuda para que el entonces gerente de Imelsa cejara en su “acoso”. “No me gustaría verme obligado, ante la manifiesta mala fe, a cometer alguna tontería”, dice la misiva. 

Esta carta es la primera prueba documental que aparece en el sumario de la pieza de Servimun, toda una señal de su carácter detonante. Marcos Benavent estaba convencido, y así lo trasladó a los investigadores, de que su suegro había hecho esa "tontería" y había pactado con Rosa Pérez que no siguiese investigando el contrato de Servimun a cambio de entregarle las grabaciones (pacto que realmente no se consumó), y que esas cintas lo dejaban a los pies de los caballos. 

A la denuncia de la diputada provincial, siguió la apertura de diligencias de investigación penal de la Fiscalía Anticorrupción en colaboración con la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO). En diciembre de 2014, Benavent comunicó a Rus y al resto de sus hombres en una comida de Navidad que dejaba el cargo en Imelsa, aludiendo a “razones personales”.

 Todos se quedaron de piedra. Nadie entendía qué estaba pasando. El 'yonki del dinero' desapareció del mapa. Viajó a la India, Ecuador y Panamá. Cuando volvió a dejar verse de nuevo en mayo de 2015, había transmutado en arrepentido ‘hippy’ de barba blanca."                  (El Confidencial, 19/07/16)

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