"(...) el análisis de las causas de la corrupción. Lo habitual es atribuir
las conductas individuales corruptas a la avaricia y al deseo de
enriquecimiento personal. Es decir, ver la corrupción como el resultado
de conductas individuales desviadas que utilizan en beneficio propio el
poder que se tiene dentro de una organización, ya sea una empresa, un
banco, un partido político, un gobierno o una administración pública.
Pero los participantes en el encuentro de Sevilla fueron más allá.
Plantearon la corrupción como una quiebra de los sentimientos morales de
la sociedad o, al menos, de una parte de ella. La idea fue que la
amplitud que ha alcanzado la corrupción en nuestro país solo es posible
si opera en un entorno social en el que la exigencia ética se ha
debilitado.
¿Qué puede haber causado esta laxitud ética? Hay varios factores. La
etapa de euforia económica vino acompañada de un aumento espectacular
del gasto público y de actividades económicas proclives a la corrupción.
En este sentido, una parte de la corrupción es como la espuma de las
aguas turbulentas de la euforia económica. Por otro, apareció una
adulación acrítica de la riqueza fuesen cuales fueren sus fuentes. Y,
asociada a esa admiración por la riqueza, se extendió entre las élites
una ética nihilista consistente en creer que todo vale a la hora de
enriquecerse.
Esa ética nihilista se apoyó en dos falsas creencias económicas. Una
fue la idea de que el mercado lo permite todo, olvidando que el mercado
no puede funcionar sin una elevada exigencia ética y una buena
regulación.
Otra idea, muy extendida en el mundo de las escuelas de
negocios y de la consultoría, fue que el objetivo único de cualquier
empresa es generar valor al accionista, olvidando a los otros
interesados en la buena marcha de las empresas.
La corrupción de los sentimientos morales de las élites fue el caldo
de cultivo en el que se desarrolló la corrupción que ahora vemos en los
tribunales. Este clima moralmente laxo ofrece una respuesta a la
pregunta que planteé al inicio: muchas personas arriesgaron su posición y
su reputación porque creían que todo valía y que no hacían nada malo.
¿Cuál es la terapia adecuada para erradicar la corrupción? Para
saberlo es útil ver lo que ocurre con las enfermedades, ya sea la
obesidad excesiva, el cáncer de colon o cualquier otra. Cuando la
enfermedad ya se ha presentado hay que erradicarla, utilizando para ello
los medios del sistema sanitario.
Pero cuando se trata de prevenirla,
el mecanismo no es el sistema sanitario sino un buen sistema de salud
basado en la educación y en el fomento de las prácticas saludables. Lo
mismo ocurre con la corrupción. Cuando se trata de erradicar conductas
que ya se han producido hay que utilizar el sistema judicial y
penitenciario, que es el equivalente del sistema sanitario.
Pero cuando
se trata de prevenirla hay que disponer de un buen sistema de salud
moral, basado en la educación en valores en el seno de la familia y la
escuela, en una elevada exigencia ética de la sociedad civil y en la
existencia de un buen gobierno de las organizaciones. (...)
Solo erradicando la corrupción de los sentimientos morales se puede
erradicar la corrupción política y empresarial que hoy vemos en España. (...)" (El Periódico | Antón Costas, en Revista de prensa, 03/03/16)
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