"Hay muchas formas de robar. No sólo se roba cuando se
quita dinero de otras manos, sino también cuando se cobra un precio
abusivo, o cuando se paga un sueldo de miseria a unos por trabajos que
nadie quisiera hacer, mientras a otros se les paga sueldos escandalosos
por no hacer nada" (José López)
Y
efectivamente, de todas esas maneras, y de algunas más, ha robado el
famoso clan catalán Pujol-Ferrusola, al que podemos equiparar con la
mafia calabresa, la camorra napolitana, los cárteles colombianos o los
gángsters de chicago.
Porque pienso que para tener siete hijos, y que
todos sean unos sinvergüenzas, no tienen más remedio que serlo sus
padres también. Pues eso: estamos hablando quizá de uno de los mayores
corruptos de la Historia, que con mayor descaro ha expoliado, ha
saqueado las arcas públicas catalanas, para enriquecerse personalmente.
Todas las argucias, todos los engaños, toda la caradura y todas las
manipulaciones, han sido seguramente llevadas a cabo por los miembros de
este clan, para llegar a la situación que han llegado. Sin ir más
lejos, se conoce el procedimiento mediante el cual Josep Pujol
Ferrusola, segundo hijo varón de la pareja, pudo cursar un Máster de
Administración de Empresas en la Universidad de Nueva York, mediante una
beca de La Caixa, mecanismo otorgado para cursar estudios de postgrado
en el extranjero destinados a estudiantes con pocos recursos económicos.
El
caso Banca Catalana, a principios de los años 80, ya puso en candelero
las tretas económicas y el saqueo de una serie de entidades financieras
llevadas a cabo por Jordi Pujol, pero se movieron las influencias
suficientes como para que el caso se archivara. Lejos de reconocer su
culpa, Pujol se envolvió en la bandera de su país, asociando la
investigación del caso a un "ataque contra Cataluña".
Y desde entonces,
mediante la formación política que él mismo fundó, se parapetan en la
idea del supuesto "robo" que practica el resto del Estado Español hacia
una Cataluña "trabajadora y productiva", sin mencionar que el mayor robo
es el practicado por ellos mismos, y que esa Cataluña a la que se
refieren está en verdad integrada por trabajadores de otras muchas
Comunidades del Estado Español.
Durante sus 23 años de gobierno en la
Generalitat, mediante el famoso mecanismo del 3% de comisión en todos
los servicios y contratos practicados por el gobierno autonómico, ya
denunciado por Pascual Maragall en el Parlament, se fueron enriqueciendo
ilícitamente, fueron robando al pueblo catalán, poco a poco, pero de
forma constante, mediante un incesante goteo de tráfico de influencias y
de comisiones ilegales.
Todo ello, además, llevado públicamente
con un descaro, una prepotencia y una chulería indescriptibles, como
cuando se atrevió a soltar en una entrevista: "¿La UDEF? ¿Qué coño es
esto de la UDEF?", o con un cinismo mayúsculo, mientras aseguraba
textualmente: "Yo tengo confianza en mis hijos", entre otras tantas
sandeces, atrevimientos y provocaciones.
Porque sus hijos, como hemos
dicho, no tenían arreglo. A raíz sobre todo de las denuncias de la ex
novia de Jordi Pujol Ferrusola, hemos conocido el escandaloso tren de
vida que llevaba el personaje, con evasiones fiscales a varios países,
con maletines llenos de billetes de 500 euros, y luciendo coches de lujo
adquiridos a precios irrisorios, entre otras muchas tropelías.
Por su
parte, el vástago que representaba la continuación política del jefe del
clan, Oriol Pujol, tuvo que renunciar a todos sus cargos, después de
que se destapara su complicidad en varios casos de corrupción, como el
de las ITV. Y aunque estos dos nombres son los más conocidos y los que
más eco mediático han sufrido, ningún otro miembro de la familia se
salva de haber llevado a cabo conductas ilícitas, tráfico de
influencias, contratos de favor con las Administraciones públicas
catalanas (como la propia madre, Marta Ferrusola) u operaciones
especulativas de todo tipo.
Y por fin, la cosa pretende ser
soslayada mediante un ridículo comunicado publicado al comienzo del
verano, donde el ex molt honorable confiesa una historia sobre una
herencia familiar (que ni su propia hermana conocía), llegando de esta
forma al patetismo más absoluto para intentar justificar lo
injustificable.
Lo mejor de todo es que, mientras en el susodicho
comunicado, Pujol manifiesta una actitud colaborativa con la justicia,
parece ser que poco tiempo le ha durado dicha actitud, porque en menos
de 15 días ha pasado a un contraataque judicial en varios frentes,
denunciando las comisiones rogatorias del juez y a la propia banca
andorrana, por vulneración del secreto bancario.
Todo un despropósito,
propio de un bodevil corrupto y asqueroso, de un culebrón vomitivo,
donde no se salva nadie de la familia. Como decimos, se trata de la
corrupción en estado puro, en estado natural de efervescencia, como
manifestación endémica de un sistema agotado, corrupto en sí mismo, y
liderado por los mismos personajes que ahora pretenden arreglarlo. Una
corrupción ejecutada con un sorprendente grado de impunidad, al saberse
valedores de una serie de privilegios que supuestamente les facultan
para ello. Simplemente despreciable.
El señor Pujol y toda su
ralea han demostrado ser los mayores timadores del reino, además de
forma tan rastrera para quedar encima como héroes, que "hacían país" por
la mañana, llenándose la boca con Cataluña y con su ética llevada a la
política (incluso a través de una fundación propia), mientras que por la
tarde se dedicaban a meter la mano y el pie en la caja del dinero
público.(...)" (Rafael Silva, Rebelión, 03/09/2014)
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