"El fallecimiento de cualquier ser humano es causa de dolor, sea quien
sea, y cuando ha muerto Emilio Botín lo primero es manifestar
sinceramente el pesar a su familia, hijos y allegados. Pero eso no puede
quitar, tratándose de una figura tan relevante como él, que surjan al
mismo tiempo otras reflexiones sobre su trayectoria como banquero.
Es
difícil olvidarse de que Botín refleja mejor que nadie en España el
poder de una casta que actúa por encima del bien y del mal y que decide
sobre los demás como si nada más que sus propios intereses fuese lo que
hay que tener en cuenta.
Hasta en cuestiones aparentemente
baladís, como las del protocolo, quiso imponer siempre Botín su impronta
y privilegios para saciar su sed de poder y, a la postre, de dinero. Lo
saben bien presidentes, ministros, rectores, magistrados, y hasta el
propio rey.
Su gabinete se encargaba manu militari de que el banquero
compareciese siempre por encima de los demás aunque fuese ensombreciendo
a quienes por rango y representación estaban muy por encima de él.
Aquella foto junto a la Virgen del Pilar imponiendo un manto con el logo
de su banco también lo dice todo.
¿Qué ocurriría si los españoles
de a pie supieran con pelos y señales de dónde ha salido su fortuna y
la de su banco, lo que Botín orquestó para acumular bancos, empresas,
inmobiliarias, y para comprar a personas y políticos a su servicio?
¿Cómo reaccionaría si se enterasen de lo que hizo para quedarse con
Banesto o cómo engañó a miles de personas con las cesiones de crédito?
Botín
ha sido el paradigma de banquero causante de daños y de una crisis
descomunal que sale de rositas de cualquier cosa que haga como muestra
de que el poder es él y lo que representa, por encima de cualquier otra
institución representativa.
Ha sido la muestra palpable de que el
sistema financiero actual y el capitalismo en general son cada vez más, o
quizá ya definitivamente, incompatibles con la democracia y con la
división de poderes.
Con el tiempo se supo que la entonces
secretaria de Justicia y más tarde todopoderosa vicepresidenta del
gobierno y hoy miembro del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de
la Vega, dio órdenes a la fiscalía para que no se actuara contra él y de
él dijo el Tribunal Supremo que "su actuación transgrede la ética y
repugna socialmente", lo que al fin y al cabo es lo peor que puede
decirse de uno.
Y, desde luego, sin que nadie haya sido capaz de
condenarlo por ese tipo de cosas que no tienen efectos simplemente
estéticos o morales, sino económicos y patrimoniales muy graves para
millones de seres humanos.
Ahora solo cabe esperar que Emilio
Botín descanse en paz pero aquí abajo deja una estela de mal hacer, de
impunidad y de crisis provocadas por la avaricia bancaria de los
banqueros como él que produce sufrimiento y daño a millones de personas." (Juan Torres López, Público, 10/09/2014)
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