"No solo el clima mueve a un número creciente de rusos ricos, de
fortunas más o menos legales, a instalarse entre Marbella y Málaga: las
autoridades están dispuestas a mirar a otra parte y el Estado se apresta
a abrir a los inversores generosos las puertas de la Unión Europea.
Según los datos del Ministerio del Interior de España, las compras
que los rusos efectuaron en 2007 representaron solo un 1,1% de las sumas
desembolsadas en España por los extranjeros. En unos años sus gastos
han aumentado deprisa, hasta llegar al 8%. Los clientes rusos gastan en
promedio en los bares y restaurantes españoles el doble que los de otras
nacionalidades.
Además, cada vez son más los que visitan España: el año pasado acogió
a más de un millón doscientos mil rusos, cuatro veces más que en 2007.
Se espera ahora un nuevo récord de visitantes de aquí a fin de año. Con
este contexto, no sorprende lo más mínimo que las autoridades locales
hayan decidido abrir próximamente una representación permanente en
Moscú, desde donde ya es posible coger vuelos diarios directos a Almería
y Málaga.
Por otra parte, muchos rusos no van a Málaga, la capital de la Costa
del Sol, como simples turistas, sino como residentes permanentes. El año
pasado, casi una casa de cada diez que se vendieron en la provincia de
Málaga ha pasado a manos rusas. Oficialmente, residen allí de modo
permanente unos cuatro mil, pero los medios locales hablan de un número
¡siete veces mayor!
Y no se quedan en cualquier sitio. Se instalan sobre todo en el
llamado "triángulo de oro", que tiene su centro en Marbella. La ciudad
conoce los mismos problemas que el resto del país, con sus escándalos de
corrupción y un paro muy elevado, pero no salta a la vista. No, desde
luego, en Puerto Banús, enclave de ricos.
"Un millón de euros", desvela sin dudárselo Andreï Vlasenko,
refiriéndose a la suma media desembolsada por sus clientes para comprar
una casa. Vlasenko dejó Moscú hace quince años y se instaló en España,
donde dirige desde 2007 con su socio ruso la agencia inmobiliaria Costa
Garant.
Solo en Moscú hay 250 agencias inmobiliarias dedicadas exclusivamente
a las transacciones en España. Gracias a su sesgo, los rusos han
logrado dominar el mercado inmobiliario de lujo en el "triángulo de
oro".
Las principales agencias de Puerto Banús tienen rótulos en
cirílico, que abundan más que las inscripciones en inglés o en español.
"Los españoles no quieren comprar una casa en una agencia rusa, y aunque
quisiesen no tendrían los medios para hacerlo", dice sonriendo
Vlasenki, que solo trata con clientes serios, incluso con los que pueden
permitirse una villa en La Zagaleta. (...)
Para comprar una propiedad ahí, no basta con ser rico: los residentes
tienen el derecho de vetar y rechazar la candidatura de un vecino
potencial que pudiese perturbar la tranquilidad del lugar. Entre los
candidatos rechazados destacan la cantante pop Shakira y el futbolista
David Beckham. El antiguo alcalde de Moscú, Yuri Lujkov, no ha tenido
que padecer un desaire así. Su propiedad alberga tres colmenas, un
pequeño frutal y un coto privado de caza.
Ciertos medios españoles conjeturan cuáles puedan ser las razones de
esta súbita fiebre compradora de los rusos; no solo se debería, creen, a
los 320 días de sol al año y a los mangos. Con la crisis que afecta de
lleno a España y que no está cerca de acabar, el Gobierno español busca
frenéticamente dinero fresco.
El año pasado anunció que quería conceder
el derecho de residencia a los extranjeros que invirtiesen al menos
medio millón de euros en el país. Según la prensa, eso facilitaría la
vida a numerosos hombres de negocios rusos activos en el mercado de la
Unión Europea. La ley entrará en vigor en otoño.
El enero pasado, Zachar Kalashov se convirtió en uno de los nuevos jefes
de la mafia rusa. Encarcelado desde 2006 en una prisión española, su
"ascenso" se produjo tras el asesinato en Moscú a principios de 2013 de
su suegro, Aslan Usoyan, más conocido como "Ded Hassan", el "abuelo
Hassan", uno de los mafiosos más poderosos de la que fuera Unión
Soviética y patrono informal del Club 11, consejo que reúne a los jefes
de los grupos criminales rusos.
Antes de su arresto, Kalash ejercía en una espléndida villa de
Marbella, denominada por los investigadores "el pequeño San
Petersburgo". Se le condenó a nueve años de prisión y a una multa de 20
millones de euros por blanqueo de dinero. Es la manera que la mafia rusa
tiene de actuar en España: sin mancharse las manos con crímenes
bárbaros, los criminales se inclinan sobre todo por las operaciones
financieras ilegales y la corrupción.
Tener entre rejas al sucesor de "Ded Hassan" es hasta ahora el único
éxito de la justicia española en la lucha contra el crimen organizado
procedente de la Europa del Este. Los tribunales locales demuestran una
impotencia casi total: los tres procesos emblemáticos contra gángsters
celebrados en estos últimos años se han saldado todos sin condenas, ni
para los criminales extranjeros ni para sus cómplices locales.
Entre
estos, uno de los pocos en pasar por la prisión, poco antes de morir en
2004, fue el antiguo alcalde de Marbella Jesús Gil, figura simbólica por
las relaciones de los rusos con el "triángulo de oro".
Gil se vio obligado a dimitir en 2002 tras ser condenado por desvío
de fondos, en parte en favor de sus numerosos conocidos de la Europa
oriental, muchos de ellos ligados a la mafia." (Maciej Okraszewski, Presseurop, 2 septiembre 2013,Polityka
Varsovia)
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