"La corrupción no proviene de desajustes ni distorsiones de la
economía de mercado capitalista, sino que es el resultado natural de su
funcionamiento. Incluso, se puede pensar que la corrupción se encuentra
en la raíz, en los fundamentos de la economía de mercado.
Expresado en
términos teóricos podemos decir que por un lado, una parte importante
(tal vez la totalidad) de la acumulación primitiva, tanto desde la
perspectiva temporal como desde la estructural, se realiza mediante la
corrupción.
Por otra parte, la corrupción cumple la función de
redistribución de las ganancias entre los agentes del capital, ya que la
distribución primera está lejos de ser aceptada indiscutiblemente por
todos.
Es decir, la corrupción pone de manifiesto la lucha intraclase para
apropiarse de las ganancias derivadas de la explotación de la fuerza de
trabajo. Cuando los representantes del capital no llegan al consenso
(casi nunca llegan) esta lucha deriva hacia acuerdos parciales para
establecer formalmente unas reglas de juego (cierta legislación
mercantil, nuevas instituciones).
En este proceso de la formalización de
las reglas de juego no está ausente la necesidad de legitimar el
sistema ante la resistencia de la mayoría de la población,
estableciendo, por ejemplo, sistemas de fiscalidad o redistribución
formal en beneficio de sectores más amplios de población.
En este
contexto, es posible que algunos agentes del capital aprovechen
debilidades y vacíos legales o administrativos para apropiarse de partes
de ganancia. ¿Son corruptos? Desde el punto de vista de los que han
forjado aquellas instituciones o regulaciones, para ser calificados como
corruptos deberán ser imputados y sometidos a procesos de resultado
incierto.
Resumiendo, los actuales casos de corrupción conducen a dos conclusiones:
Primera: el término corrupción y la calificación negativa de sus
contenidos son conceptos muy relativos porque dependen de unas normas,
leyes e instituciones establecidas en una sociedad dividida. Desde esta
perspectiva podríamos hablar de corrupciones “legales” o “legalizadas”.
Un esfuerzo para aproximar las líneas rojas de la corrupción a un nuevo
sistema de valores sería transformador.
Segunda: La última causa del deterioro económico y social no se
encuentra precisamente en los corruptos (que también contribuyen) sino
en un sistema que en sí mismo genera incentivos para la corrupción y que
se alimenta de ella.
Después de todo, los regalos, el dinero y demás activos financieros o
reales, utilizados para corromper, proceden de la apropiación o despojo
del excedente, es decir, de la explotación de la fuerza de trabajo por
parte del capital." (Benjamí Bastida, artículo publicado en La Directa, La Marea, 05/06/2013)
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