"Empresarios y grandes fortunas recurrían a una red de correos
dedicados a la evasión y blanqueo de capitales para sacar dinero en
efectivo de nuestro país con destino a paraísos fiscales, o para reintegrarlo a nuestro país sin conocimiento de la Agencia Tributaria.
Los ‘correos belgas’, como los define la Policía en el sumario del caso Emperador contra la mafia china de Gao Ping, formaban parte de una organización internacional dirigida desde Suiza por el belga François Leiser.
Los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO)
que han investigado esta trama llegaron a la conclusión de que se
encontraban “ante una auténtica organización criminal, cuyo número de
integrantes es prácticamente imposible de determinar, y que se encuentra
perfectamente jerarquizada, con un estricto reparto de funciones
altamente cualificadas y cuyo objetivo final es el enriquecimiento a
través de las actividades delictivas que acometen”, según uno de los
informes remitidos al magistrado Fernando Andreu, instructor de la causa.
En
lo alto de la pirámide se encontraba el citado François Leiser, que
tenía como gestor de la cartera de clientes y encargado de llevar la
contabilidad a una persona apodada ‘Annie’. Los gestores financieros
eran Marc Pérez y otro individuo no identificado, Juliane, que se
encargaban de las operaciones bancarias, y como representante en España
estaba Malka Maman, que mantenía las citas con los clientes y
los ‘correos belgas’, que nunca conocían los detalles de los
desplazamientos de sus compañeros.
El movimiento del dinero se
hacía a demanda del cliente. En unas ocasiones encargaban a la red que
sacaran el dinero hacia algún paraíso fiscal, y en otras pedían que les
reintegraran importantes cantidades ocultas en aquellos.
El dinero
viajaba oculto en los propios vehículos de los correos, algunos de los
cuales eran preparados en un taller mecánico de las afueras de Pamplona
que los investigadores no han conseguido descubrir. El efectivo se
entregaba directamente a los clientes o a Malka, que se encargaba de
ello.
Las conversaciones telefónicas intervenidas a Malka y
alguno de los correos, de los que sólo se conocen los nombres, reales o
ficticios (Micky, Jackie, Popole, Vicent y Joe, el que más viajes
realizaba a nuestro país) permitieron a la Policía concluir que el envío más frecuente era de cuatrocientos mil euros
, por lo general en billetes no inferiores a los 100 euros.
En uno de
los viajes de Joe a Madrid, este se pone en contacto con Malka a través
de un SMS en el que avanza la cantidad que va a transportar: “200 yellow (amarillo, billetes de doscientos euros) y 160 green (verde, billetes de cien euros)”.
Acto seguido, Malka telefonea al correo (en este caso son las 11:03 horas del 27 de julio de 2012).
Malka: ¿Sólo eso, no hay nada de púrpura (billetes de quinientos euros)?
Joe: No hay nada de púrpura.
Malka: ¿Estás de camino?
Joe: Estoy de camino.
A las 20 horas, Malka vuelve a telefonear a Joe.
Malka: ¿Dónde estás?
Joe: A 600 kilómetros de Madrid, creo que llegaré sobre la una y media o las dos de la madrugada.
François
Leiser, el jefe de la organización, obligaba a los correos a
telefonearlo para confirmar que habían realizado la entrega,
independientemente de la hora en que se produjera.
Los informes
policiales recogen que los ‘correos belgas’ eran “transportistas
altamente especializados en hacer llegar grandes cantidades de dinero a
distintos puntos de Europa”." (Cinco Días, 02/01/2013)
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