4.6.09

El esperpento y las corruptelas ponen en la picota el proyecto de museo dedicado al modisto Balenciaga

"El proyecto fue lanzado en 1999 bajo la forma de una fundación privada, con el patronazgo de honor de los Reyes, la presidencia de Hubert de Givenchy -discípulo de Balenciaga-, la presencia entre sus patronos de personas como la reina Fabiola de Bélgica, Paco Rabanne, Ungaro u Óscar de la Renta y el aval de Esperanza Aguirre, entonces ministra de Cultura.

Tras 10 años, y cuando se han gastado casi 20 millones de euros -el presupuesto inicial era de 4,8 millones-, según ha descubierto la comisión de investigación, aparecen factores presuntamente delictivos y otros de incontestable responsabilidad política. Estos últimos cuestionan un modelo de gestión profusamente usado por la administración vasca, el de las llamadas empresas participadas, en las que ninguna administración pública tiene más del 50%, lo que las deja fuera de los presupuestos y les exime de control externo -parlamentario o del Tribunal de Cuen-tas-, además de permitirles libertad plena para nombrar a sus gestores, contratar las plantillas y fijar las remuneraciones. (...)

La Fundación Balenciaga se constituyó con el compromiso del Gobierno de aportar cuatro millones de euros. Y así lo hizo, en cuatro entregas, entre los años 2000 y 2003, pese a que, al menos desde 2002, el representante del Ministerio en la entidad, Manuel Fontán, hizo explícitas sus reservas sobre los contratos firmados por Camio. Con ese dinero fue andando el proyecto: se aumentó la colección y se rehabilitó el palacete Berroeta Aldamar -algo más de mil metros de superficie- de la madre de la reina Fabiola de Bélgica, que descubrió las posibilidades del joven Balenciaga durante sus veraneos en Getaria.

Entretanto, Camio, desde la vicepresidencia ejecutiva de la fundación, contrató el proyecto de museo al arquitecto cubano Julián Argilagos, amigo suyo y sin titulación homologada en España. Se presupuestó en 6 millones de euros y lo elevó a 15 en 2005, cuando el Ministerio había pasado a manos de la socialista Carmen Calvo, que había suspendido desde el año anterior las subvenciones. El Gobierno vasco había acudido al rescate de un proyecto que zozobraba, junto a la Diputación de Guipúzcoa, a cuyo frente estaba el mismo González de Txabarri que en 1999 era diputado en el Congreso. Constituyeron la sociedad Berroeta Aldamar, con la presencia testimonial del Ayuntamiento de Getaria, también patrono de la fundación. Inexplicablemente, nombraron como gerente de la misma al propio Camio. También para entonces, el Ministerio hizo un informe en el que desautorizaba el proyecto como inservible para una institución museística. Camio ocultó ambos documentos a la fundación y a la sociedad Berroeta Aldamar, según ha concluido ahora la comisión investigadora, y firmó, además, un tercer contrato a Argilagos eximiendo a éste de sus compromisos; salvo el de supervisión, aunque le autorizaba a realizarla desde Estados Unidos, sin por ello reducir sus honorarios. Ha cobrado 1,3 millones de euros y vive en Florida." (El País, Domingo, 21/12/2008, p. 10)

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