Hasta hace poco se acercaban al lugar camionetas para llevarse currantes a la recogida de la aceituna. Ahora ni eso. Muchos de los presentes han tenido que ir a declarar estos días por el fraude o lo harán pronto. Reconocen que les llamó el dinero fácil. Sólo había que pagarle a un tipo con maletín, estampar una firma en un contrato laboral y esperar un tiempo hasta empezar a cobrar el desempleo. El hombre del maletín es uno de los suyos. Nadie pronuncia su nombre. "No hay cárceles para meternos a todos", dice uno, socarrón. "Éste era un dinero limpio, sin maldades ni asesinatos. Cobramos un dinerillo para salir de la miseria", añade otro. Un tercero, en paro y con cinco hijos, pregunta: "¿Qué quiere el juez que hagamos, que le robemos a él?".
En realidad, lo que quiere el juez encargado de la instrucción, José Luis Ruiz, es desentrañar un fraude que hasta el momento asciende a más de siete millones de euros. "No recuerdo una trama igual, tan grande", dice Ruiz sobre el caso, en el que a 1.700 personas se les imputan delitos de estafa y falsedad documental. El juez investiga desde diciembre las 14 empresas vinculadas al presunto cabecilla, Carlos Ignacio Artero, en prisión preventiva, y a uno de sus socios.
Los investigadores descubrieron que estas empresas iban acumulando deudas por impago a la Seguridad Social hasta que acababan dándose de baja. Sus falsos empleados cobraban mientras tanto el paro. La trama está repleta de testaferros con antecedentes penales, sociedades fantasma y domicilios falsos. "Ha sido una sangría de dinero. Tiene que haber más casos", dice el juez." (El País, ed. Galicia, Sociedad, 08/03/2009, p. 36)
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